Get Adobe Flash player
Calendario
septiembre 2025
L M X J V S D
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
2930  
Historial
Temas

Contraataque para ventilar aquel fondo de saco que tan penoso era de soportar. Cuando estaba a una distancia de treinta metros aquel agujero, un sábado del mes de noviembre, de 1949, vino el capataz y me dijo:

-Arsenio, mañana domingo vienes a las ocho, como siempre. Estas muy lejos y el esfuerzo se multiplica. Vendrá contigo Pepón, el Caminero, vais a contraatacar desde las vías. Lo haremos de domingo por la semana no se puede por la maniobra de los trenes. Procura calcular a qué distancia has llegado, para que podáis perforar y calar al testero. Una vez que descubráis el hormigón, se volará con dinamita, porque es imposible hacerlo a pico por su grosor y su fuerte estructura. Con este contraataque ya podrás tener mejor ventilación, es muy largo el recorrido y te podrías quedar sin oxígeno.

¡Cómo sería de reducido el hueco de esta canal, que me resultaba imposible dar la vuelta! Si entraba de espaldas, así tenía que salir, y si lo hacía de barriga, que era lo más práctico, lo mismo. Los únicos movimientos que podía hacer eran los de contraer mi cuerpo apoyándome en los laterales con mis brazos aunque total mente estirados, lo que también resultaba difícil por la humedad y la finura de la pasta que era resbaladiza y me impedía hacer la fuerza necesaria para desplazarme. Muchas veces, al resbalarme los brazos me quedaba rendido por el esfuerzo tan fuerte que había que hacer.

Cuando escribo estas líneas y considero el terrible peligro en que me vi metido, casi no me lo creo, me da pavor hasta pensarlo. El peligro de quedarme dentro pudo ser múltiple. Hoy este trabajo sería considerado una locura. Está prohibida terminante mente meter un niño en esos lugares tan peligrosos. Así fue comentado por la gente que trabajaba por allí, dijeron que era anti humano meter a ese peligro y duro trabajo a un niño. En cualquier momento podía aparecer una bolsa de gases, debido al macizo del material que allí había, con una gran densidad de esta masa, lo suficiente como para producir y mantener un gas, por el paso del tiempo y el estado de putrefacción. O simplemente si me pusiera nervioso, y  quedar bloqueado y sin poder salir de allí.

Este problema de la impresión que se produce automáticamente en un estrechón, lo desconocía, no pude saber lo traicionero que es, hasta que me fui a la mina ya más tarde. Una mañana después de salir todo el relevo de la mina, yo me quedaba solo en la rampla de san Gaspar de 3ª planta Sur, para cargar los trenes. Mientras que el trenista iba con sus trenes hasta la plana, con un recorrido de casi dos horas, yo me quedaba en la rampla a preparar, recorriendo el carbón hasta los contraataques para que el trenista pudiera cargar nada más regresar.

Cuando atravesaba por el medio del relleno donde todo estaba hundido, desde el contaataque de atrás para el de a lante, me quedé sujeto sin poder salir de un estrechón, y por un momento las pasé muy negras, pensando que ya no podía salir de allí. Está probado que el mismo miedo al quedar sujeto, te traiciona y algunas veces no te deja reaccionar, te atrofia el sentido y te puedes quedar allí. Aquel día en la mina pude salir de aquel maldito estrechón pero no sin llevarme un gran susto. Luché lo que pude para poder pasar, no podía ir ni para adelante ni para atrás. Era peligroso por estar solo en la mina, donde nadie me podía auxiliar. Al verte en un lugar apretado y solo, hace que uno se ponga tan nervioso, que hinchas y si no te ayudan allí te quedas. Lo mejor para salvarte es la serenidad, esperar y pensar para darte cuenta que si no tienes la ropa enganchada puedes salir. Si uno se encuentra con este problema nunca sabe cómo va ser, el miedo que se pasa puede ser demasiado peligroso, lo suficiente para morir allá y en poco tiempo ya que la impresión mata muy rápido.

Como anécdota puedo describir una experiencia que vi en cuatro ratones. Tengo una especie de jaula que hice para pillar a la gineta que con frecuencia nos mataba las gallinas. Está preparada para pillar también a los ratones. Dado que es bastante grade y que la trampa para disparar está en la parte de atrás. Se pone comida en distintas partes de esta, los ratones se dispersan una por un sitio y otros por otros a comer, de tal forma que pueden entra varios antes de dispara la trampa que les deja cerrado vivos. Siempre la armaba a la puerta de donde curábamos los chorizos. Una noche cayeron cuatro pequeños y como la perrita que teníamos era ratonera, en cuanto los vio, no ceso en intentar cogerlos, ladro y ladro y los ratones se murieron de miedo. Así le puede ocurrir a una persona, el miedo mata. Yo no sé exactamente el tiempo que doraron aquellos ratoncitos bajo el ataque de la perrita. Solo sea por la literatura que un gato, cuando lo ataca una fiera, pone el lomo muy curvado y los pelos de punta. Bajo esa presión de la fiera, solo dura de 15 a 20 minutos, el miedo tan terrorífico que siente lo mata.

En esa alcantarilla, no tenía ninguna clase de ayuda, nadie se iba enterar de lo que me podía pasar. Estaba siempre solo y donde nadie me podía ver por la larga distancia. Era un peligro permanente y total. Por aquellos tiempos y la poca compasión de los jefes y empresarios, se murió mucha gente en los trabajos sin sanear ni preocuparse de los peligros. Si cierto es que la minería asturiana y sus empresarios dieron economía a la nación y trabajo a los pueblos, tan cierto es que fue a base de una explotación excesiva de los trabajadores, además de un montón de vidas que se perdieron por no haber seguridad ni jefes que lo defendieran

Trabajamos Pepón y yo todo el domingo para hacer aquel contraataque, no paramos más que para comer un bocadillo al medio día. Seguimos hasta las nueve de la noche para poder perforar y dejarlo limpio entre las dos vías, para que el lunes los trenes tuvieran libre el paso para el carbón y la tierra. De no haber sido por la dinamita no se hubiera podido realizar ese trabajo en las trece horas que nos llevó el calar el contraataque. 

Lo calamos al centro de la canal, pero a una distancia de tres metros del testero. No me fue posible calcular con exactitud el lugar aproximado desde afuera, a donde había llegado con el testero, pero como sabíamos su dirección, desde allí pude sacar todo lo que había hasta llegar a dar ventilación, (esto en términos mineros lo llamamos calar). Ayudado por mi compañero, que tiraba por la cuerda del cajón cargado hasta vaciarlo en el exterior, fue suficiente como para poder dejarlo como nos propusimos al empezar, limpio y con ventilación de allí para atrás.

Quedaban cuarenta metros, estos resultarían un poco más fáciles, porque decidimos que se sacarían veinte metros por esta parte del contraataque y los otros por donde empezaba esta alcantarilla, que era a donde había que llegar para que se produjeran bien los desagües de la tolva. Al día siguiente volví a este trabajo, pero sin ayuda del compañero del día anterior, allí no puede entrar. Solo me pudo ayudar otro domingo para perforar en el comienzo de la alcantarilla, y de esta forma acortar las distancias, con lo que se ganaba mucho tiempo, sobre todo teniendo en cuenta la ventaja de estar mejor ventilado al comienzo pero después y como siempre metido en un fondo de saco

Todo esto resultó muy trabajoso, pero se pudo conseguir. Yo estaba muy contento porque ya había terminado con aquella esclavitud y también pensando en las setecientas pesetas que me pagaría el capataz, pero que nunca cobre.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *