Get Adobe Flash player
Calendario
abril 2024
L M X J V S D
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
2930  
Historial
Temas

El carnicero tardaba en llegar porque tenía que dar salida a una partida de terneros antes de comprar más.

Mi cuñado decía: este carnicero ya no se acuerda de nuestros terneros y aquí se pierde un capital.

-Tranquilo Cesar no falla, seguro que lleva estos terneros. No te impacientes hay que tener fe en la gente, no te disgustes que todo tiene arreglo.

La verdad es que tenía motivos para estar muy preocupado. Se trataba de una pérdida importante, y no sabía de otro lugar para mandarlos. Era también un obstáculo para dar comienzo a una vida de ganadero.

Un lunes por la tarde llegó Cesar el carnicero a casa.

-¿Dónde está Arsenio?

Yo estaba en la ganadería, metido en una fosa aséptica, con un problema de atasco en una cantarilla. Estaba hasta la cabeza de “natas”, no me reconocían a no ser por el habla. Llegó mi hija Mónica y me dijo que el carnicero me esperaba en el bar para que fuera a ver con él los terneros de mi familia. Le dije que estaba terminado un trabajo, que no podía dejarlo, que le acompañara  que estaban los dueños y los vería con ellos. Yo iría nada más terminar pero antes de que él se fuera.

Volvió mi hija diciendo que si no iba yo no compraba los teneros. Tuve que dejar el trabajo sin terminar e ir a casa a ducharme y cambiarme. Aunque me resultaba molesto ya que al volver me cogería otra mojadura grade, mientras que en poco tiempo si esperaba, lo acabaría. Tenía que pasar por narices por delante del bar al ir a casa, pues no había otro camino, con aquella mojadura y más negro que el carbón. Allí estaba un compañero Ovidio García tomando sidra de una espicha que aun quedaba del domingo anterior. El carnicero me vio y quiso que pasara al bar según estaba a echar arriba un cubata de ron de la negrita, que era bueno para quitar la humedad. No podía pasar, pondría el bar como la misma fosa. Tuve que marchar porque no  cesaba en su empeño, diciéndole que cuando terminara de ducharme tomaríamos lo que hiciera falta y veríamos los terneros, pero lo primero era asearme.

Cuando terminé fuimos a ver los terneros, los miró y le gustaron. Ajustamos el precio y asunto resuelto.  Ya se quedó mi familia tranquila. Nos fuimos al bar donde nos esperaba Ovidio, que ya le había contado algunas de mis historias a César. El que tanto me apreciaba, cuando llegué me dijo.

-No puedes dejar de cebar teneros. Sé que has perdido dinero, pero en la guerra no se murieron todos. Tú tienes que seguir, me haré socio tuyo, vamos a pérdidas y ganancias. Tú llevarás el control de todo, me fío de ti, sé que no me engañarás.

Sentí mucho no poder complacerle, pero no disponía de tanto tiempo. Mis obras comenzaban aumentar. Ya trabajábamos en puertos de alta montaña en la restauración de minas a cielo abierto, en taludes y medianeras de carreteras, plantación de árboles y algo de jardinería. Aparte del poco tiempo libre para tanto trabajo, los terneros en esa época y como casi siempre, daban muy poco dinero, algunas veces hasta no cubrías gastos, por el vendaval del mercado. Mucha fachada de ganadería de culones pero poca tela.

César sabía que era importante seguir cebando terneros, el conocía bien las canales que salían con el pienso fabricado a base materias nobles como cebada, maíz, soja, trigo, centeno, harina de alfalfa, sal y caliza molida como calcificarte natural. La carne destacaba por su buena calidad, era sabrosa, tierna y de buen color.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *