Get Adobe Flash player
Calendario
mayo 2024
L M X J V S D
 12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728293031  
Historial
Temas

Mi vida discurría triste y solitaria en un rincón de aquella oficina, como atontado y sin hablar con nadie. La tristeza me acompañaba noche y día, pensando en mi difícil porvenir.

Así pase algún tiempo, hasta que un día me dije: ¿tú aquí que pintas?, estás haciendo el ridículo. Por este camino no llegas a ninguna parte. O dejas de sufrir y de fumar y comienzas a estudiar, o bajas a los compresores y te coges a un interruptor de alta tensión y se acaba todo.

Con estos y otros pensamientos y como perdido en el abismo, recordé lo que le había dicho a Alejandro en el Sanatorio Adaro cuando propuso que nos suicidaramos los dos a lavez, poniéndonos al tren. En este momento de mi reflexión, pensé que no podía dejar a mis padres, sería demasiado, no podía ser tan cruel, me necesitaban. Recordé también que al regresar a casa les prometí luchar, para rehacer mi vida. Consideré que sería una traición dejarles. Abrí el cajón de mi mesa, saqué dos cajas de cigarrillos que tenía, bajé las escaleras y me dirigí a la caldera de la calefacción, las arrojé al fuego y dije: “no fumo más”. Subí de nuevo a la Oficina, pasé al despacho del jefe y le dije:

-Voy a buscar el correo, ¿manda alguna cosa?

-Nada.

-Vale, hasta luego.

Baje a Sotrondio, fui a recoger el correo y luego a Galerías Martínez, donde compré un atlas para estudiar geografía además de los libros de aritmética, geometría, gramática, un diccionario y algunas cosas más. Necesitaba cultura general.

En el tiempo libre después del trabajo de cada día, lo repartía en el estudio y el  diseño de distintas manos. Llegué a diseñar siete formas distintas. Aun conservo los croquis que muestran mi gran trajo, pues es al que debo parte de mi suerte al salir de aquel atolladero tan duro y desesperado.

Los Ingenieros, que siempre me veían como aprovechaba mi tiempo y sabiendo que en el momento que me llamaran dejaba todo para atenderlos y con rapidez, se sorprendían de mi grado de cumplimiento y de entrega a lo que tan necesario era para mí. Lo primero cumplir con el trabajo para la empresa y después con el mío.

 Mi trabajo al servicio de Ingeniería era muy fácil y de poco trabajo una vez que uno ya conoce todo.

Una mañana me dijo uno de ellos D. Enrique Borja:

-Arsenio, me llama la atención cómo trabaja tanto, ¿puede decirme que es lo que está haciendo? Me fijo que usted no levanta cabeza excepto cuando lo llamamos.

Le expliqué el motivo de mis estudios y el diseño de mis aparatos.

-Muy bien, eso es muy importante, esta tarde cuando regrese, pase a mi despacho con todo lo que tenga, vamos estudiar esos planos para ver si puedo ayudarlo, me dijo.

-Machas gracias señor así será.

En cuanto llegó aquella misma tarde dijo que pasara, a ver que se podía hacer. Trabajamos en su despacho toda la tarde. Después de explicarle el sentido de cada cosa, porque los planos eran tan rústicos y mal hechos, que solo yo los podía entender. Ya que no tenía conocimientos suficientes para tal caso, pero me valían para poder trabajar y ver lo que podía sacar.

Les dio vueltas y cálculo varias posibilidades, pero al final dijo:

Me parece demasiado todo esto, yo, que usted, lo dejaría, va a volverse loco. Yo que dómino bien las matemáticas, dijo, no me atrevo con ello, de nuevo le aconsejo que lo deje.

-No lo puedo dejar señor, muchas gracias por querer ayudarme. Tengo que seguir, se trata de mis manos y no puedo claudicar. ¿A dónde voy con esto? Tengo que sacar algo nuevo, comprenda que nadie más que yo conoce mis problemas. Tendré que seguir investigando, con trabajo y suerte es posible que pueda sacar algo que sirva para poder valerme. Tenga en cuenta señor que aquí no gano para comer, ¿cómo me voy arreglar el día que falten mis padres?. No voy a de dicarme a mendigar. Yo eso no lo soporto, prefiero la muerte.

Este ingeniero, que era buena persona y a pesar de estar poco tiempo en el Grupo, quiso  ayudarme. Vio que yo estaba sufriendo demasiado, vio como trabajaba sin cesar y que no había en mi mente, más pensamiento que estudiar lo que yo mismo consideraba necesario.

-Muchas gracias, le agradezco de corazón que se interese por mi problema, pero no me queda más remedio que seguir adelante. Lucharé hasta donde pueda, estoy convencido de que tarde o temprano, algo ha de salir. No lo voy a dejar pero tampoco va a pasar nada, sé que el camino para mí ha de ser duro y escabroso y que no tengo más remedio que soportarlo. Pienso que un día pueda cambiar casi todo si consigo mecanizar unos aparatos que me permitan trabajar. Usted sabe que estos aparatos son muy débiles y no puedo defenderme. ¿Cómo lo voy a dejar? Además, llevo toda mi vida trabajando y hoy no puedo. El tiempo parado para mí es insoportable y si lo consigo podré levantar mi pobre economía.

Aquel gran hombre, que me miraba sorprendo por lo que acaba de decirle, me dijo:

-Aunque consiga mejorar sus aparatos ¿en qué piensa trabajar?

-En muchas cosas: criando ganado, terneros y cerdos, y sembrando en mi finca para poder comer. Aparte de que el ganado da dinero, podré producir patatas, cebollas, ajos, y verduras para todo el año y eso ya es mucho para poder mantener una casa.

Seguramente que seguiría pensando que todo aquello me iba ser imposible. Por un momento guardó silencio, al momento le llamaron al teléfono, salí del despacho y lo dejamos como estaba.

Aunque aquel Ingeniero lo viera imposible, para mí no lo era, a pesar de mis pocos conocimientos, pensé que luchando algo saldría más tarde o más temprano y lo conseguí.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *