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Antes de dar fuego bajé unos doce metros hasta donde el carbón paraba a causa de un llano que había en las chapas. Hice una guarida por el relleno para apartarme de la línea de tiro y que no me cogiera la explosión. Desde esta guarida y cuando se “desengolara” el pozo podría darle marcha al primer carbón para que bajara con marcha yt se parar toda la tarea de varios días trancada por aquel peñón. Por mucho carbón que bajara no me iba a quedar “trancau” porque éste pozo tenía auxiliar (pozo lateral que te permitía salir). Me sentí seguro pero sin darme cuenta de lo mal que lo hice y del terrible peligro que tenía a mi lado.

Cuando terminé de hacer mi guarida subí y di fuego a las dos cargas. Regresé entonces a la guarida y esperé a que saliesen los tiros. Di fuego al del techo para que con retardo saliera el del muro y pudiera deshacer el peñón. Salió el primero y bajaron hasta el llano delante de mi escondrijo como unos ochenta o cien kilos de carbón y “costeru”. Sin yo saberlo, entre esa masa de

carbón había bajado la carga del segundo disparo que por lo tanto estaba a mi lado. Yo, sin saberlo, esperaba que al salir el segundo disparo bajara el resto del carbón, ya que allí tenía una gran pendiente, lo suficiente como para bajar con fuerza hasta donde yo estaba. Mientras que esperaba, miraba como salía humo del carbón que había bajado al salir el primer disparo y que estaba delante de mí a una distancia de apenas unos 30 centímetros. Mi posición era la de tumbado y en cogido en aquel agugero, por lo estrecho de la mina.

Al principio pensé que ese humo sería de la mecha del tiro ya disparado. Cuando vi que era demasiado el humo que había me di cuenta de lo que en realidad había ocurrido y salí de prisa a cuatro patas, corría con rodillas y manos (a gatas) que es como se anda en algunos lugares de la mina por ser estrecho. Al momento se disparó el segundo tiro

. Todo ocurrió en el acto. Apenas pasé por encima de la masa de carbón que contenía la segunda carga explosiva, cuando explotó me acribilló por atrás, yo sangraba por distintos lugares. No fue grave pero sí me dejó inmóvil por el susto tan grande y los resquemores de las heridas, que por un momento no me dejaban moverme tumbado encima de este carbón. Ese día volví a nacer, fue una gran suerte que no me hubiera destrozado completamente. Hay que conocer y saber lo que puede provocar una explosión de dos cartuchos de goma-1 para imaginarse lo que pudo haber ocurrido.

Una explosión de esa magnitud en un lugar cerrado y estrecho podría fácil mente haberme desecho todo mi cuerpo, cortarme las piernas o causar graves lesiones internas. Una explosión en luagar cerrado, puede reventar los órganos internos, lo suficiente para matar un hombre .Sabe Dios lo que me pudo haber pasado. Lo único que sé es que la carga, mientras que ardía, estaba casi pegada a mi cuerpo y al irme, se disparó en el mismo momento que me separé de ella. A mí mismo se me hace imposible el pensar cómo no me hizo más heridas de las que sufrí.

Me acribillos por atrás, me rompió parte de la ropa y me causo multiples heridas, que aunque no fueron grabes, sangraban mucho.

Me dejo tumbado un tiempo, por el susto y los dolores pero luego racione, pase la mano por atras de mi cuerpo y salió llena de sangre y eso me asusto. Aunque podía andar tuve muedo a desangrarme. Sali de allí, baje a la galería y tuve la suerte de que en aquel momento llegaba el tyrenista Payarin. Le conté lo sucedido y me miró las heridas que tenía muy asustado por la sangre que vio, pero afortunada mente no era tanto como él pensó al explorarme las heridas.

Lo que es la soledad, en el ,momento de encontrame con el trenista ya me sentí mas tranquilo y sobretodo que al pasar el iempo y coagularse la sangre ya bajo mucho y so me tranquilizo

-Tienes que salir a curarte me dijo un poco nervioso, cargaremos el tren y saldrás conmigo. No puedes estar sin curarte. Una vez que te curen, vuelves, te esperaré en la planta porque yo solo no puedo cargar los trenes.

-Si no me duelen mucho más las aguantaré hasta que terminemos la tarea. Si salgo perderemos mucho tiempo y ya vamos muy retrasados por lo mal que anda la maniobra. Tengo que preparar el carbón para que esté a punto a tu regreso. Ya me curaré después de que terminemos de sacar todos los trenes de carbón. No creo que tenga demasiada importancia si paran de sangrar, el curarme unas horas más tarde le dije.

 De aquella me salvé, pero lo que no sabía era que la dinamita me la tenía sentenciada y me iba desgraciar quitándome más tarde las dos manos. Así es la vida de dura y así la hay la que soportar.

Seguimos trabajando hasta las cuatro de la mañana cuando terminamos de cargar todo el carbón que había en la rampla del medio y nos fuimos a cargar a la de atrás. 

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