La sorpresa de un ganadero al visitarle para comprar un ternero. El 27 de Noviembre del 2003 salimos de Candás mi esposa y yo a primera hora de la mañana. Visitamos a nuestra hija Mónica en la finca de Sotrondio. Ella iba a trabajar y nosotros a los pueblos de Campo de Caso a comprar un ternero para hacer los chorizos y carne para el congelador. Era un buen día apacible y soleado que invitaba a pasear por aquel bonito paisaje. Después de comer por aquella zona del alto Nalón, paseamos por distintos pueblos a la vez que buscamos el animal que necesitábamos. Tampoco fue posible, unos por viejos y otros por demasiado pequeños. Como hacía tan buen tiempo los ganaderos estaban en la montaña y no regresarían hasta la noche, por ese motivo resulta aún más difícil encontrarlo. Visitamos los pueblos de Jobéanos, Bueras, Orlé y Campo de Caso. En Bueras tomamos café en el bar del pueblo. Allí había tres ganaderos, les saludamos y preguntamos por los terneros. Un señor nos dijo que tenía uno de nueve meses.
-¿Cuánto pesa?-le pregunté.
-Hombre, yo no lo sé pero está muy bien.
-Me parece algo joven, necesitamos uno mayor para cebarlo durante tres meses.
-Si es para chorizos, es bastante.
-No lo creo, nosotros hacemos chorizos para cuatro casas y carne para el congelador.
-¿Para cuatro casas?
-Así es: las de los tres hijos y la nuestra.
-Siendo así puede que sea pequeño. De todas formas por verlo nada perdemos, está muy cerca, a solo un kilómetro en Nieves.
-Conozco el pueblo. Vamos a verlo.
Cogimos el coche. El ganadero llevaba un buen todo terreno. Nos acercamos a la cuadra y vimos que el ternero era muy pequeño, muy corriente y de baja calidad. Un buen ternero tiene que tener buenas medidas y muy buen pelo para que al cebarlo ponga muchos kilos. Uno corriente lo mismo da cebarlo más que menos, casi nunca sale de la ruina.
-No me sirve. Lo siento, amigo-le dije.
Salimos de la cuadra y seguimos charlando. Cuando ya nos íbamos me dijo:
-Arsenio, ya hace cuarenta y ocho años que te conozco y en todo este tiempo solo te he visto dos veces. Una de ellas en una boda que comimos en San Pedro de Tiraña. Aquel día me llevé una sorpresa porque me di cuenta de que te había conocido en Madrid. Estabais comiendo en un bar en Lavapiés, otro joven que tampoco tenía manos, pero como no sabía que erais de mi tierra, no os saludé. Me dio pena al veros tan jóvenes y sin manos. Estábamos en la mili uno de Collazo y yo. No se nos ocurrió que fuerais asturianos. En la boda te saludé pero no me atreví a decirte nada. Estás igual que en aquel tiempo, me asombro de lo joven que estás.
Aquel día en Madrid nos aquedamos asombrados y mirando lo bien vestidos que ibais con buen traje y corbata y sin manos. Lo mismo mi compañero que yo, lo comentamos en el cuartel con los compañeros y nunca olvidamos aquel cuadro de ver a dos jóvenes sin manos y comiendo con toda normalidad.
Me dijo: tú no te das cuenta, pero es duro y a la vez intrigante al conocerte, por esa normalidad que se ve en tus actuaciones, como si tuvieras manos. Todo el mundo que te conoce dice lo mismo, es un hombre muy valiente y más duro que el acero, porque no debe ser fácil adatarse a vivir sin manos y con esa normalidad con la que tú vives. Así mismo me dijeron que el otro que perdió las manos el mismo día, no pudo con ello y se dejo morir con sus borracheras permanentes. Mientras que tu trabajaste mucho y estudiaste a la vez. Hasta se que creaste una empresa y que eres muí buena persona con la gente que trabaja con tigo. Fíjate Arsenio las noticias buenas corren como la pólvora, aparte de que todo el mundo te conoce, me informo muy bien un pariente mío lejano, que trabajo contigo varios años. Había unos cuantos años que no lo veía y nos encontramos en el mercado de Laviana, donde me conto que eres inventor de maquinaria. Que has hecho unas cuantas maquinas, a demás de escritor, que eres un manitas que se te da toda clase de trabajos.
-Hay que moverse y crear nuevos horizontes, aparte de que me gusta mucho trabajar hay que modernizar los trabajos creando nuevas tecnologías, para hacer la vida del hombre un poco más apacible. No me olvido de aquellos años de mi juventud, cuando reventados de trabajo y poca comida había que tragar lo que te echaran. Después de pasarlo tan mal, es posible que aquello me haya ayudado a pensar en crear nuevas cosas y aficionándome al diseño y a la invención.
-Cómo es posible Arsenio que trabajando tanto como tú trabajas y habiendo pasado por tanto sufrimiento, te encuentras muy joven.
Es cierto que me encuentro bien, el moverse y el trabajo es salud. Si no me hubiera dedicado a trabajar y luchar la vida, es posible que estuviera mucho peor. Un hombre no puede quedarse en una esquina a llorar sus penas. Hay que ponerse las pilas y seguir adelante, aunque los años pasan y por muy bien que uno se encuentre no pasa en balde. Lo bueno sería seguir así. Tú también estás muy bien, creo que debes de ser un poco más joven. Yo ya tengo sesenta y ocho años.
-Pocos menos tengo yo-dijo él,-Sesenta y dos.
-¿Cómo te llamas? No sé tu nombre.
-Fernando.
Le tendí mi mano para saludarle. Que nos conservemos unos cuantos años más así de bien, amigo y siento que no nos conociéramos allá en Madrid porque ya sabes lo agradable que es encontrarse con uno de la tierrina. No sé por qué, pero el caso es que la gente se aprecia un montón cuando está lejos de su tierra.
Todavía recuerdo cuando me encontraba en la clínica en Madrid en mi rehabilitación. Cuando oía una canción asturiana en la radio, porque todavía no había televisiones, me saltaban las lágrimas. Por si fuera poco la morriña que sentía por mi familia, yo era aficionado a cantar Asturiano y mi desdichada juventud no me dejó por varios accidentes de trabajo y dos operaciones que sufrí, me privaron de mi afición a cantar. No podía evitar la emoción. Es increíble lo que llama la atención a uno todo lo que se relaciona con nuestra Asturias, la llevamos dentro de nosotros por naturaleza y como símbolo y recuerdo de nuestra querida patria. Lo mismo da estar más cerca que más lejos, allí donde vayamos su recuerdo va con nosotros.
Todo esto lo recuerdo muy bien porque mi esposa y yo pasamos largas temporadas en Escocia donde tengo el hijo que es médico psiquiatra. Aunque lo pasmos muy bien por lo bonito de aquella zona, y viajando por toda Escocia, nunca nos olvidamos de nuestra tierra. Todas las noches a la hora de cenar poníamos el canal Internacional de Televisión, para saber de España y contemplar sus bonitos paisajes. Nuestra tierra nuestra patria donde se vive muy bien por su excelente clima y su exquisita gastronomía. Es imposible por mucho que uno viaje por el mundo, encontrar una gastronomía como la Española y sobretodo la Asturiana y la Gallega, que son incomparables.
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