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Artículo en La Nueva España

Artículo en La Nueva España del día 4/12/2014

Con motivo de mi artículo en la Nueva España el día 4 de Diciembre del año en curso. Recordando los 60 años de mí accidente en que perdí las dos manos. Quiero daros a todos las más expresivas gracias. Sobre todo a los lectores de la Nueva España, que pudisteis ver el impacto de dos jóvenes sin las manos, y con la amputación a la vista.

Por la atención que tenéis conmigo, de valorar tan positivamente esta historia que muestra la lucha de un hombre, ante tanta adversidad.

Es para mí, algo muy importante, el contemplar que la gente, en un momento de tanta desgracia sufre por sus semejantes, pero que en este caso lo festejáis conmigo, por haber conseguido superar tanto dolor.

Estoy recibiendo felicitaciones personalmente, por correo electrónico o por teléfono. Lo mismo de señoras que de señores. Lo que les agradezco de corazón, porque me ayudáis a superar mi soledad, por el fallecimiento de mi querida esposa.

Os prometo seguir escribiendo en mi blog para mostrar de alguna forma la experiencia de una vida de trabajo, en estas circunstancias y también porque es posible que pueda ayudar a personas que están padeciendo por diversas causas y que no ven salida a su problema. Justo lo que yo pensaba en aquel tiempo tan duro y lleno de dolores. Pero los consejos del Director de La clínica, Doctor D Francisco López de La Garma, que me dio al ingresar, fueron decisivos para el resto de mi vida. Me dijo entre otras cosas que saldría de allí siendo un hombre, y que me defendería hasta para trabajar. Si no me vencía el miedo y trabajaba en mi rehabilitación.

Tanto estaba sufriendo que ya no podía con más, pero al recordar lo que me había dicho el médico, me animaba y me decía a mí mismo: “Tú no puedes ser un gallina, aguanta y trabaja, si no quieres ser toda tu vida un inútil”. Si el director dijo que me iba defender, tiene que ser verdad, por eso no le puedo fallar.

Ahí tenemos una muestra de lo importante que es en la vida, el creer en los demás. Yo creí en aquel médico, porque era muy buena persona y muy inteligente para valorar las cosas y a las personas ¿Qué hubiera sido de mi vida si me echo a la bartola desde el principio y no trabajo? Esta sí que tiene clara la respuesta. Sería un hombre atormentado, harto de sufrir y toda mi familia. Pero no fue así, trabajé hasta casi reventar y cumplí con mi deber como corresponde a un hombre, y por eso llegué adonde tenía que llegar, a ser útil, trabajar y llevar aquella alegría a la familia, como le prometí a mi compañero, en el hospital, cuando me invitó a quitarme la vida. Él no creyó en nada y me dijo: ¿tú qué quieres hacer milagros? No, Alejandro, ni siquiera creo en ellos pero si no hacemos nada, nada conseguiremos. A luchar sin cesar amigo, le dije.

También quiero dar las gracias a una joven y buena periodista, Mónica G. Salas de Candás, por lo bien que presenta las cosas, con realismo y dignidad. Así se escribe Mónica, como tú lo haces, sin adornos ni gaitas. Las cosas hay que presentarlas como son. La sinceridad es un don que la naturaleza nos da y es muy positivo. No se puede perder, hay que mantenerla hasta el final. Creo que tendrás una brillante carrera por ser como eres, adelante con esa seriedad.

También quiero dar las gracias a la dirección de la Nueva España, por ser un gran periódico, que día a día nos lleva la información a todos los rincones de nuestra región, lo que considero muy importante

Asimismo quiero dar las gracias a mi profesora Ana Rosa Hevia García de Candás, que además de estudiar con ella, me aconsejó que publicara mi auto biografía en un blog, porque sería muy importante dar a conocer mi experiencia, mi lucha. Tenía mucha razón, hoy me alegro de haberlo publicado porque recibo una gran alegría, cuando me dicen algunas personas que les ha servido de mucha ayuda para superar sus problemas. Lo mismo que me ayudaron los consejos del médico, que jamás olvidaré.

Desde luego que nunca pensé en publicar ninguno de mis escritos. Escribí con el fin de mostrar a mis hijos, nietos y familia, mi vida desde niño, allá en la posguerra, porque pasamos hambre y muchas calamidades. Después de minero y más tarde ya sin manos y mi esclavitud. Para que vieran como pude vivir de mi propio trabajo, como si no hubiera perdido las manos. Así fue y así lo hay que decir.

Siempre me gustó mucho saber la historia de mis antepasados, y a los míos les gustará saber de dónde -proceden y como se vivió. Por eso después de retirado del trabajo, me dediqué a estudiar y a escribir, ya que antes no pude por tanto trajo.

Un cordial saludo

Arsenio Fernández

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