Lochgilphead, Argyll, Escocia Sábado 9 de junio del 2001.
Aquí en esta bonita Villa es donde vive Norberto mi hijo, y su familia. Médico especialista en psiquiatría. Trabaja en el Hospital de esta Villa. Todos los médicos viven en chales dentro del mismo recinto del hospital, situado en una finca en la parte más alta de la Villa
Este Hospital es el general de la región, donde se coordinan los otros hospitales de la zona en distintas islas, a las que Norberto tiene que desplazarse a consultas externas.
Por esta bahía y calles de Lochgilphead, paseábamos mi querida esposa y yo, con nuestra nietina Alejandra, cuando era muy pequeña mientras los padres trabajaban. Lo recuerdo con mucha pena porque mi esposa ya no esta, ni pudo ver terminada la literatura con un poco de nuetra historia. Le gustaba mucho leer, pero sobre todo lo que yo escribia. Era una excelente mujer, que jamás olvidare.
Durante aquel fin de semana recorrimos las dos costas del Atlántico norte, en la zona de Campbeltown. Bajamos por la costa oeste para visitar algunas partes del interior y regresar por la del este. Después de visitar la población y algunas playas de la zona, bajamos a la última playa de Southend, situada totalmente al sur de la isla. Muy cerca de ésta hay un bonito pueblo situado en medio de una inmensa llanura, con varios campos de golf. A pesar de ser pequeño, tiene una hermosa playa, además de ser grande y con una arena blanca y muy fina. Buenas mesas y bancos para poder comer de campo, a lado de grandes y verdes praderas. También una gran vista panorámica, desde esa playa se ven las rocas de la costa de Irlanda del norte, ya que la distancia por mar, solo es de unos 30 kilómetros, por donde antes de la crisis, navegaba un Ferri, desde el puerto de la villa de Campbeltown, hasta Irlanda, donde había mucho turismo.
La villa de Canbeltown, es muy bonita, total mente llana. Tiene grandes edificios, mucho comercio. Un importante puerto pesquero, un enorme parque, a demás de un buen hospital. Norberto, conoce toda la zona ya que pasa consulta en cuatro hospitales de distintas Islas que se rigen por el Hospital central de Lochgilphead de Condado de Argyll donde tiene la base de trabajo.
Llevamos comida para comer de campo el primer día y aprovechamos aquellas mesas desde donde contemplábamos un gran paisaje. Entre otras cosas observé cómo las gaviotas subían a una altura bastante considerable, para lanzaban en barrena para sumergirse en las aguas con fuerza para pescar, y salir a gran velocidad para que las otras no les quiten el pez. Es muy curioso ver la técnica que emplean, pues son tan hábiles como para darse cuenta de la presencia del pez a una gran profundidad, por la claridad de las cristalinas aguas. Yo había observado las gaviotas de nuestro mar, pero no bajan a esa profundidad porque no pueden ver a los peces por la oscuridad de las aguas. Si se alejan a demasiada altura no ven los peces y al pescar más cerca no pueden ejercer esa gran fuerza que la velocidad les permite. Sin duda es tan interesante como para filmarlo para poder observarlas a cámara lenta. Pero aquel día la cámara se quedo en casa y nada pude hacer. Espero que para el próximo viaje lo pueda conseguir, pues esta técnica no deja de ser tan fascinante como desconocido para mí. Es importante ver y conocer con qué facilidad los animales se adaptan al ecosistema donde viven.
Campbeltown fue hasta que llego la crisis una zona de mucho movimiento comercial y con muy buena economía. Había comercio de madera entre otras muchas cosas más, mucho turismo, un gran puerto pesquero y un ferri que hacía la línea con Irlanda del Norte, cosa que le proporcionaba mucho turismo. También unía otras islas de la zona, aunque en la actualidad se comunican desde Edimburgo y otras partes del sur.
Irlanda solo está a treinta kilómetros por mar. Desde aquella playa de Southend situada al sur se pueden ver las rocas de su costa.
En la costa de esta Villa, había una base conjunta con los americanos, hoy también parada, que tenía la mayor pista de aterrizaje de Europa, por la llanura de los terrenos y su larga extensión. La playa cercana a esta base tiene diez kilómetros de largo. Está limpia y su arena es blanca y de primera calidad, como casi todas las de esa zona. Con unas aguas muy serenas y cristalinas. Da pena verla tan sola. Basta con decir que en la playa del sur de esta isla como en las otras, no había gente. En esta playa quise ver como estaba el agua de fría. Entré unos metros pero luego di la vuelta, estaba demasiado fría. Había que estar bien acostumbrado a las bajas temperaturas para aguantarla. Me llamó mucho la atención estas aguas por lo claras que estaban, apetecía beberlas.
Aunque el pueblo está muy cerca, nadie se acercó a la playa. Sola estaba cuando llegamos y sola se quedó cuando nos marchamos. Las únicas personas que vimos por aquellos alrededores fueron dos señoras y un señor que cargaban un caballo en un remolque, pero ajenos a la playa y pronto se fueron.
Este viaje fue uno de los más interesantes que hicimos por aquella zona. Durante aquellos días hubo muy buen tiempo y permitió ver algunos criaderos de corzos, muchos conejos salvajes por las praderas y montes y por las carreteras. También urogallos y venados saltando por los bonitos parajes que daban vista al mar.
Había importantes ganaderías de leche de vacuno, precisamente por estas zonas llanas es donde mejor se explota este tipo de ganaderías, debido a los campos tan verdes y de fácil manejo para tractores y auto-cargadores. El verde es la única fuente de alimentación de la zona. El resto de ganados, ovejas y terneros de pasto, se explotan por otras zonas menos llanas y más apropiadas para los pastos.
Lo mismo que por nuestros campos de España, también meten el verde en grandes rollos envueltos en plástico. Las costumbres en este tema son muy parecidas, solo que ellos casi no gastan pienso compuesto, porque disponen de grandes pastos y muchos terrenos llanos para la recolección de forraje en gran cantidad, suficiente para su consumo. Hay algo que me llamó mucho la atención. La carne de vacuno, la de cordero y cerdo, es muy buena y sabe muy bien, sin ninguna duda es carne de primera calidad. Solo le sobra un poco del precio que como todo allá, nos resulta caro por la diferencia del cambio.
Regreso por la costa este
Al regreso, por la costa este, en dirección a Tarber, la carretera era de un solo carril por donde puede circular un coche solo. A cada pocos metros, según las curvas, hay un desanche para que el más cercano se aparte y pueda pasar el otro. Estos aparcaderos momentáneos están señalizados con un poste de madera pintado en blanco y negro con un letrero que en inglés dice: “dejar paso”. Todo conductor debe de circular a una velocidad que le permita parar sin colisionar con el que viene. Hay que ver lo que se tarda en recorre cien kilómetros por una de estas carreteras, además, por ser en zona costera tienen muchas curvas y badenes. Da la impresión de ir en un barco con tempestad por alta mar, ya que el coche se mueve mucho.
Desde Campbeltown a Tarber por esta carretera hay unos 100 kilómetros. En la Villa de Tarber casi se juntan los dos mares, solo los separa una distancia de 3 kilómetros.
En el Mar del Oeste, a la espalda de Tarber, hay una estación de ferri que sale hacia otras islas de la zona oeste. En una de éstas hay un hospital donde Norberto pasa consulta cada quince días durante dos días.
Pasa con su coche en ferri, un corto recorrido de dos horas y luego sigue su viaje hasta el hospital en coche. Regresa al día siguiente en el ferri de la tarde.
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