Get Adobe Flash player
Calendario
mayo 2025
L M X J V S D
 1234
567891011
12131415161718
19202122232425
262728293031  
Historial
Temas

Cuando tenía siete u ocho años, iba a llindar las vacas de la casa a un prado junto a otro niño que  también llindaba las suyas en el prado colindante. Era de mi misma edad, él de San Mames, yo de La Babia, pueblos muy cercanos. Tenía un miedo terrible ir a ese prado porque el tipo era un guerrero y siempre que nos encontrábamos me pegaba. En aquella época había gente que le gustaban las reyertas, con mucha frecuencia se armaba una en cualquier parte. Aunque había mucha gente pacífica, casi nunca faltaba el torpe de turno para armarla.

Uno de mis hermanos le gustaba dar leña. ¿Porque tienes que pegarle a ese niño si no te hizo ningundaño? Poco a poco le fui convenciendo para que dejara de ser tan torpe. Eso es muy feo y no lo hacen más que los animales y tú no lo eres. ¿Acaso te gustaría que uno mayor que tu, venga y te pegue, pues te puede ocurrir el día menos pensado, cundo le pegues a un niño indefenso y llegue uno de sus hermanos mayor y te pague con la misma moneda, ¿Te gustaría? Ahí tienes el resultado del guerrero que va a recibir el mismo daño que le hace a sus semejantes. ¿Nunca más pegaras anadee?, porque somos gente civilizada y no te lo voy a permitir.

Una mañana estaba con mis vacas en el prado cuando vi llegar al guerrero. Sabiendo que intentaría pegarme como siempre. Pensé, ¿cómo puedo ser tan gallina como para dejarme llevarlas de ese mocoso que tiene mi edad?”. Es mi obligación el defenderme porque no hay ninguna ley que lo prohíba. Así que a la lucha, sin más me salí de mi prado y antes de que llegara, cogí una estaca que había en lindero de la finca y la escondí junto a mí en un salguero que había a mi espalda y sin que él lo pudiera ver. Esperé su llegada con tranquilidad. Si llega y me saluda y no me pega yo tampoco le haré nada. Pero si veo que quiere batalla la tendrá, y esta vez se la va recordar mientras viva, porque le voy a dar su merecido.

En efecto, el que siempre tuvo por costumbre pelear, aquel día llegó con sus mismas ideas. Se acercó con gestos amenazadores, llevaba su guiada en alto preparada para darme latigazo limpio. Yo, con nervios pero decidido a darle una lección, le dije:

-¿Hoy es la tuya canalla? Sin perder tiempo para que mi estacazo fuera el primero y no le diera tiempo a reaccionar, comencé a darle hasta que se echó al suelo llorando y muy asustado por la sorpresa que se encontró y pidiendo que lo dejara.

-¡No me pegues más! Yo tampoco te pegaré. ¡Déjame, ya mediste bastantes!

Al ver que se declaró vencido y atemorizado por la paliza que se llevo, deje darle estacazos, y poniendo mi estaca sobre su pecho en señal de paz, le dije con energía: 

-Si vuelves a pegarme te daré estacazos hasta que ya no te levantes por sinvergüenza y malo para que la recuerdes toda tu vida. Siempre has sido un cobarde, me pegaste muchas veces, yo siempre te respeté.

-Perdóname, no te pegare mas, ¿puedo levantarme?

-¿Me prometes que nunca volverás a las reyertas?

-Te lo prometo, nunca más.

-Vale, levántate.

Le tendí mi mano para ayudarlo. Cogió su vara y se marchó con su ganado y con las orejas tan gachas como las tenía mi burro que las tenía planas. Nunca más se le ocurrió intentar pegarme. Este pequeño guerrero también tomó nota de cómo fue recibido a estacazo limpio para evitar llevármelas yo, sin ningún motivo. Ahí está el resultado de los que caminan por la vida sin pensar en el daño que hacen, ni el que puedan recibir por su torpe cabeza. Creo que a partir de aquel día ya no presumió más de buen guerrero, no se olvidó de la lección que mi estaca le dio. Creo que nunca se llevaría tantos estacazos como aquel día, ni en su vida de 77 años que se murió

De nuevo nos encontramos con el zapato a la medida del pollo que se siente muy valiente, dando leña a quien le respeta. Una prueba más de cómo nos enseña la vida, a ponerse derecho al que va torcido. Aquel niño que tuvo que recibir la lección con el mismo mal que él había hecho para darse cuenta de su grave error, y seguro que le sirvió para espabilar y nunca más sería guerrero.

No se dio cuenta de su tremendo error hasta que la estaca se lo enseño. Más tarde y cuando nos encontrábamos andaba derecho como una vela, nunca más se le ocurrió pensar en la quimera y me saludaba como era debido

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *