A mis hermanas les gusta mucho caminar todos los días. Una tarde que nos juntamos en la casa donde nos criaron nuestros padres. Mercedes dijo que lo mismo ella que Marce les gustaría visitar los valles y praderas donde cuidábamos los ganados de nuestros padres cuando éramos niños.
Se trata de un largo y bonito valle que empieza junto al Pozo Cerezal y que sube hasta las montañas de la Sereal y la Peña el Cuervo a una altura de 990 m.
Yo, que también tenía ganas de hacer ese recorrido les dije: si os encontráis con ganas de caminar emprenderemos la marcha. En toda esta tarde lo podemos recorrer.
Les pareció muy bien y empezamos la caminata. Marce, Mercedes y su nieta Silvia, mi esposa y yo Monte arriba caminamos hasta La Raposa, un parage muy vistoso donde parten varios caminos de monte de aquella zona, que tanto recorrimos siendo niños.
El primero que visitamos fue el prado que llamábamos “la Vega”. Después de contemplarlo y de dar un paseo, busqué una fuente subterránea que había en el fondo de una cueva, donde había que bajar a coger el agua para beber, a una profundidad de metro y medio con una longitud de solo cuatro metros bajo la tierra.
Lo que no se es el origen de aquella pequeña cueva tan superficial y en lugar donde no hay ningún mineral apropiado. Tan antigua debe ser que nadie supo decir de donde procede aquella cueva, ya que por aquella zona no hubo minas. Creo que su origen es desconocido y muy antiguo.
Aquella sabrosa y fresca agua discurría por el fondo de la pequeña cueva para perderse otra vez en la misma tierra, sin salir a la superficie. Es posible que sea una obra de la misma naturaleza que todos consideramos en aquellos tiempos importante.
Con gran sorpresa nos encontramos que ya no estaba. Yo que conozco bien el lugar donde estaba, mientras que descansaban, busqué para poder dar con el lugar. Aunque la habían tapado, aun se veía bien donde estaba anterior mente. La taparon y recogieron el agua para llevarla a la finca colindante a un abrevadero para el ganado.
Lo que no comprendo es porque la taparon. Se puede recoger el agua perfecta mente y llevarla al abrevadero, pero sin tapar aquella obra maravillosa. Permanece en mi mente toda su imagen y sobretodo el agua tan buena de una fuente natural de las montañas que mucha sed nos quito.
Después de esta visita seguimos a otros lugartes que también recordamos con nostalgia. Al prado llamado “La Invernid de la Vega”. Aunque este prado es muy pendiente, en la parte de abajo hay otro que es llano y que en la parte del lindero con el nuestro hay una parte más honda que aprovechábamos cuando éramos niños, mi hermano Constante y yo, para hacer una gran charca en forma de piscina que alimentábamos con el agua del reguero que pasa a unos 400 metros de distancia. Para traer el agua hicimos una presa desde el reguero. Mientras que cuidamos el ganado trabajamos en la construcción de la presa varios días. Aunque eramos niños estábamos bien aconstumbrtados a trabajar aunque estuviera lloviendo.
En aquella charca nos bañábamos aunque algunos días estuvieran frescos. La constumbre de bañarnos en agua fría era de siempre.
En aquellos tiempos no había bañeras ni W. Ni carreteras ni teléfono, solo caminos con mucho barro y malos de caminar. Nos bañábamos en un barcal con el agua del tiempo y fuera de casa en la antojana de esta para no mojar la casa. Como no cabíamos en el barcal, otra persona nos echaba el agua con un jarrón.
Desde aquel prado que esta a una altura de unos 700 metros, contemplamos el todo y valle y sus montañas, mientras que les indicaba la forma con la que conseguimos traer el agua.
Hace 60 años que no estuve en esa zona. Desde que perdí las manos ya no volví.
Esperamos seguir contemplando todo aquel valle y sus praderas desde las lejanías de las montañas de nuestro pueblo. Que así sea, por lo menos conseguimos ver lo que tanto recorrimos siendo niños, cuidando del ganado y en la recolección de la hierba.
Durante todo el mes de marzo hubo unos días de sol muy buenos, los que aprovechamos para recorrer diversas montañas de la zona y para descansar un poco del trabajo.
Cada valle y sus montañas tienen su propia historia. Caseríos y mayadas donde la gente pasaba la mayor parte del tiempo, cuidando el ganado y atendiendo los pastos tan importantes que había, ya que formaban parte de la economía, por la cantidad de buen ganado que había.
Recordamos muy bien hasta el nombre de los caseríos y a sus dueños que yo no están.
Los que nos criamos en la aldea no olvidamos nuestras costumbres de visitar los hermosos valles de nuestras montañas ni la forma de comer con las cosas del campo y de nuestra propia producción, entre otras cosas. Patatas, cebollas, ajos, verduras, maíz para la boroña, frutas, el terneru para el congelador y el gochu para los buenos chorizos y morcillas, además del buen jamón curado con los chorizos.
El domingo de Ramos, 24 de Marzo de 2002, después de atender las ovejas, las gallinas y los mastines pensé que lo mejor sería descansar un poco en lugar de seguir trabajando. Subí a casa y le dije a mi esposa. Te parece bien si vamos hasta Cangas de Onís al mercado a pasar el día por allá.
Me parece muy bien así no trabajas tanto. Sin más nos preparamos y salimos para Cangas. La primera visita que hicimos fue al mercado de ganados para ver los cabritos y los cerdos, donde algunas veces compramos algún cabrito para el congelador. A parte de que ya era el tiempo de comprar el cerdo para cebarlo hasta el invierno para hacer el samartín.
Allí nos encontramos con el hijo de un viejo conocido granjero que aun sigue con su ganadería.
Este señor vendía cerdos pero no nos conocíamos.
-Cuanto valen esos dos cerdos que están sin marcar.
Solo queda uno los otros ya están vendidos. El único que queda vale 17.000 pesetas.
-El cerdo es bastante curioso pero me parece un poco caro. Yo también soy profesional y conozco el tema. ¿No me conoces?
-No.
-¿Llevas poco tiempo de granjero?
-Sí, el granjero era mi padre.
-Tu padre seguro que me conoce. Yo les di charlas a todos los granjeros asturianos en el edificio de la antigua casa sindical de Oviedo. Yo mismo fundé nuestra asociación, por eso me ha de conocer. Salúdale de mi parte.
-Así lo haré y en su nombre.
-Gracias.
Al marchar me dijo:
-Si le parece puede saludarle usted mismo. Puede pasar por la tarde para llevarse los dos cerdos y podrá saludar a mi padre personalmente. Allí los hay grande y más pequeños pude escoger los que le gusten y se los pondré a buen precio.
-¿Qué hora te parece la mejor?
-A las seis es buena hora, como madrugo duermo un poco la siesta.
-Me parece muy bien.
-Allá estaremos a esa hora y te llamo.
Me dejó su teléfono. Al regreso paré el coche frente a la antigua plaza de ganados de Siero y le llamé. Al momento llegaron él y su mujer. Nos saludamos y ya en la ganadería nos espera su padre. Después de charlar un poco de aquellos tiempos, me dijo:
-Aquí tienes tres hermosos cerdos. Llévatelos a dieciséis billetes.
-Sí que me valen, son de categoría, pero casi mejor que los dejes a 15 billetes, así lo dejamos en las 45.000 pesetas.
-Pues que así sea, mete para dentro el coche con su remolque y te los cargamos.
Acerqué el coche con el remolque, los cargaron, se los pagué y volvimos a Sotrondio. Resultaron de lo mejor. Después de cebarlos varios meses, vendimos dos, con el otro y un terneru hicimos unos excelentes chorizos.
El jueves 31 de enero de 2002, Una mañana de sol y muy agradable, con un cielo azul. Aunque de momento estaba un poco fresco, invitaba a salir a la calle, lo mismo mi esposa que yo lo precisábamos, ya estábamos cansados de aguantar tanto tiempo cerrados en casa sufriendo la gripe. Decidimos ir al mercado a Laviana, pues aparte de dar un paseo y tomar el sol, también había que hacer algunas compras para la casa. Había poca gente por el mercado. El invierno fue crudo y con mucha gripe.
Nos encontramos con Aurelio González Argüelles, en cuanto nos vio me dijo:
-Arsenio, ¡no sabes la alegría que recibo al verte! Hace unos cuantos días me dieron un susto enorme, me dijeron que te habías muerto. Le dije que no podía ser cierto, ¿cómo ibas a morirte si hacía poco que me había encontrado contigo cuando aparcabas tu nuevo coche y precisamente una gran máquina? Además nunca habías estado enfermo y te había visto como siempre muy bien conservado.
El individuo me dijo: “bueno pues el coche ahí se quedó y él se fue”. Le dije que sería una confusión pero insistía diciendo que sí, que era ese al que le faltaban las manos y tenía una empresa de restauración de minas a cielo abierto y de otros trabajos más.
-Pero ¿cómo no me iba enterar yo para ir a su entierro? Yo no le creí, alguien me tendría que haber avisado, siempre nos tratamos mucho y era casi imposible que yo no me hubiera enterado. Solo calmé mi disgusto cuando desde lejos vi a tu cuñada Joaquina y la llamé para que me esperara, pues iba en otra dicción. Me acerqué y le dije: mucho sentía que perdonara pero que no me había enterado primero para ir a tu entierro. Ella me dijo.
¿Pero de qué me hablas si nadie se murió de mi familia?
Le pregunté si estabas bien y ella dijo que como un roble, que de dónde había salido tamaña barbaridad.
-Pues aquí estoy amigo Aurelio, sin novedad por el momento y como siempre, con ganas de seguir bregando. ¿No te parece que es algo temprano?
-Claro que sí, no sé cómo pudo ocurrir, seguro que lo soñó y pensó que sería verdad, hay gente que sueña mucho, unos tienen miedo a esos sueños y alguno hasta se lo cree, puede ser éste el caso.
-Yo, como tú bien has dicho nunca estuve enfermo. Acabo de pasar la gripe pero nada más.
Supongo que este hombre se llevaría un gran disgusto, lo mismo me pasaría a mí sí me dijeran algo parecido de una persona a la que conoces de casi toda la vida y sobre todo en nuestro caso, que por ser carnicero y yo ganadero, hicimos muchos tratos. Le servía terneros para su negocio y siempre las dos partes supimos comportarnos con seriedad y hacer las cosas como tienen que ser. Sin duda creo que se llevó un buen disgusto.
De esta forma y sin saber por qué salen muchas cosas a la calle sin tener ningún sentido. Se comentan falsas noticias que algunas veces hasta les ponen patas para que corran más.
Hace muy poco tiempo en un lugar, que no viene al caso, llegaron dos señores. Nos saludaron y después de charlar de diversas cosas, uno de ellos salió con la crítica de un edificio que yo conocía y que a punto estaba de terminarse. Uno de aquellos señores dijo que ese edificio tenía muy mala nota porque era muy caro, tenía una forma rara y no entraban los muebles dentro de él.
-¿Cómo no van a entrar los muebles? Conozco todo eso y les puedo asegurar que todas sus habitaciones son muy buenas y la distribución es normal. ¿De dónde sale esa falsa noticia? Desde luego no puedo creer lo que acabo de oír. Caro sí que es, pero bueno y apacible no hay otro en todo el territorio, tanto es que yo mismo me compre un piso en ese edificio y que conozco hasta su buena construcción.
Se trataba del edificio donde vivo. Así ocurren muchas cosas que no tienen ni pues ni cabeza. Ver para creer.
Después de pensarlo y estudiar profunda mente de cómo podría conducir. Diseñe los mecanismos necesarios para poder manejarme sin problemas. En el año 1972.
Tuve que hacer el mando para el volante, una cazoleta para el cambio de marchas. Además de instalar la intermitencia y unas llaves de servicio en la parte derecha, lu.gar apropiado para poder manejarlas. Una memoria descriptiva y un croquis con todo detalle, para presentarlo en la Jefatura provincial de Tráfico.
Han pasado 40 años desde aquella fecha. Para conseguirlo tuve que pasar por un tribunal médico de sanidad y más tarde por otro tribunal para el examen práctico, pero después de luchar, lo conseguí.
En aquel tiempo este tema fue considerado por la gente, como una locura. En cambio hoy, como un arte.
Así es la vida, por eso creo que cada persona debe hacer lo que su conciencia le dicte, dentro de la normalidad y sin lesionar los derechos de los demás.
Entiendo que les pareciera difícil porque nadie más que yo sabía de mis posibilidades. Pero aquellos comentarios sin conocimiento de causa, me hicieron sufrir muchísimo, hasta el punto de que adelgacé varios kilos. Aunque a mí no me decían nada, me lo contaban mis amigos y familiares.
Arsenio me decían, tienes a la gente alucinado por lo de sacar el carnet de conducir. Dicen que si te volviste loco. Después de luchar lo que luchaste. Que no entienden cómo puedes hacer esa locura.
No hay ninguna locura. Lo que hay es un desconocimiento total de mi caso. El tiempo es el mejor testigo y este les ara callar, les decía.
Lo que me molesto mucho fue el pensar que en carretera por bueno que seas nadie está libre de sufrir un percance, y éste siempre sería por mi culpa, aunque no la tuviera. Las moscas casi siempre van al más débil. Todo este suplicio lo salvé cuando pasaron meses y meses y ya la gente comenzó a decir:
– Es un buen conductor, ¿quién lo iba a decir?, es un artista, trabaja, conduce, hace de todo. Además es un trabajador de incansable. Así me lo contaban mis amigos que también sufrían cuando oían aquellos cometarios.
Solo confiaron en mí las personas que bien me conocían. Sabían que era hombre firme para todas las cosas, con dinamismo y sentido de la responsabilidad para saber lo que está bien o mal.
La diferencia de estas cosas, está en el conocer a una persona, como me conocía Bernardino Hevia, del taller de Barredos Laviana, donde me hacia el mantenimiento de mi coche.
Este gran hombre me decía: Arsenio, tienes a la gente asustada de lo bien que conduces y de cómo trabajas. Date cuenta de lo que son las cosas, si primero los asustaste por lo del carnet de conducir, hoy dicen que eres el mejor y es cierto. Porque tienes una capacidad para las cosas impresionante. Trabajas con tus aparatos de acero más que algunos con manos. Algunas veces oí decir a tus compañeros de trabajo que vienen a repara el coche, que eres el hombre de la fuerza de voluntad mas férrea que se conoce, y es cierto. Hasta Ferino el Fereteru mi vecino, me conto lo que vio en tu ganadería, obras impresionantes hechas por ti, lo que él no se creyó hasta que no te vio trabajar y que te dijo: Arsenio, los que tenemos manos, a tu lado no valimos nada, viendo lo que tú haces sin ellas. No hay ninguna duda saliste con una inteligencia especial. La prueba es que no se conoce caso como el tuyo.
Siguió diciendo Bernardino. Me conto Ferino, que fue expresa mente a verte trabajar y que estabas haciendo una zanja a pico y pala, soldando un portón, y hasta instalando una obra de fontanería para el montaje de tú ganadería.
La vista de Ferino, a verme trabajar fue para el algo que jamás olvido. Lo recordaría hasta que se murió. Eso me comentaros algunos de sus clientes. Ya que con mucha frecuencia el gran hombre lo comentaba en la tienda. Les decía: cuando tengáis un problema que no podáis resolver, ir a ver Arsenio a Villar, porque él lo resuelve todo. No se sabe cómo fue capaz de saber de toda clase de trabajos, ni donde lo aprendió, porque el siempre fue minero, les decía.
Bernardino Hevia me animaba porque conocía bien mi forma de ser. Siempre me dijo:
– Adelante amigo, que tu vences donde vayas. Eres bravo y valiente, tienes conocimiento de la responsabilidad y eso es buena cosa. Al quitarte las manos, Dios te dio inteligencia, porque tienes un arte para todo que dejas a la gente impresionada al ver con qué facilidad trabajas.
Cuando oyes hablar a una persona con ese corazón y ese buen criterio, porque él sí que es muy inteligente, te sientes más tranquilo, más seguro. Hay que ver que en la juventud falta experiencia, falta cultura, falta lo esencial del hombre para defenderse y no sufrir por cosas como las que yo sufrí. Esa es la diferencia porque hay gente que ni se entera de qué van las cosas. Por eso nunca me olvido de un proverbio que dice:
“Cambian las creencias y los afectos. Lo que ayer adorábamos hoy lo vemos convertido en ruinas”. O viceversa, claro.
A pesar de transcurrir 40 años de toda aquella odisea para mí, no me olvidé de los buenos consejos de Bernardino Hevia que me ayudaron a soportar mejor las críticas de los que desconocen las cosas. La ignorancia de las cosas, es la causa que prepara esos desaguisados que nada tienen de buenos porque en lugar de ayudar destruyen.
Le felicito por ser como es y por lo bien que se porto con migo, a demás de ser un gran profesional, serio y muy cumplidor. Fui su cliente largos años y nunca fallo, ni en el servicio ni en los precios y eso es digno de destacar.
Me alegro que siga trabajando como siempre y le saludo con afecto porque se lo merece.
Un cordial aludo
Arsenio Fernández.
Lo que es la vida, casi siempre nos falta algo. El que no tiene un problema tiene otro. Por eso la gente muchas veces se agobia demasiado, somos muy propensas al sufrimiento y eso hay que evitarlo en lo posible.
La resistencia y la capacidad humana se multiplican cuando atravesamos por un serio problema. La naturaleza es tan sabia que hasta nos aumenta la inteligencia y nos invita a luchar contra el mismo problema para salir del. Nadie sabe lo que es capaz de soportar hasta que nos llega el momento.
Si pudiéramos leer el porvenir que nos espera, algunas veces no lo soportaríamos. Pero como los serios problemas llegan cuando menos lo esperamos, lo aguantamos aunque suframos mucho.
Si antes de perder mis manos me dijeran lo que tuve que sufrir, no lo soportaría. Hay que pasar por un trauma de esa envergadura para saber lo que se sufre. Algunas veces recordando aquellos tiempos casi no me creo lo que tuve que luchar para aprender a trabajar.
Desde luego que la fortaleza de una persona es incalculable. Pero está probado que además de esta, es necesario el saber manejarla. Y la única forma para conseguirlo es asumir el problema y no dejar que el miedo te gane la batalla. El miedo y la pereza dejo fuera de combate a muchas personas. Te domina de tal forma que pierdes el norte y no sabes que camino vas a seguir. El miedo es terrorífico. Es muy importante hacer una profunda reflexión. No sirve correr pero tampoco quedarse tirado en un sofá a llorar las penas. Una persona tiene que luchar hasta el final del camino. Es tan necesario como el pan de cada día, si no fuera así todos tus proyectos se pierden en el abismo.
El problema está en saber buscarse la vida. Hay gente con capacidad asombrosa para reponerse y luchar contra las adversidades, y los hay que no quieren o no pueden desarrollar esa inteligencia tan necesaria para combatir el problema. Después de reflexionar con serenidad, siempre hay algo que te ayude, para que tu cerebro no permanezca siempre atormentado.
-Por ejemplo, el pensar en la familia. En aquellos momentos catastróficos, pensé en muchas cosas, pero una de ella fue. Que el tiempo me dirá lo que ha de ser, luchare hasta donde pueda llegar y si sucumbo al miedo y no me puedo valer, debo esperar por lo menos hasta que mis padres mueran y yo con ellos, por eso tengo que aguantar. Bien claro está que casi siempre buscamos una forma de remediar los problemas. Unas veces positivos y otros negativos, por eso hay que reponer fuerzas para combatirlos.
Algunas veces hasta los animales nos enseñan cosas importantes. Acabo de ver un documental en la tele, digno de contemplar. Se trataba de un tema científico para saber la inteligencia de las aves. En este caso el Arendajo, en bable el “Glayu”. Le pusieron un vaso especial provisto de una plataforma grande para que no lo pudiera tirar. El vaso mediado de agua y con un gusano en la superficie pero donde el pájaro no podía cogerlo, ya que además de la enorme distancia no cavia la cabeza del glayu. Lo miro solo un momento y muy rápido pensó como sacarlo.
Sin pérdida de tiempo, cogió con su pìco un regodón y lo echo al vaso, lo miro y vio que era poco, siguió echando regodones hasta que subió el nivel del agua a su alcance. Metió el pico, saco al gusano, lo puso en el suelo y después de mirarlo detenida mene se lo comió.
En el tiempo de meter los regodones que fueron varios, probó tres veces a sacarlo y como no podía siguió metiendo más hasta conseguirlo.
Casi nadie lo tiene todo. Conozco a una familia que son dos matrimonios: el padre, la madre y el hijo casado, pero éste sin hijos. Viven los cuatro juntos, son excelentes personas, bien organizadas y muy trabajadoras además de muy serviciales. Tienen un negocio y una posición económica muy buena, pero no tuvieron hijos y eso lo consideran un problema. El más joven que tiene 65 años, trabaja hasta los domingos. El padre, que tiene 92 años, no está a gusto si no va todos los días a ayudar a su hijo. Son trabajadores incansables.
En una de nuestras charlas, un día que estábamos los tres, dijo el hijo:
-Hay mucha gente que se extraña por qué uno trabaja incluso los domingos. No se dan cuenta que yo donde mejor lo paso es precisamente en el trabajo.
-Te entiendo perfectamente le dije: eso mismo me ocurre a mí. El trabajo a parte de lo que me gusta, fue una forma de liberarme del sufrimiento cuando sufrí el accidente, pero con una diferencia, también me gusta viajar y algunas veces salir a comer o cenar con mi esposa los domingos. Es muy importante trabajar pero también el recrearse y salir para descansar.
El padre también dijo que le encantaba el trabajo, pero que lo único que sentía mucho era no tener nietos para que fueran dueños del producto de sus trabajos. Que vivían muy bien pero que siempre falta algo
Ya ves tú caso Arsenio me dijo: tú no tienes manos pero luchaste la vida como si las tuvieras. Trabajaste sin descanso y cuando mejor vivías, te falto tu mujer. Es demasiado lo que tu pasaste y etas pasando. No tienes más remedio que dejar de sufrir tanto, porque eso te puede afectar a la salud. Bien claro se ve que lo estas pasando muy mal. Siempre fuiste hombre con dinamismo y alegría. Te cambio la vida total mente, estas demasiado tiste. Tienes unos hijos y bonitos nietinos que son tu alegría, así que adelante amigo. Si siempre fuiste valiente lo tienes que volver a ser.
Gracias por saber valora las cosas como son. Hay que seguir pero cuesta mucho trabajo reponerse de las adversidades que la vida nos presenta algunas veces.
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