El 29 de agosto de 2002, al fin, después de esperar todo el verano por el piso que compramos en Candas, lo inauguramos. A pesar de que nos lo habían entregado el día 23 de ese mismo mes, no lo pudimos ocupar a causa del barniz del parquet, que tardó unos cuantos días en secar y el olor es nocivo. La espera fue larga ya que el promotor de la obra pensaba entregarlos para el mes de enero pasado, después para marzo, luego para junio, pero no pudo ser hasta agosto. Por ese motivo las vacaciones de ese año fueron cortas y llenas de trabajo. Primero la construcción de mis prótesis y después los trabajos en la finca, y más tarde al entregarnos el piso, amueblarlo y hacer las estanterías para la cochera y la despensa. Hasta hice un tendal para secar la ropa en el interior de una despensa. Este tipo de tendal me lo mostró el contratista de la obra. Una tarde me dijo:
-Arsenio, ven al primero que te voy a mostrar una cosa muy curiosa, seguro que te gusta.
En efecto me gustó. Se trataba de un tendal para ropas en el interior del piso, desconocido hasta la fecha. Es muy original. Pregunté a los dueños del piso dónde lo habían comprado. Al día siguiente nos acercamos allá con el fin de comprarlo, pero ya no los había. Preguntamos a un responsable de la casa y dijo que había sido una promoción, pero que no iban a traerlos de nuevo. Le dije a mi esposa que yo haría uno en acero inoxidable en lugar de pvc, porque es más seguro, bonito y duradero. Mi esposa dijo que buena gana tenía de trabajar, que ya vendría y si no, nos arreglaríamos con otro cualquiera.
Comencé a buscar el material. Mientras pasaban los días conocí al dueño del primer piso y hablamos acerca de su tendal. Le comenté que ya no los vendían. Le dije que buscaba acero inoxidable para su construcción. Este hombre, muy atento me dijo:
-Tranquilo, yo te lo consigo.
Cogió su móvil y llamó para que aquella tarde o al día siguiente lo trajeran. No pasaron dos horas cuando llegó un mensajero con los tubos. Solo me faltaban unas piezas de acero inoxidable para las bases, pero éstas ya eran más fáciles de conseguir. Cogí el coche y fui hasta los almacenes de Riestra a buscar lo que necesitaba. Al momento lo encontré. Llegué a casa, me puse la funda y a trabajar en el tendal, que terminaría en tres días. Se trataba de 4 bases una a cada lado del secadero, y de siete tubos de acero de 1,50 de largo.
Diseñé un sistema completamente diferente al que conocí, y con mejores prestaciones. Entre otras cosas lleva 14 poleas para que trabaje con facilidad y no se rompan los gruesos cordones. Además de una solida base provista de siete ganchos para que sea más práctico. Estos siete ganchos son los que sostienen cada una de las barras o tubos, que independientemente bajan. Se tiende la ropa, se sube una barra y se baja otra, de forma que la señora lo tiene a su altura para colocarlo. Luego lo retira quedando casi pegado al techo donde no molesta para nada y la ropa se seca perfectamente.
El tendal es una maravilla que llama la atención de todos. Por eso y otras cosas más, pasamos el verano y parte del otoño trabajando, pero a gusto porque nos hacía falta.
Antes de decidirnos a comprar en Candás a habíamos pensado visitar varios lugares de la costa. Comenzamos por Ribadesella para ver donde nos gustaba más comprar el piso. Después de pensarlo y de hacer distintas valoraciones. Le dije a mi esposa que el mejor sitio seria Candás. Por lo bonito que es todo. Una buena playa, con terreno llano y también con alguna pendiente, además de las bonitas praderas ajardinadas y el pequeño bosquecillo de eucaliptos en su parte más alta, desde donde se puede tomar el sol o la sombra e incluso dar un largo paseo.
Aparte de ser un lugar privilegiado por estar situado en el centro de la costa asturiana, tiene buen servicio para viajar. Esta cerca de Oviedo, Gijón, Avilés. Con buen servicio de carreteras, el tren, el ALSA y está muy cerca de Sotrondio. Tiene un ambulatorio recién construido, buenos restaurantes, buenas sidrerías y comercios en general; hasta hay un cine. Además, está fuera de los barullos y de la contaminación. Es ciertamente un pueblo tranquilo y encontradizo.
Mi esposa dijo que no le gustaba. Yo creo que cuando lo conozcas mejor te va a gustar le dije: lo mejor sería pasar las vacaciones este verano y ya verás si te gusta uno.
En efecto allí pasamos las vacaciones. Al terminarlas dijo: qué razón tienes Arsenio, vaya bien que lo pasamos, esto es muy bonito como tu bien dijiste. Yo por mi seguía aquí y no machamos hasta que construyas el chale o compremos el piso.
-Así será compraremos en Candás. Empezamos a buscar donde edificar. Aunque pasaron tres años y no encontrábamos nada que nos gustaba, tanto le gustaba estar aquí que un día me dijo:
-No creo que te guste nada, lo que tú buscas solo lo conseguirás si lo haces a tu gusto.
-Si hay que hacerlo se hace, no pasa nada, tampoco hay que comprar lo primero que salga.
Al final conseguimos un lugar de los mejores de la zona, pero no sin antes haber dado vueltas y romperse la cabeza. A mí nunca me ha gustado vivir encerrado entre edificios, siempre me han gustado las buenas vistas y el aire libre y aquí lo hay de verdad.
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