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Después de elegir el modelo de coche que me interesaba, le pregunte al vendedor del cocesionario, si se podría cambiar el volante, ya que aquel modelo  no era apropiado para colocar el mecanismo que había diseñado para poder conducir los coches anteriores.

-No se puede dijo, porque es electrónico.

-Si no se puede cambiar ese volante no podemos pedir el coche hasta que pueda hacer un estudio de cómo voy a diseñar un nuevo sistema. El que tengo en mi coche, no se puede acoplar en ese volante. Lo importante sería que me prestaran un volante para que en mi casa pueda trabajar sobre éste y acoplarle el nuevo mecanismo sin dañarlo.

-Imposible, había uno de un coche nuevo siniestrado pero fue vendido hace unos días. Puede acercarse a un desguace a ver si le dejan alguno que le pueda servir.

Aunque me di cuenta de que aquel modelo era nuevo y no lo encontraría, fui a un desguace que había muy cerca. Le expliqué el motivo y le dije que solo se trataba de tomar unas medidas. Me presentaron el más parecido, pero vi que no iba a servir.

-En un momento se lo devuelvo. Voy hasta el concesionario a comprobarlo, está muy cerca.

-Vale, llévelo pero me deja 4000 pesetas de fianza.se devuelvo al regreso.

No tuve más remedio que dárselas. Vi con sorpresa que no confiaba en mí. No valió y se lo devolví.

Al marchar del concesionario le dije al jefe.  Empezare a trabajar por este tema, pero tendré que venir algunas veces por aquí para hacer pruebas para adaptarlo.

-Puede venir las veces que necesite, pero con el cuidado necesario para no dañar el volante, pues tiene dueño.

Eso ya lo sé señor, soy hombre precavido y procuro hacer las cosas lo mejor posible. Además si hubiera algún daño yo seré el responsable. No creo que el calibre para tomar medidas le haga ningún daño. Aparte de que la plantilla será de material noble para que no deje marcas y pueda trabajarla mejor hasta que ya pase a fabricarlo en acero inoxidable.

-De acuerdo venga cuando le haga falta.

En aquel momento empecé con las medidas. Aquel señor mandó que subiera un mecánico para que viera si era posible hacer algo. Llegó uno y le explique lo que había que hacer. Lo miró y dijo que no había nada que se podía hacer nada. Mandó subir a otro. Al final formábamos un grupo de gente: el vendedor, la jefa de ventas, el mecánico, el chapista y algunos otros más. Cada uno daba su opinión pero todos coincidían en que no se podía resolver el problema. Desde luego que yo también lo veía duro y me encontraba disgustado, pero dispuesto a luchar por el tema para conseguirlo. El que me vendía el coche me preguntó:

-¿Qué piensa Arsenio? No dice nada, le veo muy callado. ¿Qué va hacer? Puede escoger otro modelo que le pueda servir.

-No creo que haga falta ningún cambio, seguiré con este proyecto aunque me lleve mucho tiempo.

-Lo siento mucho, nosotros no podemos hacer nada. No encontramos una solución a su problema.

Puede ir a una casa que hay en Gijón donde adaptan coche para minusválidos, algo le harán.

Me dijo la dirección y me persone allá. El Individuo que me atendió. Después de explicarle lo que necesitaba, me miro de arriba abajo, como asombrado y me dijo con cierta brusquedad.

-Imposible hacerle nada, nosotros no fabricamos mecanismos de esa clase. Y añadió; pero usted conduce.

Claro que conduzco ya llevo varios años

¿Me deja el carnet de conducir?

Me acerque al coche y se lo di y lo miro con todo detalle. Vi que era hombre muy desconfiado, no se fio de lo que le dije.

Creo que debí decirle. ¿Para qué me pide el carnet si dijo que no iba hacer nada? Pero por ser más educado que el nada le dije y marche muy descontento con su forma de tratar a las personas. Aquel individuo, me trato con desprecio y desconfianza, seguramente pensando que todos somos como él.

-Cuando regrese al concesionario el vendedor me pregunto. ¿Qué le dijeron en esa casa, le pueden hacer algo?

No hay con quien tratar, el individuo que me atendió no sabe tratar a la gente, es un déspota. Seguramente que pensó que no puedo trabajar ni conducir un coche.

-Si todavía no tiene nada para resolver el problema ¿Qué piensa hacer? Arsenio.

-No tengo nada pero lo tendré. He solucionado cosas más difíciles y espero hacerlo ahora también. No me dejo vencer por las dificultades fácilmente. Tomaré las medidas y llevaré un croquis para poder trabajar.

-Le di al mecánico el croquis que yo había dibujado del volante. Le dije, si no es molestia vaya apuntando las medidas que le voy a dar en ese croquis.

Saqué el calibre, el metro, empecé con las medidas para empezar a luchar con aquello, que según ellos no tenia solución. Desde luego que para mí también me resultaba difícil pero debía trabajar para conseguirlo. Me interesaba aquel modelo de coche y no otros.

Marche para mi casa con las medidas en el croquis y sin saber cómo lo iba resolver, pero pensando que algo se me ocurriría después de estudiarlo detenida mente.

Trabaje todo el día y parte del otro. Preparé una plantilla con material fácil de trabajar para hacer las pruebas. Al volví a probar y encajaba muy bien, quedaba como si hubiera nacido allí, pero no podía sujetarlo con toda seguridad por falta de espacio. Pasaron varios días prepare distintas medidas. Al terminar un modelo en acero inoxidable, fui de nuevo a probarlo. Este mecanismo me había llevado varios días de trabajo. El material era duro y de un grosor de doce milímetros con encaje para un rodamiento, además del sistema de sujeción y la tapa de embellecedor. Tarde varios días en hacerlo, lo suficiente como para que aquellos pensaran que habría tirado la toalla. Seguramente al recordarme pensarían que ni me acordaba del coche, cuanto menos del mecanismo tan difícil, que ellos no creían ni en el invento ni en mí.

Cuando llegué de nuevo para hacer aquella prueba la expectación era grande, pero más lo iba a ser cuando les dije que no valía. Lo cogieron y lo miraron con atención. Aunque la mayoría callaba, uno dijo.

Baya obra de arte que has hecho, esta preciso.-Porque no le vale Arsenio, está muy bien trabajado, y además en acero inoxidable, está muy bien pulido, brilla como un reloj ¿Tiene maquina de pulir?

Si, como no la voy a tener sin ella como trabajaría mis prótesis

Aquel gran trabajo se quedó para el recuerdo. Lo conservo como una más de mis obras. Al ser tan pequeño el hueco donde iba ser encastrado no me fue posible sujetarlo bien.

No lo pude dar de paso les dije,  porque no puedo sujetarlo con toda seguridad, seguiré trabajando para encontrar una solución más segura.

Construí otro modelo con otras medidas, aunque siempre con el mismo rodamiento y otros enganches que pudieran sujetarlo con seguridad. Se trataba de una cosa seria y a mí no me valen las chapuzas. Si no estoy seguro de que vale, no lo admito.

El vendedor me había mandado a otro mecánico para ayudarme a tomar nuevas medidas. Cada vez que le daba una para que la apuntara en el croquis me miraba sorprendido, al ver que aún tenía ganas de seguir. Aquel individuo convencido de que aquello no funcionaría, no se callaba, protestaba diciendo que todo era una pérdida de tiempo y que dejara de dar vueltas.

Le dije que tuviera paciencia, porque era la única forma de hacer algo. Debo decir que en aquel momento prefería que se marchara, aunque nada le dije. Me estaba molestando mientras trabajaba. Como vi que seguía con la misma actitud, con mucha educación le dije:

-Por favor venga conmigo a mi coche, le voy a enseñar el mecanismo que llevo desde hace treinta años, que yo mismo fabriqué y nunca dio problemas.

Me acompaño y le mostré el modelo, lo miró y dijo:

-Eso está chupado aquí sí funciona pero en aquel nunca lo conseguirá, porque es imposible de colocar eso ya lo ha visto usted y no se da por vencido.

Me quedé mirándole por un momento, no le dije nada. Regresamos al otro coche y seguimos con las medidas. Cuando pasó un poco de tiempo me dijo.

-Oiga, ¿por qué es usted tan terco? Si no va a conseguir que esto funcione, déjese y convénzase de una vez de que nunca podrá conducir este coche.

De nuevo me quedé mirándole por un instante. No sabía qué decirle para que me dejara en paz. En aquel momento de doble angustia, una por lo duro de la obra y otro por lo mal que se portaba conmigo, atormentándome sin cesar y sin parar de hablar y de decir tonterías, le dije.

-¿Señor porque no se calla y me deja trabajar? Me está poniendo de los nervios. Entérese bien de lo que le voy a decir: o dejo de ser paisano o he de conseguir todo esto. ¿Le vale?

-De eso nada, de aquí no saca nada.

-O sea, que no cree en nadie, solo vale lo que usted piensa. Oiga, si le dijera que soy inventor ¿me dejaría en paz de una puta vez?

-¿Que es inventor? Y ¿con qué nombre?

-Con el mío, ¿por qué debería ser otro? ¿A caso no le vale?

-Perdone, si es inventor lo sacará.

Me quedé como helado. No creía lo que acababa de oír. Primero me había atormentado con sus inoportunas opiniones, asegurando lo que no sabía y luego, por el hecho de decirle lo de inventor, cambió rotundamente su forma de valorar a una persona. Increíble pero cierto.

Desde luego que es como para no creer que haya personas con esa mentalidad, me asombra esa forma de actuar en la vida. No tenía ninguna razón para valorar ni para enjuiciar ni antes ni después. Primero porque no sabía y después tampoco porque pude haberle dicho una mentira. Si antes no creía en mí tampoco lo debía hacer después. Esa forma tan rotunda de cambiar, me parece una salvajada. Un hombre no puede ser tan vulnerable.  La inteligencia el respeto y la habilidad debe ser de otra forma, porque nunca se puede decir o hacer las cosas sin saber el por qué. ¿Cómo se atrevió a negar y a discutir lo que un hombre lucha y quiere hacer? Él lo desprecia pisoteando el valor de otro hombre sin saber quién es ni su capacidad. El terco, el torpe y el mal educado es él, porque no sabía por dónde andaba. Por más que le explicaba, no se callaba, ni siquiera por educación. Deja al hombre que trabaje y observa a dónde llega. Si dije que todavía era posible sería por algo.

Seguí trabajando y tarde  una semana más de trabajo, pues una obra artesanal lleva tiempo-Volví a probarlo, seria la cuarta o quinta vez que había ido allí, entre medidas y pruebas. Pedí permiso, como siempre para ir al coche. El jefe me acompañó.

-¿Qué tal, Arsenio? ¿Sacó algo esta vez?

-Creo que sí vamos a probarlo.

Nos dirigimos al coche y empecé con el montaje. Al momento estábamos rodeados de gente que en silencio esperaban saber el resultado. Me di cuenta de que entre ellos había diferentes opiniones. Uno decía que puede que lo sacara porque me veía muy seguro y con mucho aguante para no claudicar. Otros, que era imposible, que aunque insistiera, nada conseguiría. Coloqué el mecanismo, lo probé y quedó perfecto. El jefe me preguntó ¿cómo lo ve Arsenio?

-Muy bien, esto está a toda  prueba le dije. Ya puede pedir el coche.

En ese momento el gallinero que allí había se quedo en silencio.

Había siete meses de espera para conseguir que viniera el coche. No había forma de traer el de gasoil de Alemania en menos tiempo, porque este modelo llevaba un motor que había salido en el mismo año 2000,  además del cambio secuencial, que era el mejor del mercado.

En el momento que le dije que servía salí del coche con cara alegre por haberlo conseguido. El silencio que había, lo rompió un mecánico, que con energía dijo:

Ahí os queda eso. Algunos deberían pedirle perdón a este señor- y dirigiéndose a mí dijo -Señor le felicito, es usted todo arte, no hay quien le gane. Yo nunca dude de usted, porque le veía muy seguro de sí mismo y eso me hizo pensar que lo conseguiría. Me alegro mucho.

-Muchas gracias por haber confiado en mí. Me acerqué y le tendí mi mano para saludarle, agradecido por saber valorar las cosas como son. Aquel señor sí que fue inteligente. Observo todo el tiempo pero sin decir nada al respecto y hasta que vio lo que realmente salió de aquel trabajo que fue imposible para todos, pero no para él.

Mucho trabajo y tiempo pero salió, les dije.

-Claro que sí dijo: además, con agallas y con una estética digna de ver, parece que nació ahí.

¡Qué satisfacción sentía aquel hombre al ver que lo había logrado! Creo que estaba casi tan contento como yo. Supo ver y valorar el mérito de uno de sus semejantes. Eso sí que es ser bondadoso y comprensivo, un hombre con buenos sentimientos, digno de admiración.

Aquel mecánico que me atormento no dijo nada y en lugar de disculparse como los otros, se largo como si estuviera enfadado por conseguirlo. Espero que eso le haya servido para aprender algo, sobre todo a confiar en los demás. Cosa que algunos desconocen por ir por la vida pensando que son los más y los mejores. Nuca se sabe quién es el mejor, cuando menos te lo esperas, aparece otro que sabe más. Así son las cosas y así las hay que admitir.

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