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Al terminar aquella obra, todavía no fue bastante para aquel capataz, dijo a Faustino del Campo:

-Arsenio volverá al taller, pero antes tiene que ayudar a los bueyeros a domar los dos bueyes que llegaron nuevos. Sabes que es muy difícil do marlos y Arsenio está acostumbrado al ganado y será un buen domador.

Faustino que ya estaba deseando que trabajase con él en su taller, le dijo, al capataz:

-¡Oye, no pensarás prepararle el tercer tajo! Ya estuvo bien con el primero, porque sino terminarás quedándote con él a tus ordenes solamente. Si por ser buen trabajador lo vas reventar, ya es demasiado, ya está bien de sacrificarlo.

Estos bueyes trabajaban tirando por los vagones del Ferrocarril de Langreo, para cargar los distintos trenes de carbones de las tolvas y colocarlos formado el tren que tenía que estar cargado y enganchado para cuando entrara la locomotora de Langreo con los vagones de vacío y pudiera llevar el tren cargado sin pérdidas de tiempo para la locomotora que era a vapor y con unas capacidad de tiro enorme. Cada vagón cargaba 73 metros cúbicos, 85 toneladas de carbón y el tren se formaba por unos 30 vagones, unas 2.550 toneladas que arrastraba cada tren.

Para que los bueyes trabajaran había que enseñarle la buena marcha de la maniobra. En trabamos al trabajo a las cuatro de la madrugada, para poder cargar el primer tren para las siete, que entraba Langreo. Era por el mes de enero y después de caer una nevada que nos hizo trabajar mucho para dar paso en las vías, comenzaron a caer unas fuertes heladas. No sé los grados bajo cero que habría porque en aquel tiempo ni conocíamos los termómetros del tiempo, pero debían ser varios bajo cero, porque una madrugada cuando llegamos, sacamos los bueyes de su cuadra y nos disponíamos a cargar, sentimos un ruido muy fuerte, como una explosión cerca de nosotros. Había reventado un carril de la vía con el hielo. Este problema lo tenían en aquel tiempo en Siberia, y el resto de Rusia, les reventaban todos los ferrocarriles, hasta que más tarde consiguieron una aleación de carril especial para estos lugares tan fríos. Desconozco si hubo algún lugar más en nuestra región que reventar el carretil.

Con estos bueyes estuve algo más de un mes. Pasé el mayor frío de mi vida, Iba con el ramal del buey. Estos eran tan pesados como grandes, tenían unos cuernos de un metro cada uno, andaban muy despacio, eran muy nobles. Todo este trabajo resultaba muy pesado. Cuando se trabaja no se tiene frío, pero a este paso no se podía soportar. Aparte de que el tiempo pasa más despacio, resulta mucho más fácil el trabajar aunque sea a pico y pala que pasear delante de estos pesados bueyes, que dan la impresión de que siempre tienen poca gracia y menos gracia.

Una vez domados estos bueyes, me destinaron de nuevo al taller, el proyecto de Faustino del Campo era que pasara por todos los trabajos, tornero, ajustador, y calderería. Quería que yo conociera todos los trabajos con el fin de promocionarme después de estudiar. Este gran hombre quería a toda costa que yo fuera un buen perito, pero no lo pudo conseguir.

Reconozco mi torpeza de aquel tiempo, sin cultura y con mi corta edad no fui capaz de asimilar la oportunidad que este hombre y el Ingeniero me propusieron con la mejor intención del mundo. Quería ser minero, yo, más torpe que un mulo, no comprendí la importancia que aquello podía tener para el resto de mi vida. Encaminado únicamente al trabajo, no tuve capacidad suficiente para valorar lo que podría haber revolucionar mi vida, llegando a ser un buen jefe de taller, con una carrera; y vivir fuera de la esclavitud que pasé toda mi vida. Esto pudo haber cambiado totalmente mi forma de vida, pero no pudo ser de otra forma, el destino de una persona no se puede cambiar. Cada uno tiene el suyo y no hay otro camino más que el que el mismo destino nos trazó. De haber estudiado, es posible que no perdiera mis manos, sabe dios lo que pudo ocurrir en mi vida. Lo importante es que aun que me haya equivocado, estuve contento con mi trabajo porque siempre fue lo mío, el trabajar con esa afición que aprendí de mis padres y hacer cosas nuevas.

 

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