Es inconcebible la actuación de aquel hombre que olcupara un cargo de esa envergadura. Un traidor que macahacaba a la gente sin piedad. A la espalda me ponía en lo más alto, según me dijo un alto cargo de una empresa del Estado, que por sus comentarios sobre mis buenos trabajos me llamó para ver una obra del Estado que él representaba.
Cuando llegué para que anunciaran mi visita, me dijeron que había que pedir audiencia unos cuantos días por anticipado.
-Me espera el Jefe les dije, por favor, dígaselo por teléfono.
-¿Le conoce?
-No me conoce más que a través de otra persona, pero me espera, no lo dude, le dije.
-De acuerdo le llamo.
Esto era en el bajo, él señor estaba en el tercero. Cuando subimos esperaba a la puerta del ascensor. Nos recibió con mucha amabilidad, como si nos conociera de siempre. Me acompañaba mi esposa. Pasamos a su despacho y nos presentó a un Ingeniero compañero suyo y a una señora. En la presentación les dijo.
Este hombre es un modelo de trabajando, polifacético, diseñador de maquinas y constructor de estas. Es unas manitas, especialista en diversas obras. Mi tío le aprecia mucho porque le saca las castañas del fuego. El tío de este señor, que por cierto me pareció una buena persona, era el que me machaco sin piedad. Lucrándose de mi trabajo y el de mi personal. Cuando veía uno de mis trabajadores que destacaba, le ofrecía más dinero y me lo quitaba, ya que él podía pagarlo que fuera, a base de quitarlo a los demás. Pero yo tenía un límite para pagar. Hasta esta estafa llego el tío. Tres veces ocurrió esto y los chavales como personas educadas y como sabían que los apreciaba, me lo consultaron. Me dijeron que si me parecía mal que lo aceptaran.
No me parece mal más que lo de ese individuo que es un tirano. No perdáis la ocasión es mucha la diferencia en dinero y con ese mala persona tendréis largo tiempo trabajo. Con migo no lo sé, porque nos va echar. Ir tranquilos si no estuvieras contentos, aquí tenéis vuestro trabajo por lo buenos que sois. Yo tenía una buena plantilla de gente y una buena convencía entre todos.
Me acompañaba mi esposa porque aprovechaba el viaje para ir a ver otra obra y teníamos que hacer noche fuera de casa y ami no me gustaba ir solo. Los hijos estaban casados, por eso siempre íbamos juntos. Cuando mi esposa le oyó decir aquello me miró como diciendo, qué clase de persona será ese individuo, para decir esas cosas. Ya que no deja de machacar a mí marido. Eso me comentó más tarde, sorprendida al saber que podían pasar esas cosas. No cesaba de decirme que cómo era posible que hubiera esa clase de gente. Desde luego yo mismo ni me creía lo que acababa de oír. No se me ocurrió más que decirle que era mejor que no me apreciara tanto y riñera menos.
-¿Cómo dice? Preguntó el señor.
-Sí, es que me echa alguna de esas que seguro usted conoce.
Era lo que había y ni yo me lo podía explicar. Por delante una cara y por detrás otra. Aquel hombre nos habló de distintas maquinas mías y del portón de la entrada a nuestra finca, que lleva un mecanismo de mi creación, desconocido en el mercad y que él mismo quería ponerlo en su finca. A pesar de no ponerle ningún inconveniente nunca llegó a copiarlo. Nunca le volvería a ver, ni me dio la obra de la que hablo. Pero lo que sí me dejó sorprendido fue que supiera de mis obras y máquinas con tanto de talle.
En cuanto dejamos aquella maldita obra ya descasamos, tanto mi familia como yo. Aquellos sabotajes no tienen calificativo, eso es lo último del mundo que un hombre puede hacer: traicionar a una familia por la mera razón de hacer daño, sintiéndose seguro de no ser descubierto, pero sin darse cuenta de que todos no lo hubieran aguantado como nosotros. Pudo haberse encontrado con uno tan malo como él, que le hundiera o le diera su merecido, porque esta clase de gente casi siempre se encuentra con el zapato a su medida. Tanto sufrí que hasta pensé, sino tuviera familia yo me encargaría de arreglar el asunto al precio que fuera, pero mi esposa y los hijos estaban por encima de todo y nada pude hacer. Había que mantener la casa y estudiar a mis seres queridos, por eso no me quedo más remedio que aguantar.
Cuando te encuentras atropellado y sin defensa posible y en momentos de tanta angustia casi prefieres que te trague la tierra, que soportar tanta traición, tanta estafa. Es increíble pero ocurrió.
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