Cuando todavía es estaba pagando la hipoteca de mi casa, el arrendatario de la finca colindante se la compró.
Yo ni lo sabía, hasta que un día me dijo:
Cómprame la finca Arsenio, te la vendo a muy buen precio, yo me retiro y no me hace falta.
Lo que la vida nos presenta muchas veces resulta imposible de creer, hasta que no se ve. Cuando Desde luego que la taso en un precio muy bueno, la finca valía mucho más, pero yo me encontraba muy apurado, estaba pagando mi casa y me resultaba imposible. Tuve miedo de no poder pagarla. Siempre fui muy tímido, nunca soporte el estar bajo la presión de deber dinero. Por más que peleaba conmigo aquel hombre, diciéndome: “cómpratela que es regalada”, no pude, aunque me era de mucha necesidad para mi trabajo. Cuando pasaron unos años tuve que pagarle una salvajada, ya había varios compradores que la querían. La diferencia fue de asombro, el dueño aprovechó la ocasión, con toda su razón. Se porto muy bien con migo ya que poco falto para quedarme si ella.
Aquella parcela era de necesidad para mi pequeña industria porque me encontraba muy reducido para la maniobra de camiones, pero no pude soportarel deber tanto dinero, hasta que pague la casa.
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