Una tarde ya de noche y después de cebar el ganado, me encontraba alimentando una de las estufas con estiércol, cuando llegó Gonzalo Mori distribuidor del los pienso. Me saludó mientras miraba lo que hacía y me dijo:
-Pero ¿qué quieres, apagarla?
-No, todo lo contrario, la estoy alimentando.
-¿Cómo es eso? Explícame porque no entiendo nada. ¿Cómo es que pueda quemar ese estiércol que está pingando?
Le expliqué cómo era el proceso y se quedó alucinando. No sea creía lo que estaba viendo me dijo: A los pocos días vino con dos señores de la casa central del pienso de Barcelona, a ver mi pequeño invento. Al presentarlos dijo: Estos dos señores son los jefes de la casa y vienen a ver el invento y también al inventor, porque esto no se puede creer si no se ve.
Pasaron y miraron todo con mucho detalle. Quisieron conocer todo el proceso. Les expliqué cómo funcionaban.
-Un sistema muy fácil, dijo uno:
-Sí que es todo muy fácil, dijo su compañero, después de saberlo, lo difícil es diseñarlo y más todavía, pensar que un estiércol con tanta humedad, casi en caldo, pueda quemar.
Puede decirnos señor, como descubrió este invento, porque es casi como pensar que arda el agua, si lo pensamos fría mente, es increíble lo que usted saco.
Todo sale de la necesidad, los ganaderos lo tenemos muy apretado para sobrevivir, algo hay que hacer, el resto de las energías para producir calor son muy caras y con este tipo de negocio no se pueden pagar, ya va muy justo. Por eso me puse a ver si conseguía algún remedio que me sacara del apuro, ya que sin calor aquí no se logran los cerditos y las bajas son elevadísimas. El frío es la ruina del ganadero.
Después de dar vueltas y pensar como podía solucionar el problema del frio. Recordé aquellos tiempos de de niño por las montañas con el ganado. Donde pasaba mucho frio y tenía que atizar el fuego. Me di cuenta que el estierco de los caballos quemaba con cierta facilidad y que duraba mucho según el grado de humedad que tuviera. Esa fue la forma de descubrir aquel sistema.
-Eso está muy claro, el frio arruina una ganadería si no se toman medidas.
Les resultó doblemente curioso. Ellos mismos lo dijeron:
-Señor, es usted un águila, es muy importante haberle conocido, le felicitamos no solo por lo que ha hecho en estas naves, sino también por su forma de ser, que la consideramos muy importante. Tiene usted un mérito incalculable. Con su inteligencia debería estar en otra parte, es una lástima que se pierda algo tan importante en el oficio de ganadero.
Muchas gracias señores, es lo que hay después de lo ocurrido, gracias puedo dar al cielo por poder trabajar y manejarme por mis propios medios.
¡Claro que fue algo importante para mí en aquellos tiempos tan apurados! Lo estaba pasando mal y eso me libró de las pérdidas tan enormes que producían las bajas de los pequeños y el gasto en medicinas. Estas estufas fueron de una importancia incalculable. Pasó de producir pérdidas económicas a ser rentable, pues con estas se ahorraba mucho dinero y los dichosos cerditos me ayudaron a salir de la pobreza y aunque tuve que trabajar mucho, pude vivir de mi propio trabajo.
Lo que mucho me extraño, fue la rápida visita de aquellos señores desde Barcelona y con tanto interés, después de ser conocido el invento por uno de sus distribuidores de pienso. Hasta es posible que lo quisieran copiar, no lo sé, nada me dijeron al respecto, lo único que observe fue que lo estudiaron con todo detalle.Una tarde ya de noche y después de cebar el ganado, me encontraba alimentando una de las estufas con estiércol, cuando llegó Gonzalo Mori distribuidor del los pienso. Me saludó mientras miraba lo que hacía y me dijo:
-Pero ¿qué quieres, apagarla?
-No, todo lo contrario, la estoy alimentando.
-¿Cómo es eso? Explícame porque no entiendo nada. ¿Cómo es que pueda quemar ese estiércol que está pingando?
Le expliqué cómo era el proceso y se quedó alucinando. No sea creía lo que estaba viendo me dijo: A los pocos días vino con dos señores de la casa central del pienso de Barcelona, a ver mi pequeño invento. Al presentarlos dijo: Estos dos señores son los jefes de la casa y vienen a ver el invento y también al inventor, porque esto no se puede creer si no se ve.
Pasaron y miraron todo con mucho detalle. Quisieron conocer todo el proceso. Les expliqué cómo funcionaban.
-Un sistema muy fácil, dijo uno:
-Sí que es todo muy fácil, dijo su compañero, después de saberlo, lo difícil es diseñarlo y más todavía, pensar que un estiércol con tanta humedad, casi en caldo, pueda quemar.
Puede decirnos señor, como descubrió este invento, porque es casi como pensar que arda el agua, si lo pensamos fría mente, es increíble lo que usted saco.
Todo sale de la necesidad, los ganaderos lo tenemos muy apretado para sobrevivir, algo hay que hacer, el resto de las energías para producir calor son muy caras y con este tipo de negocio no se pueden pagar, ya va muy justo. Por eso me puse a ver si conseguía algún remedio que me sacara del apuro, ya que sin calor aquí no se logran los cerditos y las bajas son elevadísimas. El frío es la ruina del ganadero.
Después de dar vueltas y pensar como podía solucionar el problema del frio. Recordé aquellos tiempos de de niño por las montañas con el ganado. Donde pasaba mucho frio y tenía que atizar el fuego. Me di cuenta que el estierco de los caballos quemaba con cierta facilidad y que duraba mucho según el grado de humedad que tuviera. Esa fue la forma de descubrir aquel sistema.
-Eso está muy claro, el frio arruina una ganadería si no se toman medidas.
Les resultó doblemente curioso. Ellos mismos lo dijeron:
-Señor, es usted un águila, es muy importante haberle conocido, le felicitamos no solo por lo que ha hecho en estas naves, sino también por su forma de ser, que la consideramos muy importante. Tiene usted un mérito incalculable. Con su inteligencia debería estar en otra parte, es una lástima que se pierda algo tan importante en el oficio de ganadero.
Muchas gracias señores, es lo que hay después de lo ocurrido, gracias puedo dar al cielo por poder trabajar y manejarme por mis propios medios.
¡Claro que fue algo importante para mí en aquellos tiempos tan apurados! Lo estaba pasando mal y eso me libró de las pérdidas tan enormes que producían las bajas de los pequeños y el gasto en medicinas. Estas estufas fueron de una importancia incalculable. Pasó de producir pérdidas económicas a ser rentable, pues con estas se ahorraba mucho dinero y los dichosos cerditos me ayudaron a salir de la pobreza y aunque tuve que trabajar mucho, pude vivir de mi propio trabajo.
Lo que mucho me extraño, fue la rápida visita de aquellos señores desde Barcelona y con tanto interés, después de ser conocido el invento por uno de sus distribuidores de pienso. Hasta es posible que lo quisieran copiar, no lo sé, nada me dijeron al respecto, lo único que observe fue que lo estudiaron con todo detalle.
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