Al terminar la Guerra Civil española, la alegría del pueblo fue grande, pero las cosas iban a seguir muy mal largo tiempo, hambre miedo y esclavitud.
Se pasaba hambre por falta de comestibles que no había ni dónde comprar y los pocos que había eran de muy mala calidad. Toda la nación diezmada, sin industrias, muchos edificios derribados, los puentes destruidos y muy pocas carreteras en condiciones. Las familias destrozadas por la pérdida de sus seres queridos. Madres viudas, hijos huérfanos de padre y madre y en muchos casos sin hermanos. Otros con amputaciones de todas clases, sin manos y sin piernas. Fue desolador, no se puede describir ni con palabras lo mucho que sufrió el pueblo español y, por si esto fuera poco, un número muy elevado de los que perdieron la guerra, perseguidos por los que la ganaron, tuvieron que esconderse en los montes y otros se fueron huyendo de las represalias al extranjero.
Como no me gusta la política ni la entiendo ya que mis padres me enseñaron que “la política es para los políticos que viven de ella”, lo nuestro siempre fue el trabajo, que es de lo que vivimos. Sólo pretendo explicar un poco lo mal que lo pasamos todos en general, vivíamos atemorizados.
Decían algunas de las personas mayores, que para mucha gente fue tan mala la posguerra como la misma guerra por las persecuciones y atropellos que sufrieron.
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