Recuerdo el último camión de ganado que sacamos para cerrar aquella ganaderia. El camionero que siempre los transporto y que conocía bien lo que allí se trabajo, me dijo:
-Arsenio esto el día que te retires, se quedará para ratones porque no hay quien pague este capital que tú fuiste haciendo en varios años. De tener que pagarlo todo de un golpe no habrá quien se atreva hacer esta inversión, es de muchos millones.
¡Qué razón tenía! Conocía mis esfuerzos y lo años de mucho trabajo que había llevado su construcción, aparte de que había que saber manejar una ganadería de esa envergadura.
Las rejillas para la sala de partos y de desete de los cerdos las hice de hierro, de redondo de 10 milímetros, que venía en rollo de 100 kilos. Para poder estirarlo mejor, sujetaba la punta de éste en un árbol que había en el alto de la finca y, desde la nave, tiraba con un tracter. Lo cogía con un estrobo y conseguí estirarlo. Solo había que medir cortar a la medida y con un toque de martillo en el yunque, quedaba perfecto para trabajarlo. Era una obra de soldadura de órdago, pero no había más remedio que hacerlo, las compradas eran muy caras y no Ls podía pagar.
Para las naves de cebo las rejillas las hice de ormigon. Con un molde que prepare, salieron muy bien, resistentes y duraderas. Solo tenían un inconveniente, que me resultaban demasiado pesadas de manejar. Me rendían los brazos No solo al manejarlas cuando las fabricaba, también cuando había que moverlas para limpiar las fosas. Terminaba con los brazos reventados pero había que hacer la limpieza, si no, me echarían de allí, había que conservarlo totalmente limpio para no producir olores.
Fue una buena ganadería con ganado selecto. Había mucho movimiento. Cebar a toda la granja, mirar las hembras en celo, echarlas al verraco, controlar las que iban a parideras, cuidar las que ya nacieron, cortar los dientes y rabos a los pequeños, ponerles hierro y alguna vitamina si lo necesitaban, curar las diarreas que con mucha frecuencia había, fabricar el pienso, atender a las gallinas y los pollos, realizar las obras que se necesitaban para ir aumentando. Por mucho que trate de explicarlo es imposible hacerse una idea de lo que allí trabaje. Tampoco se puede describir lo que luché a causa de los inconvenientes que siempre surgían. Sobretodo con el tema de limpieza, por estar situada cerca de la villa de Sotrondio.
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