La diferencia de las personas algunas veces, es como de la noche al día. Tuvimos en una obra 5 hombres trabajando por administración de aquella empresa. Dos de éstos habían sido destinados por aquella empresa, al cierre de unas praderas inundadas por escombros y también a restaurar una fuente y un lavadero de un pueblo. Situados en lugar solitario, solos y a sus anchas no daban ni golpe. Yo sabía de su mal comportamiento por los propios compañeros de estos, que antes les acompañaron y que me dieron cuenta de lo poco que rendían y su mala forma de ser, menos preciando a los jefes de la obra. ¡Cómo serían estos dos de retorcidos, que los compañeros se temían que los echaran de la obra y que se quedaran sin trabajo! Hasta se dio el caso de un compañero que no pudiendo soportar más aquella situación, les dijo.
-Hay que trabajar un poco más y respetar a los jefes porque nos van a echar a todos.
Al ver que no le hicieron caso, una tarde vino a verme y me dijo: Arsenio por favor podrías cambiarme de punto de trabajo. Estoy pensando que cualquier día nos va echar. Yo no quiero perder el trabajo por culpa de esos dos que se portan muy mal.
Le agradecí su forma de razonar las cosas, además de ser hombre trabajador y noble, lo fue siempre y lo sigue siendo. Le di las gracias y le dije que ya sabía cómo eran, que no se preocupara. Le prometí cambiarlo en cuanto me fuera posible. Asegurándole su permanencia en el trabajo-No tengas miedo le dije: si los echan, tú y el resto de compañeros seréis respetados por que sois muy cumplidores y formales y eso los saben los jefes de la obra y yo también. Aunque esa obra fallara iréis a otra. Sé que poco o nada se puede hacer con esos dos, no hacen caso de nadie. Te agradezco mucho que sigas como siempre y con la máxima tranquilidad. No te comprometas con ellos exigiendo que trabajen más, no lo vas a conseguir, déjalos a su aire, porque nada se puede hacer y te evitarás disgustos.
Así será, me dio las gracias y se marcho tranquilo.
Estos dos pollos, que ya estaban fichados como muy vagos y muy zorros, así me lo comunico el encargado de aquella empresa. Hay que ver que hasta se les ocurrió, para que los jefes no los vieran durmiendo, hacer una cama en lo más alto de los arboles de aquel reguero. A una altura superior a 20 metros, pusieron unas maderas colocadas y tapadas con un ramaje, donde no se podían ver desde el suelo, en aquel reguero que era como un bosquecillo. Andamiadas en aquella altura como si fuera un nido de cuervos.
Así pasaron un tiempo, hasta que los jefes se dieron cuenta de que el trabajo no avanzaba con normalidad. Una mañana bajaron el ingeniero y el capataz, a ver la obra y no estaban. ¿Cómo iban a suponer que estarían durmiendo y precisamente encima de sus cabezas en lo alto de los árboles? Los jefes, al regreso a la base, preguntaron al vigilante por ellos. Éste les dijo que podrían haber ido a buscar madera, pero los jefes vieron que el trabajo realizado era muy poco. Al día siguiente bajaron para controlarlos y tampoco estaban.
Los jefes al marchar, aquella mañana subieron por la pradera que hay junto al reguero. ¡Cómo sería la sorpresa para estos señores, cuando uno de ellos vio entre las ramas de los árboles a dos hombres dormidos en una cama como si de un nido se tratara! Les llamaron y bajaron. Los jefes nada les dijeron y se marcharon.
El ingeniero llegó a su oficina, me llamó diciendo que si podía ir por allí. Yo ya sabía lo ocurrido el día anterior. Me había llamado el vigilante y me había dicho que iban a echarlos, que poco había que hacer con esos dos que no respetaban a nadie. Este vigilante que era como el ingeniero, una gran persona que siempre apreció nuestros trabajos. Hacía tiempo que los tenía localizados, como dos randas. Me había dicho varias veces que no podía con ellos ni la misma madre que los parió. Este hombre sabía valorar el mérito de los otros trabajadores, a los que también apreciaba, porque podía contar con ellos para cualquier tipo de trabajo de restauración. Los tenía como hombres de confianza y a mí también. Muchas veces me dijo que daba gusto ver a mi gente trabajar, que tenía un gran equipo.
Arsenio- me dijo una mañana, -¿cómo te las arreglas para tener un equipo de esta categoría? Parecen hijos tuyos, son tan cumplidores como tú, excepto esos dos randas, el resto son de lo mejor que he conocido. Chavales jóvenes pero trabajadores serios y responsables, además de saber trabajar, cumplen como buenos caballeros que son. Fíjate Arsenio, me dijo: ya me comento el encargado de otra obra donde tienes otro equipo, que son de lo mejor que conoció y eso nos hace pensar que les tratas muy bien y que les pagas como un banco, porque están contentos y te aprecian mucho, siempre hablan de ti mucho y de tus inventos. Dicen que no paras de trabajar. Es posible me dijo, que sea cierto ese dicho que dice. Donde hay un buen jefe, hay un buen equipo, en este caso así es.
-Muchas gracias amigo, veo que eres buen observador y que sabes muy bien apreciar las cosas por sus propios méritos. Eso te da categoría a ti como buen jefe, porque como tú, a mí me gusta tratar a la gente con seriedad, pero dándoles un poco de ese cariño que todos precisamos, no solo en el trabajo, sino en todos los órdenes de la vida: en la casa, en el trabajo o en el paseo. Yo pienso que una de las cosas más grandes es trabajar a gusto y saber comportarse. Trabajar y vivir con alegría y tú eres uno de ellos le dije. Que el cielo te conserve esa gracia y esa gran forma de ser, porque es importantísimo. Por ser como eres, todos te apreciamos, muchas gracias por todo.
Cierto que era muy apreciado por todos, por saber mandar y también por saber respetar a los que trabajan. Yo creo que eso es una virtud que nace con uno.
Llegué al despacho del ingeniero. Era una gran persona, hombre serio y educado. Después de saludarnos me contó lo ocurrido y dijo:
-¿Qué hacemos con ellos Arsenio? ¿Los despedimos?
-Usted es el jefe. Yo, por mi parte, les daría otra oportunidad, teniendo en cuenta que son jóvenes y se acuestan tarde.
Al ingeniero no le gustó mi proposición. Como un poco sorprendido me dijo.
-¿Usted quiere emplumarme el problema a mí, y lavarse las manos? preguntó él.
-No se trata de eso. Lo que ocurre es que trabajan para usted y es quien manda. Opino que si no cesan en su postura será problema de ellos. Creo que hay que advertirles antes, a ver si se dan cuenta y cambian para que no pierdan el trabajo.
El Ingeniero como buen jefe que era, aunque ya sabía que no eran gente responsable y que volverían a lo mismo, lo consideró una pérdida de tiempo. No se equivocaba. Yo también opinaba lo mismo, pero quise estar seguro para no equivocarme. Me parecía muy duro dejarles en la calle. Pensé que lo mejor sería llamarles y decirles lo que les iba ocurrir si no cumplían y dejaban de dormir en el trabajo. Era indispensable para poder mantenerles allí. Se decidió dejarlos un poco más de tiempo, pero de nada sirvió.
Les llame a mi oficina y con la máxima claridad les dije.
No os equivoquéis- ya os tienen vigilados, no solo de aquí sino de otras obras. Aplomar, que os quedáis sin trabajo. Esta vez os defendí, diciendo al ingeniero que erais jóvenes y que os acostabais tarde. Le pedí daros otra oportunidad, no la perdáis. Si os pillan de nuevo nada puedo hacer.
Los dos dijeron comprender el grave error que habían cometido y me aseguraron que ya no lo harían más. Me dieron las gracias y se marcharon.
A los pocos días los encontraron durmiendo y los echaron sin más. Yo nada les dije. Les di la liquidación y hasta siempre.
Uno de ellos, además de vago, tenía otro defecto grave: era un traidor de primer orden para sus compañeros. Quería ganarse mi confianza a base de chivarse de sus propios compañeros. Cuando empezó a trabajar los primeros días venía a verme por las tardes después de salir del trabajo. Siempre llegaba con una embajada de algún compañero. Solo le soporté dos veces, hasta saber a dónde iba llegar con su farsa y traición a sus compañeros: Con energía le dije. ¿Cómo te atreves a delatar a tus compañeros? Eso no tiene calificativo, no se te ocurra venir más con esas mentiras. Yo conozco a mi gente y todos son a cual mejor, trabajadores y prudentes. A mí me gusta la seriedad y por eso me rodeo de buena gente, el malo a mi lado dura poco, porque no le tolero. Que te quede eso en tu memoria para que no vuelvas a incurrir en una falta de esa envergadura. Porque además de chivarte de tus compañeros, pretendes reírte de mí. No se te ocurra mas y cumple en el trabajo que ya estoy bien informado de tu poco respeto a los jefes y de tu poco rendimiento. Nunca volvió con más embajadas, pero siempre seguiría siendo el mismo vago y charlatán.
Llegó la prueba del lunes. Allí estaba, entre todos, el que me había pedido meter su material en nuestra máquina. Mando que trajeran las latas del producto que él tenía en su Landa Rever.
Nuestro personal empezó a trabajar con la mezcla de aquel material que él tanto temía. Una cuba de esta capacidad, llevaba 5.000 litros, agua, abono químico, celulosa, paja molida, varias clases de semillas, abono y pegamento. El preparar una cuba llevaba aproximadamente media hora. Mientas que pasaba el tiempo no dejo de hablar del problema y discrepando como siempre, a pesar de asegurarle que no pasaría nada. Cando la cuba estaba lista para sembrar, uno de los chavales me dijo, Arsenio, ¿todo está en orden podemos empezar? .Adelante con esa prueba. Ya tenían las mangueras extendidas por todo el recorrido. Antes de dar comienzo a esta prueba, que tan importante iba ser para nosotros, pues allí se iban despejar muchas dudas, les dije:
-Que conste en acta, que el tiempo de expulsión será de 14 a 15 minutos y que la pendiente es de unos cuarenta grados.
-¿Qué tiene que ver la pendiente con el tiempo?-preguntó aquel. ¿Qué más da sembrar para un lado que para otro?
-Hombre, parece mentira que tú como encargado de la hidrosiembra, no conozcas el motivo. En la siembra hacia arriba no se producen atascos en las mangueras, mientras que con una pendiente como ésta, si no se toman algunas precauciones, son muchos los atascos en una sola cuba y la pérdida de tiempo es muy elevada. Algunas veces hasta hay que meter las mangueras debajo de las ruedas del camión, para poder desatascarlas por la dureza de la presión. El material enseguida fragua y queda tan duro que no se puede sacar. Los atascamientos surgen en las pendientes, cuando se cierran las llaves para cambiar de lugar, al ir avanzando. Al volver a abrir la presión limpia con fuerza la papilla que se queda pegada en toda la manguera. La envía como un cañonazo, produciendo el atasco. Para evitarlo solo hay un remedio: quitar la boquilla para que salga el tapón, y se pone de nuevo para seguir hasta que se vuelva a parar. Este problema no surge cuando se siembra para arriba, porque la presión es la propia de la máquina, se mantiene estable y trabaja con normalidad. Tampoco surge si la cuba lo expulsa sin parar, pero eso es muy difícil, porque todos sabemos que cuando hay una cuba completa hay que parar para cambiar las mangueras y desplazarla. No se puede sembrar toda de una vez, excepto que sea con el cañón y en lugares apropiados.
Se miraron los relojes y dio comienzo. Este hombre, que tenía unas ganas enormes de demostrar que él tenía la razón y seguro que estaría nervioso, permaneció todo el tiempo a mi lado. En un momento, al ver que no había presión, dijo con mucha energía.
-Arsenio, tu máquina también mea como las nuestras.
-¿Qué va mear? Es porque están purgando ¿No te lo acabo de explicar hace un momento? Ya no va mear, le van a colocar la boquilla.
En efecto, el chaval balanceó su brazo derecho para avisar a su compañero, que manejaba la máquina, para que abriera la presión. En ese momento se terminaron las esperanzas del que quería ganar la batalla. En los catorce minutos anunciados, ni uno más ni menos, se sembraron los 5000 litros., y con la misma facilidad de siempre, allí quedó bien clara la categoría de nuestra máquina, que por algún tiempo había sido despreciada, solo por el hecho de encontrarnos con un desalmado y mala persona que la puso como el garbancito negro ante los jefes.
Casi siempre la verdad sale a relucir, tarde o temprano, para la alegría de unos y desesperación de otros, que intentan disfrazar la verdad y pisotear a quien cumple y trabaja con honradez, metiéndose en problemas que muchas veces buscan y más tarde sufren por su propia maldad. Así es algunas veces de dura es la vida del trabajo, unas veces por lo propios problemas que este mismos genera, y otras por la maldad de alguno que se viste como los humanos, pero que es más animal que los de cuatro patas y sin más motivo que el de la maldita envidia, o sabe Dios por qué.
Ni esos tienen derecho a esos desprecios, ni tampoco los que dicen que soy una eminencia, o un héroe. Ni lo uno ni lo otro. Ni tal eminencia ni ningún héroe. Solo un hombre con ganas de trabajar y luchar, para superar el grave problema que es el perder las manos. Trabajo y lagrimas me costo, salir adelante. Es imposible describir con palabras, tanta lucha, tanto esfuerzo. Ni yo me lo creo algunas veces de cómo aguante tanto para llegar a mi meta, que fue la de poder defenderme con mi propio esfuerzo. Así fue y así lo hay que decir, para mostrar lo que una persona puede soportar muchas veces por la vida, si se lo propone.
La más acertada en todo esto, fue la periodista Arancha, cuando dijo en el reportaje de España directo el 7 de Noviembre, que filmaron trabajando en mi taller. Cuando dijo: la vida de Arsenio, no es la vida de un hombre sin manos, sino la de un trabajador incansable. Eso sí que es cierto, esa chica con su inteligencia, en poco tiempo de observarme como trabajaba, pronto se dio cuenta de cómo eran las cosas real mente, porque hizo un reportaje serio, y real mente como es. Por eso le agradecí mucho ese realismo con el que trabaja, y no solo en mi presentación. También en otros reportajes que hace con esa sabiduría y profesional. Esa es la forma de escribir o presentar las cosas con seriedad y sin adornos ni gaitas, las cosas como son.
Muchas gracias Arancha, te felicito por tu forma de trabajar y de ser realista.
Un abrazo
Arsenio Fernández
Lo que está muy claro es que mientras haya mundo, habrá buena gente y alguna menos buena, y eso hay que admitirlo, aunque algunos interpreten las cosas de otra forma.
Yo escribo con la mejor intención del mundo y como se expresarme, y sin ánimos de despreciar a nadie y mucho menos de de discrepar. Es normal que haya diversas opiniones. Cada uno es libre de pensar como quiera. Otra cosa es saber valorar las cosas como son, porque todos nos podemos equivocar.
El trabajo aumentaba cada vez más. Tenía que desplazarme por distintas partes para trabajos de hidrosiembra en taludes y medianeras de carreteras, minas de cielo abierto y puertos de alta montaña. Trabajaba hasta los domingos ya que por la semana no me daba tiempo de hacer todas las vistas a las obras en tierras y praderas, de los ganaderos y agricultores, para los abonados y restauraciones de praderas, así como la mejora de sus sembrados. Yo eso lo vivía, siempre me gustaba ayudar y viajar aunque fuera por zonas lejanas. Aunque mi vida fue esclava, el trajo siempre me gusto mucho. A parte de que se ganaba muy poco y yo necesitaba mejora mi economía. Tanto tuve que trabajar que nuca tuve tiempo ni para los deportes, solo viví para el trabajo y la familia. Tampoco pude estudiar informática y muchas cosas más, hasta que me retire del trabajo. Y para poder apartarme de él, tuve que dejar mi finca y venir a vivir a Candás.
Aun después de retirado venían algunos ganaderos para que les asesorara en sus proyectos de sembrados. La forma de abonarlos, semillas a emplear y también como alimentar a sus ganados con productos naturales. Pues nunca se olvidaron de los folletos que confeccione con mis propias formulas de piensos que fabricaba para mi ganadería y que les daba en las charlas que les di por distintos concejos, cuando me llamaban y podía.
En los trabajos de hidrosiembra, entre otros materiales, empleábamos un pegamento que en aquel tiempo se cotizaba a 780 pesetas litro, era muy caro. Más tarde apareció en el mercado otro producto mucho más barato, valía a 250 pesetas, la diferencia era notable y el resultado era el mismo que con el caro. Se empezó a trabajar con el nuevo producto.
En aquella fecha nuestra máquina. Una Hidrosembradora echa en nuestra finca, estaba trabajando en una obra en la parte más alta de la montaña. En la zona del Nalón. Al llegar el nuevo pegamento hubo una empresa que también quiso trabajar con aquel producto nuevo, pero sus máquinas no lo admitieron por resultarles demasiado denso. Imposible de expulsar con el sistema de aquellas maquinas. Una máquina de aquella empresa en la que trabajaban dos de nuestros empleados, se atascó y no pudo expulsar los 5.000 litros que tenía. El atasco había sido tan brutal que al no funcionar ni el cañón ni las mangueras, la bomba siguió trabajando en falso por lo que se produjo una fuerte presión, además de mucha temperatura.
Después de varias comprobaciones del personal, decidieron desenganchar la manguera. La fuerte presión que se había producido lanzó a uno de los nuestros empleados al terraplén, desde una altura de 4 metros. Con tanta suerte que la tierra era recién echada y estaba muy blanda, lo que le evitó sufrir posibles lesiones. Aunque el producto estaba a bastante temperatura tampoco sufrió quemaduras. Solo un porrazo y un gran susto. Tuvo la suerte de llevar gafas y, al protegerle de la presión, tampoco sufrió nada en los ojos.
El encargado de aquella empresa que dirigía las sucesivas pruebas que hicieron con las máquinas que no admitían aquel producto. Una mañana cuando regresé a casa, ya eran las dos. Al momento llegó mi hijo Norberto de la Facultad, ya estaba terminando la carrera de medicina. Nos sentamos a comer y sonó el teléfono. Como era un manos libres, pulsé la tecla. Era el individuo que llevaba las pruebas de aquel producto que tanta lata les daba. Me dijo.
– Arsernio, cuánto tiempo hace que estuviste con tu maquina en la obra del Nalón.
-Media hora.
-¿Cómo que media hora?
-Así es, acabo de llegar. Es más o menos el tiempo que me lleva venir a casa. ¿Qué pasa? ¿Hay algún problema?
-Bueno el problema es el que ya conoces, que nuestras máquinas no funcionan con el nuevo pegamento y como el de la casa, dice que en el Nalón hay una máquina que trabaja hasta con seis latas de ese producto. Y dado que no conozco más que la tuya, quería saber si es cierto que trabaja con esa cantidad.
-En esta semana esta trabajó con cuatro latas 100 litros por cuba. La semana pasada trabajo con seis, 150 litros, por la pendiente del terreno. Trabajo como siempre, no se aprecio ninguna diferencia de más o menos cantidad. La máquina igual trabaja con él pegamento que sin él.
-¿Estás seguro? me dijo aquel hombre con desconfianza y con una cara más dura que el acero.
-¿Por qué no he de estarlo? Es lo que hay.
-Es que me voy a volver loco dijo: van a terminar echándome de la empresa. La casa dice que tenemos las máquinas mal, que las reparemos y eso no es cierto. Están en perfecto estado, después de haber hecho veintiuna pruebas que tengo registradas en un libro. No entiendo cómo puede trabajar tu máquina y las nuestras no ¿O es que la tuya es más guapa que las nuestras?
-Hombre, más guapa no será, pero mejor sí. Creo que está muy cloro. Si ésta trabaja y esas no, ya no hacen falta discusión ninguna.
-Yo no estaría tan seguro- dijo.
Aquella respuesta no me pareció la más adecuada. Yo conocía bien el caso y también al que me hablaba. Mi contestación fue:
-Si lo que te digo no te vale, dime qué es lo que quieres, porque no te entiendo.
El tipo era de cabeza más dura que un mulo y de los que se cree que lo sabía todo. Daba pena oírle razonar las cosas. Encima de no saber por qué tenían aquel problema y de venir a pedirme un favor, todavía se permitía el atrevimiento de discutir, apostar. Era un momento como para decirle “si crees que todo lo sabes, como siempre, ¿para qué molestas a los demás?” Le aguanté por educación y para demostrarle que él no sabía ni tratar al personal ni lo que traía entre manos. Ignoraba total mente el problema que tenia. Precisamente en aquella explotación la gente era de lo mejor. Los ingenieros y el resto de los encargados, todos muy educados. Sabían valorar nuestro grado de cumplimiento y jamás nos trataron mal. Mientras que aquel individuo era un tirano, que siempre se metía con todos y donde nadie le llamaba.
Entre multitud de fallos, había ordenado al camionero que trabajaba con nosotros, que controlara nuestros trabajos. Nosotros estábamos a contrata por metro cuadrado terminado. Materiales, personal, todo por nuestra cuenta. La Jefatura de aquella empresa, era la que supervisaba nuestras obras antes de pagar. Todas nuestras obras eran exclusivamente de nuestra responsabilidad y garantizadas, ya que si no valían no pagaban. ¿Por qué tenía que meterse aquel individuo con nosotros? Hasta la gente de otras secciones, se quejaban de aquella mala persona.
Después de soportarle durante largo rato, la verdad es que no daba una en el clavo dijo:
-Dado que la empresa quería devolver el pedido de aquel producto a la saca, El director de esa vendrá el lunes en vuelo especial desde Madrid, para demostrar que nuestras máquinas están fallando. Y que la prueba será en la obra del Nalón, donde tu máquina está trabajando con seis latas de 25 litros cada una, y del mismo pegamento. Como eso a mí me parece imposible, dijo: lo que te pido es que me autorices a llevar de aquí en mi Land Rover cuatro latas del pegamento para meterlos en tu máquina. Creo que esta partida puede estar en mal estado y por eso no funcionan nuestras máquinas. No veo ninguna razón para que tu máquina funcione y las nuestras no.
-Quedas autorizado le dije, para meter hasta seis, si lo crees necesario, yo nunca he probado con más cantidad, porque no hizo falta, pero de lo que sí estoy bien seguro es que con esta cantidad nunca tuvimos problemas, la maquina ni se entera de que se mete el pegamento.
– Arsenio, se meterán las cuatro que yo empleo con las maquinas, pero sin reclamaciones por tu parte, ¿me lo prometes?
-Sí. Lo prometo, no haré ninguna reclamación, porque no va a pasar nada, eso también te lo prometo. Quedamos el lunes a primera hora en la obra para hacer la prueba.
Mi hijo y mi esposa, escuchaban nuestra charla, las dos hijas Ana y Mónica, estaban estudiando y no llegarían hasta la tarde. Lo mismo mi esposa que mi hijo, estaba asombrados, de lo que acababan de oír, Norberto me dijo:
-Papá, no me creo lo que acabo de oír. ¿Cómo es posible que te atormentaran tanto tiempo, diciendo que nuestra máquina no rendía lo suficiente y hoy se demuestra que es la mejor? ¿Tú estás seguro de que es como lo dices? ¿No se va atascar nuestra máquina?
-Claro que estoy seguro hijo, completamente seguro. Además, sé el motivo por el que sus máquinas no pueden con ese producto.
-¿Por qué no se lo dices?
-Porque no me lo preguntaron, y porque a ese tipo, daría igual decirle uno que otro, no me haría ni caso, es de los que no admiten más normas que las que el dicta. Es un ignorante dictador, que trata al personal peor que a los animales. No hay más que hacer las cosas como en las impone, aunque sean con todo su desconocimiento. Le va a costar trabajo creérselo cuando vea la pruebas, ¿no ves como apuesta? ¿Que si nuestra máquina es más guapa que las de ellos? Y hasta pone en duda de que hace media hora que yo estuve en la obra. Está convencido de que ese producto está mal y no es verdad, es como lo que nosotros compramos.
Si no estuviera seguro, no le autorizaría a meterlo. Sería una avería de varios días, conseguir el poner de nuevo a funcionar una máquina, con todos sus circuitos atascados, con un producto que se queda tan duro como el cemento. Hasta habría que mecanizar algunas piezas. Un atasco de esa envergadura, es poco menos que una catástrofe para la máquina. Este tipo es incapaz de poder creer a uno aunque reviente con la verdad. Es desconfiado por naturaleza, no se fía ni de la gorra que lleva. Desconoce total mente el problema que tienen, pero sigue negando la razón.
-Papá, quiero ver esa prueba contigo el lunes. Es muy importante.
-Claro que lo es hijo mío. Imagínate lo que supone para mí, demostrar públicamente y ante la dirección de esa empresa, que nuestra maquina es la mejor. Después de lo que me machacaron, despreciándome a mí, y a la maquina por ser de mi invención. Diciendo que no rendía como las de ellos y que tampoco lleva los 5000 litros.
El lunes será un día histórico para nosotros, dije a mi esposa y a mi hijo, porque estoy seguro de que todo va a salir como siempre, no habrá ningún fallo. La maquina asturiana, diseñada y fabricada en nuestra casa, es la que vencerá, sin ninguna duda.
Yo bien conocía el sistema de bombas que llevaban aquellas máquinas. Se trataba de una especie de plato interior, con tres estrías para hacer la fuerza de expulsión. El conjunto de todos los materiales, el abono, celulosa, semilla, paja, agua y el pegamento, forman una papilla con gran densidad, que evitaba ser desplazada con ese tipo de bombas, por la falta de capacidad del plato, que al roce de su velocidad, en lugar de expulsarlo, trabaja en falso y produce calor, así como la correspondiente presión, que siempre va en función del tiempo en el que se mantenga la máquina funcionando con el circuito totalmente cerrado.
Mientras que la bomba de nuestra máquina fue diseñada con un sistema totalmente distinto. Con una capacidad de trabajo muy superior Precisamente porque yo conocía ese sistema. En lugar del plato de 300 mm. de diámetro y con un grosor de unos 30 milímetros, que llevan esas maquinas
La bomba de nuestra maquina lleva un cilindro de 350 mm, de largo y con un grosor de 250, horizontal. Con unas paletas que se desplazan en forma de “pistón”, ejerciendo una fuerza de expulsión tan potente, que lo que allí entra, o sale o reventa el cuerpo de bomba. Eso fue lo que le valió al que nos saboteó varias veces nuestra maquina.
En cambio, si mete ese mismo tornillo en las otras maquinas, solo se producía un paro por opresión, en forma de cuña. Esta diferencia es la que surge al trabajar. Es tan diferente como la noche al día. Son dos cosas totalmente opuestas.
La bondad y gran cumplimiento de los ganaderos y agricultores Asturianos. Quiero destacar algo que considero muy importante, porque trabaje muchos años con ellos y nunca fallaron. Gente noble y trabajadora, que siempre confiaron en mis métodos de trabajo. Abonados y restauraciones de praderas que les hacíamos y que pagaban cuando podían pero nunca fallaron. Por esa razón se les dio toda clase de facilidades y jamás tuvimos un pufo de esta noble gente trabajadora, que atravesaron épocas extremas y que supieron luchar para salir adelante. Así fue y así lo hay que destacar porque se lo merecen. Buenos trabajadores, buenos pagadores, hombres serios y cumplidores como se hacía las cosas en aquellos tiempos. Cuando los tratos se cerraban con un apretón de manos y nadie fallaba a su palabra. Cosa que por desgracia en la actualidad se está perdiendo como muchas cosas más. Mi gratitud y agradecimiento hacia ellos.
Quiero que este pequeño articulo sea un homenaje a todos los ganaderos y agricultores Asturiasnos, porque su recuerdo siempre estará con migo.
Muchas gracias amigos.
Un cordial saludo para todos.
Arsenio Fernández
Tiempo atrás, cuando aún era un chaval, se hicieron varias obras de restauración de pastizales por los montes de nuestra región para el Estado. En mi primera visita al jefe de aquella sección, fui muy bien recibido por aquel gran señor. Después de presentarme, me dijo con mucha amabilidad: siéntate Arsenio, tenía muchas ganas de conocerte en persona. Sola mente te conocía por la prensa y lo que algunos compañeros míos me cuentan. Se habla mucho de lo valiente que eres para trabajar con tanta facilidad, después de sufrir un tremendo accidente como fue el tuyo. Eres hombre muy apreciado por tu fuerza de voluntad para superar ese trauma que no es fácil de combatir.
-Muchas gracias señor, se hace lo que se puede, hay que luchar contra las adversidades que la vida nos presenta muchas veces con decisión y fortaleza. Un hombre no se puede quedar en una esquina, a llorar su desdicha. La mejor forma para conseguirlo, es el trabajar sin parar. El trabajo es como una terapia que nos libra de tantos sufrimientos.
Empecé por decirle el motivo de mi visita, que era el ofrecerles mi sistema de trabajo para la restauración los montes del Estado. Le: explique que componía una serie de fórmulas de abonos químicos para distintas aplicaciones. Entre ellas, una que echándola entre la maleza del monte, la seca y la desaparece, naciendo una buena pradera. Desapareciendo las árgomas, las úricas, el musgo, los artos y toda clase de malezas, excepto las ortigas y las paniegas, que por sus profundas raíces se vuelven a reproducir. Para éstas hay que emplear otra técnica, para neutralizarlas por completo.
Mientras que este buen señor me escuchaba con la máxima atención, en otra mesa al otro lado del despacho, había otro ingeniero que escuchaba mi conversación con el jefe. Éste, sin haberle preguntado su opinión dijo:
-Eso que usted dice no puede ser verdad, porque nosotros lo estudiamos y no lo conseguimos. Entonces, ¿para qué estudiamos?- dijo con despotismo.
No era precisamente muy gracioso que se diga el tipo. Desde luego tampoco muy inteligente, a juzgar por su desafortunada intervención. Aunque no creyera que se pudiera conseguir, pudo haber tenido un poco más de delicadeza para preguntar y si fuera necesario discrepar sobre la cuestión, pero lo que no era normal para alguien de su categoría, decir por la buenas que era mentira lo que yo decía, poniendo mi conducta en evidencia.
No me dio tiempo a contestarle, cuando el Jefe le cortó. Puso su brazo en alto y le dijo:
-¡Cómo se ve que no conoces a Arsenio! No le hables así, no lo merece. Este hombre es tan emprendedor que lo que él dice va a misa, no lo dudes. Continúa con tus explicaciones me dijo.
Al otro seguro que le costó mucho seguir callado pero no tuvo otra opción.
Después de terminar de explicarle lo necesario sobre el tema. El Jefe me dijo: Arsenio ¿podrías venir mañana a las 9? Vamos a visitar los montes de la zona de Tineo. Dejas tu coche en el parking y vamos en un todo terreno de los nuestros.
-De acuerdo, a las 9 aquí estaré.
Nos despedimos. El otro permaneció en silencio, ni saludo al marchar.
Al día siguiente bien temprano ya les esperaba. Llegaron y en el todo terreno fuimos a los montes que ellos creían los peores de restaurar. Empezamos la visita de aquellos montes. Después de inspeccionar la maleza y la clase de tierras, les expliqué mi forma de hacer aquellos trabajos, de acuerdo con mis estudios y pruebas que anteriormente había hecho en varios terrenos de distintas zonas de la Provincia y con resultados importantes para esos trabajos de restauración. En uno de aquellos parajes les dije:
-Aquí, con 1.500 kilos por ha. De una de nuestras fórmulas, les puedo garantizara una buena pradera para el mes de marzo o abril. Siempre en función del frío del invierno. Si no sirviera, no me lo pagarían. Seguimos visitando distintos lugares y siempre se lo podía garantizar. Fuimos a otro paraje y allí la cosa cambió totalmente.
-Aquí no me hago responsable les dije. Esto ya es otro tema más complicado. Se puede hacer una prueba, pero en otro tiempo, no en este. Cada lugar es distinto y tiene que ser tratado de distinta forma para que funcione.
Me di cuenta de la sorpresa de aquel, que el día anterior, me había dado leña queriendo reírse de mí.
En efecto, al momento me preguntó
-¿Por qué garantiza unos y otros no?
Le miré como diciéndole “llegas a tiempo para recibir la respuesta que te mereces”.
-Mi contestación fue categórica, eso es secreto profesional Sr.
El Jefe se rió y yo le guiñé el ojo, como diciendo “que se la trague”. Cuando se terminó la mañana, llegó la hora de ir a comer. El Jefe dijo que había un bar de pueblo donde se comía muy bien. A mí también me gustaban las comidas caseras de pueblo. Les invité muy agradecido. Mientras que duró la comida charlamos de distintas cosas. El otro sabía que había metido la pata hasta el fondo y yo estaría resentido con él; aunque procuré no mostrarme molesto.
Creo que al verme por primera vez pensó que yo sería un “oveya ”, que no sabía por dónde andaba. Sin conocerme y solo por estar en mis circunstancias. La verdad es que no acertó a encajar bien las cosas. Las apariencias muchas veces engañan. La perdida de mis manos, no tiene nada que ver con la inteligencia ni con la forma de trabajar. Por desgracia así es como juzgan alguna gente a las personas que por el azar, tenemos un defecto que para ellos es imperdonable ni admisible y no somos nadie. Se equivocan total mente, la incapacidad algunas veces agudiza la inteligencia, eso está más que claro.
Solo por verme sin manos los hubo que patinaron como aquel pollo. Él había pasado por la Universidad y tendría muchos estudios y sabría muchas matemáticas, pero yo tenía la una experiencia de muchos años de trabajo y de lucha, trabajando con arte y honradez. La necesidad me ha llevado a prepararme y salir del pozo donde me encontraba. Lo que me habían hecho conocer el mundo del trabajo y la investigación, a la vez de darme fuerzas para navegar entre esta clase de problemas.
Si aquel señor tenía una carrera de la Universidad, yo tengo de la Universidad de la vida, la que muchas veces nos saca de la ignorancia y nos lleva a desarrollar obras importantes.
En un momento que se fue al servicio le dije al jefe:
Señor-le diré el motivo de los fallos que surgen en algunos terrenos y porque no da el mismo resultado en un lugar que en otro, pero no se le lo diga a ese señor de momento. No me ha gustado su forma de proceder. Seguro que nada más veme ya me juzgó. Déjele que le dé vueltas al tema un poco más, eso le aprenderá a ser más cauteloso en lo sucesivo y más educado.
-Es ciertamente interesante además de fácil, me dio las gracias.
Me di cuenta que el jefe estaba bien informado de cómo discurría mi vida social y laboral. Me trataba con amabilidad, como si me conociera de siempre y solo nos habíamos visto el día anterior. Lo que me extraño mucho fue al principio de cómo estaba tan informado de mis trabajaba y cómo diseñaba mis maquinas. Hasta que me explico que lo sabía por los ingenieros de las empresas que yo trabajaban para ellos. No me olvidé de un detalle que tuvo en mi primera visita a su despacho, cuando le reprochó al otro sus malas formas. Dijo saber lo inquieto y trabajador que yo era. Parecía estar muy seguro de las cosas. Había dicho que lo que yo decía iba a misa, eso fue lo que dejó al otro fuera de combate. Seguro que nunca se olvidó de su metedura de pata.
Una de las cosas más importantes al realizar abonados, lo mismo en tierras de sembrados, praderas o montes, es conocer la clase de suelo que hay. Si es muy arcilloso, muy suelto o si hay excesivo drenaje. Hay que conocer el ph. Y hacer una serie de estudios, que son fundamentales para poder sacar el máximo provecho. Si no lo conoces no hay resultados.
Nadie duda de que los estudios sean fundamentales e importantísimos, pero también la práctica es necesaria. La experiencia de los mayores es fundamental. Si los jóvenes la pudieran heredar de los mayores sería de un valor incalculable. Por eso hay que escuchar a la gente mayor y dialogar con ella, porque ellos, a pesar de no tener estudios, saben lo suyo. No se puede ser tan torpe como para despreciar a las personas, aun más sin conocer a quien tienes delante, sea mujer u hombre, porque la inteligencia no entiende clases .
Cuando llegó el que faltaba a la mesa, el jefe dijo:
-Hay en proyecto para abonar varias hectáreas por distintos montes. Comenzaremos por el primero de los que vimos hoy. Estoy bien informado de cómo trabaja Arsenio. Es hombre con mucho talento, a pesar de no tener carrera. Sé que ha hecho obras de mucha envergadura para varias empresas como HUNOSA, ENSIDESA y otras más. Va a comenzar con nosotros. No sé si te habrás fijado, dijo: al otro Ingeniero, en cómo conoce los suelos, solo con excavar la tierra y cómo está seguro de poder garantizar sus trabajos. Eso es muy importante. Hay que tener en cuenta que ha dicho que si no funciona no lo cobra y eso es porque sabe hacerlo.
Como había prometido, se hicieron varios abonados por distintos lugares: en el kilómetro 7 de la carretera de Pola de Lena a Quirós, en los montes de Teberga, en Pajares, en los montes de Covadonga, lagos Enol y otros.
Estos trabajos fueron muy importantes para nuestra empresa por los buenos resultados conseguidos. A parte de procurarnos buen trabajo, se dio a conocer nuestro sistema, que resultó muy interesante a los ganaderos y agricultores, que enseguida se dieron cuenta de nuestra seriedad para trabajar y de los buenos resultados hasta en los pastizales de alta montaña. Todo esto tuvo también una importancia comercial muy notable. Aumentó la venta de nuestros abonos, también la restauración de praderas de los mismos ganaderos. En aquel tiempo la ganadería de nuestra región estaba en pleno auge, al igual que la industria del carbón y otras muchas actividades.
Resulta muy difícil abrirse camino al comienzo de una empresa. Hasta que la gente no conoce la calidad de los productos y la forma de comportarse no despegas. La seriedad, junto con la calidad, es la que ayuda a abrir el camino. Entonces se interesan por tus obras y te consultan. Saben que no les traicionas y te sientes a gusto por esa confianza que depositan en ti. Siempre procure ayudarles lo mejor posible, hasta dando facilidades de pago.
Tengo que decir también porque asi ocurrió, que si surgia algún fallo, yo siempre me hacia responsable y acudia a estudialo, y resolverlo. Reponiendo los materiales necesarios y el trabajo de restauración, y eso era una de las causas de la confianza de la gente en nuestros sistema de tabajos con toda garantía. Un fallo de un terreno puede surgir por el excepso de accidez y aunque pocos veces ocurria, yo lo areglaba con facilidad y era considerado por mis clientes, como muy importante, así de fácil.
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