Después de elegir el modelo de coche que me interesaba, le pregunte al vendedor del cocesionario, si se podría cambiar el volante, ya que aquel modelo no era apropiado para colocar el mecanismo que había diseñado para poder conducir los coches anteriores.
-No se puede dijo, porque es electrónico.
-Si no se puede cambiar ese volante no podemos pedir el coche hasta que pueda hacer un estudio de cómo voy a diseñar un nuevo sistema. El que tengo en mi coche, no se puede acoplar en ese volante. Lo importante sería que me prestaran un volante para que en mi casa pueda trabajar sobre éste y acoplarle el nuevo mecanismo sin dañarlo.
-Imposible, había uno de un coche nuevo siniestrado pero fue vendido hace unos días. Puede acercarse a un desguace a ver si le dejan alguno que le pueda servir.
Aunque me di cuenta de que aquel modelo era nuevo y no lo encontraría, fui a un desguace que había muy cerca. Le expliqué el motivo y le dije que solo se trataba de tomar unas medidas. Me presentaron el más parecido, pero vi que no iba a servir.
-En un momento se lo devuelvo. Voy hasta el concesionario a comprobarlo, está muy cerca.
-Vale, llévelo pero me deja 4000 pesetas de fianza.se devuelvo al regreso.
No tuve más remedio que dárselas. Vi con sorpresa que no confiaba en mí. No valió y se lo devolví.
Al marchar del concesionario le dije al jefe. Empezare a trabajar por este tema, pero tendré que venir algunas veces por aquí para hacer pruebas para adaptarlo.
-Puede venir las veces que necesite, pero con el cuidado necesario para no dañar el volante, pues tiene dueño.
Eso ya lo sé señor, soy hombre precavido y procuro hacer las cosas lo mejor posible. Además si hubiera algún daño yo seré el responsable. No creo que el calibre para tomar medidas le haga ningún daño. Aparte de que la plantilla será de material noble para que no deje marcas y pueda trabajarla mejor hasta que ya pase a fabricarlo en acero inoxidable.
-De acuerdo venga cuando le haga falta.
En aquel momento empecé con las medidas. Aquel señor mandó que subiera un mecánico para que viera si era posible hacer algo. Llegó uno y le explique lo que había que hacer. Lo miró y dijo que no había nada que se podía hacer nada. Mandó subir a otro. Al final formábamos un grupo de gente: el vendedor, la jefa de ventas, el mecánico, el chapista y algunos otros más. Cada uno daba su opinión pero todos coincidían en que no se podía resolver el problema. Desde luego que yo también lo veía duro y me encontraba disgustado, pero dispuesto a luchar por el tema para conseguirlo. El que me vendía el coche me preguntó:
-¿Qué piensa Arsenio? No dice nada, le veo muy callado. ¿Qué va hacer? Puede escoger otro modelo que le pueda servir.
-No creo que haga falta ningún cambio, seguiré con este proyecto aunque me lleve mucho tiempo.
-Lo siento mucho, nosotros no podemos hacer nada. No encontramos una solución a su problema.
Puede ir a una casa que hay en Gijón donde adaptan coche para minusválidos, algo le harán.
Me dijo la dirección y me persone allá. El Individuo que me atendió. Después de explicarle lo que necesitaba, me miro de arriba abajo, como asombrado y me dijo con cierta brusquedad.
-Imposible hacerle nada, nosotros no fabricamos mecanismos de esa clase. Y añadió; pero usted conduce.
Claro que conduzco ya llevo varios años
¿Me deja el carnet de conducir?
Me acerque al coche y se lo di y lo miro con todo detalle. Vi que era hombre muy desconfiado, no se fio de lo que le dije.
Creo que debí decirle. ¿Para qué me pide el carnet si dijo que no iba hacer nada? Pero por ser más educado que el nada le dije y marche muy descontento con su forma de tratar a las personas. Aquel individuo, me trato con desprecio y desconfianza, seguramente pensando que todos somos como él.
-Cuando regrese al concesionario el vendedor me pregunto. ¿Qué le dijeron en esa casa, le pueden hacer algo?
No hay con quien tratar, el individuo que me atendió no sabe tratar a la gente, es un déspota. Seguramente que pensó que no puedo trabajar ni conducir un coche.
-Si todavía no tiene nada para resolver el problema ¿Qué piensa hacer? Arsenio.
-No tengo nada pero lo tendré. He solucionado cosas más difíciles y espero hacerlo ahora también. No me dejo vencer por las dificultades fácilmente. Tomaré las medidas y llevaré un croquis para poder trabajar.
-Le di al mecánico el croquis que yo había dibujado del volante. Le dije, si no es molestia vaya apuntando las medidas que le voy a dar en ese croquis.
Saqué el calibre, el metro, empecé con las medidas para empezar a luchar con aquello, que según ellos no tenia solución. Desde luego que para mí también me resultaba difícil pero debía trabajar para conseguirlo. Me interesaba aquel modelo de coche y no otros.
Marche para mi casa con las medidas en el croquis y sin saber cómo lo iba resolver, pero pensando que algo se me ocurriría después de estudiarlo detenida mente.
Trabaje todo el día y parte del otro. Preparé una plantilla con material fácil de trabajar para hacer las pruebas. Al volví a probar y encajaba muy bien, quedaba como si hubiera nacido allí, pero no podía sujetarlo con toda seguridad por falta de espacio. Pasaron varios días prepare distintas medidas. Al terminar un modelo en acero inoxidable, fui de nuevo a probarlo. Este mecanismo me había llevado varios días de trabajo. El material era duro y de un grosor de doce milímetros con encaje para un rodamiento, además del sistema de sujeción y la tapa de embellecedor. Tarde varios días en hacerlo, lo suficiente como para que aquellos pensaran que habría tirado la toalla. Seguramente al recordarme pensarían que ni me acordaba del coche, cuanto menos del mecanismo tan difícil, que ellos no creían ni en el invento ni en mí.
Cuando llegué de nuevo para hacer aquella prueba la expectación era grande, pero más lo iba a ser cuando les dije que no valía. Lo cogieron y lo miraron con atención. Aunque la mayoría callaba, uno dijo.
Baya obra de arte que has hecho, esta preciso.-Porque no le vale Arsenio, está muy bien trabajado, y además en acero inoxidable, está muy bien pulido, brilla como un reloj ¿Tiene maquina de pulir?
Si, como no la voy a tener sin ella como trabajaría mis prótesis
Aquel gran trabajo se quedó para el recuerdo. Lo conservo como una más de mis obras. Al ser tan pequeño el hueco donde iba ser encastrado no me fue posible sujetarlo bien.
No lo pude dar de paso les dije, porque no puedo sujetarlo con toda seguridad, seguiré trabajando para encontrar una solución más segura.
Construí otro modelo con otras medidas, aunque siempre con el mismo rodamiento y otros enganches que pudieran sujetarlo con seguridad. Se trataba de una cosa seria y a mí no me valen las chapuzas. Si no estoy seguro de que vale, no lo admito.
El vendedor me había mandado a otro mecánico para ayudarme a tomar nuevas medidas. Cada vez que le daba una para que la apuntara en el croquis me miraba sorprendido, al ver que aún tenía ganas de seguir. Aquel individuo convencido de que aquello no funcionaría, no se callaba, protestaba diciendo que todo era una pérdida de tiempo y que dejara de dar vueltas.
Le dije que tuviera paciencia, porque era la única forma de hacer algo. Debo decir que en aquel momento prefería que se marchara, aunque nada le dije. Me estaba molestando mientras trabajaba. Como vi que seguía con la misma actitud, con mucha educación le dije:
-Por favor venga conmigo a mi coche, le voy a enseñar el mecanismo que llevo desde hace treinta años, que yo mismo fabriqué y nunca dio problemas.
Me acompaño y le mostré el modelo, lo miró y dijo:
-Eso está chupado aquí sí funciona pero en aquel nunca lo conseguirá, porque es imposible de colocar eso ya lo ha visto usted y no se da por vencido.
Me quedé mirándole por un momento, no le dije nada. Regresamos al otro coche y seguimos con las medidas. Cuando pasó un poco de tiempo me dijo.
-Oiga, ¿por qué es usted tan terco? Si no va a conseguir que esto funcione, déjese y convénzase de una vez de que nunca podrá conducir este coche.
De nuevo me quedé mirándole por un instante. No sabía qué decirle para que me dejara en paz. En aquel momento de doble angustia, una por lo duro de la obra y otro por lo mal que se portaba conmigo, atormentándome sin cesar y sin parar de hablar y de decir tonterías, le dije.
-¿Señor porque no se calla y me deja trabajar? Me está poniendo de los nervios. Entérese bien de lo que le voy a decir: o dejo de ser paisano o he de conseguir todo esto. ¿Le vale?
-De eso nada, de aquí no saca nada.
-O sea, que no cree en nadie, solo vale lo que usted piensa. Oiga, si le dijera que soy inventor ¿me dejaría en paz de una puta vez?
-¿Que es inventor? Y ¿con qué nombre?
-Con el mío, ¿por qué debería ser otro? ¿A caso no le vale?
-Perdone, si es inventor lo sacará.
Me quedé como helado. No creía lo que acababa de oír. Primero me había atormentado con sus inoportunas opiniones, asegurando lo que no sabía y luego, por el hecho de decirle lo de inventor, cambió rotundamente su forma de valorar a una persona. Increíble pero cierto.
Desde luego que es como para no creer que haya personas con esa mentalidad, me asombra esa forma de actuar en la vida. No tenía ninguna razón para valorar ni para enjuiciar ni antes ni después. Primero porque no sabía y después tampoco porque pude haberle dicho una mentira. Si antes no creía en mí tampoco lo debía hacer después. Esa forma tan rotunda de cambiar, me parece una salvajada. Un hombre no puede ser tan vulnerable. La inteligencia el respeto y la habilidad debe ser de otra forma, porque nunca se puede decir o hacer las cosas sin saber el por qué. ¿Cómo se atrevió a negar y a discutir lo que un hombre lucha y quiere hacer? Él lo desprecia pisoteando el valor de otro hombre sin saber quién es ni su capacidad. El terco, el torpe y el mal educado es él, porque no sabía por dónde andaba. Por más que le explicaba, no se callaba, ni siquiera por educación. Deja al hombre que trabaje y observa a dónde llega. Si dije que todavía era posible sería por algo.
Seguí trabajando y tarde una semana más de trabajo, pues una obra artesanal lleva tiempo-Volví a probarlo, seria la cuarta o quinta vez que había ido allí, entre medidas y pruebas. Pedí permiso, como siempre para ir al coche. El jefe me acompañó.
-¿Qué tal, Arsenio? ¿Sacó algo esta vez?
-Creo que sí vamos a probarlo.
Nos dirigimos al coche y empecé con el montaje. Al momento estábamos rodeados de gente que en silencio esperaban saber el resultado. Me di cuenta de que entre ellos había diferentes opiniones. Uno decía que puede que lo sacara porque me veía muy seguro y con mucho aguante para no claudicar. Otros, que era imposible, que aunque insistiera, nada conseguiría. Coloqué el mecanismo, lo probé y quedó perfecto. El jefe me preguntó ¿cómo lo ve Arsenio?
-Muy bien, esto está a toda prueba le dije. Ya puede pedir el coche.
En ese momento el gallinero que allí había se quedo en silencio.
Había siete meses de espera para conseguir que viniera el coche. No había forma de traer el de gasoil de Alemania en menos tiempo, porque este modelo llevaba un motor que había salido en el mismo año 2000, además del cambio secuencial, que era el mejor del mercado.
En el momento que le dije que servía salí del coche con cara alegre por haberlo conseguido. El silencio que había, lo rompió un mecánico, que con energía dijo:
Ahí os queda eso. Algunos deberían pedirle perdón a este señor- y dirigiéndose a mí dijo -Señor le felicito, es usted todo arte, no hay quien le gane. Yo nunca dude de usted, porque le veía muy seguro de sí mismo y eso me hizo pensar que lo conseguiría. Me alegro mucho.
-Muchas gracias por haber confiado en mí. Me acerqué y le tendí mi mano para saludarle, agradecido por saber valorar las cosas como son. Aquel señor sí que fue inteligente. Observo todo el tiempo pero sin decir nada al respecto y hasta que vio lo que realmente salió de aquel trabajo que fue imposible para todos, pero no para él.
Mucho trabajo y tiempo pero salió, les dije.
-Claro que sí dijo: además, con agallas y con una estética digna de ver, parece que nació ahí.
¡Qué satisfacción sentía aquel hombre al ver que lo había logrado! Creo que estaba casi tan contento como yo. Supo ver y valorar el mérito de uno de sus semejantes. Eso sí que es ser bondadoso y comprensivo, un hombre con buenos sentimientos, digno de admiración.
Aquel mecánico que me atormento no dijo nada y en lugar de disculparse como los otros, se largo como si estuviera enfadado por conseguirlo. Espero que eso le haya servido para aprender algo, sobre todo a confiar en los demás. Cosa que algunos desconocen por ir por la vida pensando que son los más y los mejores. Nuca se sabe quién es el mejor, cuando menos te lo esperas, aparece otro que sabe más. Así son las cosas y así las hay que admitir.
Hola Zandra, me alegro que le gusten mis artículos. A pesar de lo duro y desagradable del contenido, no deja de presentar cosas positivas, como es el mostrar, lo que supone la lucha de las personas.
Con la memoria y el buen corazón se pueden hacer cosas importantes en la vida. Una de ellas es el poder sobre ponerse a tanta adversidad, y otra el saber que con la experiencia se puedo ayudar a personas que sufren por diversas causas. Por eso escribo con mucho cariño y realismo, para que no nos olvidemos que la vida es una lucha permanente para todos. Mas tarde o más temprano, unos por una causa y otros por otra, todo el mundo sufre.
Está probado que es necesario mucha lucha, mucha valentía para combatir los problemas, pero lo difícil es conseguirlo al principio. Por eso escribo y doy a conocer esta tremenda historia, que aunque muy dura es real y nos dice que sin lucha no hay nada. Yo creo que es importante olvidarse del pasado e ignora y no pensar demasiado en el futuro, porque si uno supiera lo que le espera, no lo sor portaría. Ni yo mismo me creo lo que tuve que soportar. Seguro que de saberlo no llegaría a donde estoy.
Por ignorar lo que vas a sufrir, luchas día adía y el tiempo pasa y vas aguantando, pensando que un día para ti también amanecerá y dejaras de sufrir tanto.
A trabes del tiempo transcurrido de mi accidente, recibo unas veces correos y otros comentarios personales, dando me las gracias porque consideran importante el saber que si uno se lo propone, se pueden vencer muchos problemas por duros que sean. El tiempo y el aguantar, es el que nos libera de tanto dolor. Bien claro lo describo en mi autobiografía.
Muchas gracias, Un abrazo.
Arsenio Fernández
A continuación describo algunos de los trabajos que a través de los años fui haciendo. Aunque con muchas horas en su diseño y montaje, además de un duro trabajo pero a la vez con gran satisfacción por haberlo conseguido.
1 Una mesa metálica especial para mis trabajos
2 Prótesis que sustituyen a mis manos.
3 Máquina para cortar perfil de hierro.
4 Hidrosembradora, con capacidad para cinco mil litros, para la siembra de terrenos en minas de cielo abierto, puertos de alta monta y taludes de carreteras.
5 Máquina lanzadora de paja para la protección de grandes extensiones.
6 Varios portones, uno de ellos automatizado con mecanismo de apertura y cierre a cien metros de distancia para nuestra finca.
- Un quipo de fabricación de pienso para nuestra ganadería.
- Molino para moler el trigo para el pan casero
9 Limpiadora automatizada para limpiar el trigo.
10 Máquina para picar carne para nuestros mastines.
11 Mecanismo artesanal en acero inoxidable para manejar el volante del coche.
12 Cazoleta en forma de copa para la palanca del cambio del coche o del camión.
13 Mando especial para manejar el ratón del ordenador.
14 Interruptores de pie para manejar el ordenador.
- Tres calderas para calentar las naves muy económicas, por ser alimentadas con estiércol.
16 Cuchillos en acero inoxidable con mango artesanal.
17 Una mesa especial de operaciones para castrar, coser, curar a los cerdos y poder sujetarlos.
18 Una máquina de carpintero con dos velocidades, sierra, cepillo, tupí y barrena (Esta es copia)
19 Tres calderas una de 400 kilos y dos de 200, para fabricar pienso a los mastines.
20 Un sistema especial para fundir grasas para el pienso.
21 Mecanismo para la incorporación de grasas al pienso.
22 Una mesa de hierro mecanizada y adaptada para poder realizar diversos trabajos.
23 Distintos mecanismos para adaptar las herramientas y poder manejarlas con mis prótesis.
24 Varios jamoneros en madera de castaño y acero inoxidable, con sus descripciones y grabadas para cada caso.
25 Rejillas de hierro para la ganadería.
26 Rejillas de hormigón y sus moldes.
27 Mecanismo para la refrigeración del motor de gasoil en la fabricación de piensos.
28 Sistema para la recogida de polvo en la fabricación de pienso.
29 Máquina de cabruñar guadaños motorizada.
30 Máquina pulidora mecanizada para distintos trabajos.
31 Máquina o mecanismo para arrancar pesadas piezas de eucalipto, en plantaciones de fabes para ser manejada con el tractor.
32 Varios portones.
33 Montaje de techos en armaduras metálicas y soldados para nuestra ganadería
34 Una carcasa en acero inoxidable para poder manejar el móvil
35 Una máquina para afilar cuchillos que ella misma sujeta y afila con el Angulo adecuado en cada caso
37 Un soporte adaptado para manejar el teléfono inalámbrico cuando estoy en la cama sin manos con el que puedo marca y recibir llamadas con la misma muñeca
38 Un mecanismo en acero Inoxidable para tratar los dolores de mis manos
39 Un torno para tornear madera
40 Una picadora de forraje para el ganado
41 Un horno para cocer el pan o asar corderos eléctrico o calentado por leña.
Todas estas invenciones y muchas más son el fruto de la necesidad. Aunque siempre me gustó la invención y la artesanía, de haber tenido manos y una vida de trabajo normal, seguro que la mayoría de las maquinas nunca hubiera pensado en hacerlas y por lo tanto no existirían.
Una vez más vemos que la necesidad del hombre desarrolla la inteligencia y su ingenio para poder manejarse por sí mismo
Estas máquinas y diversos trabajos los conservo en mi finca. No hay ningún inconveniente para que los visiten los que crean que les puedan servir para comprobar lo que se puede hacer si se ponen agallas y se quiere trabajar. Por imposible que les resulte, aunque padezcan una incapacidad. Todo es cuestión de decidirse a trabajar y no pensar en la minusvalía que puedan padecer. No hay la menor duda, el hombre tiene que luchar la vida para no sucumbir ante las adversidades que se le presentan y cuando menos lo piensa.
Para conseguir liberarse del sufrimiento y el dolor, solo hay una forma de conseguirlo. Lo primero es pensar en soluciones y no en el problema que tengamos. Todo es cuestión de planteárselo porque la tristeza y el sufrimiento muchas veces nos bloquean el cerebro y no nos dejan ver la solución. Hay que cambiar la forma de pensar y decidirse a trabajar y diseñar cosas porque es el mejor camino para resolver los problemas. En el momento que uno descubra esa forma de evadirse del problema, las cosas cambian y nos ayuda a salir adelante con más facilidad. El dinamismo y la alegría de una persona son fundamentales. Hay que mantener el cerebro siempre ocupado en cosas positivas, evitando las negativas. Por lo menos esa fue la forma de poder salir de aquel tremendo infierno en el que me vi metido de la noche a la mañana. Así es la vida y así hay que luchar.
El 17 de septiembre del 2002, a las seis de la tarde y después de terminar de limpiar el piso, salimos a dar un paseo, lo necesitábamos. Tuvimos unos cuantos días de intenso trabajo ya que esta vez nos encontramos solos para todo. Los hijos estaban lejos y trabajando y no quisimos molestar al resto de la familia. A pesar de que la tarde estaba gris y no muy apacible, fuimos a dar un paseo hasta Perlora, fue el primer paseo por esta zona en ese verano tan poco soleado. Después de pasear por la zona residencial y de descansar sentados mientras contemplábamos la playa y el paisaje, salimos por el paseo que bordea el mar por el acantilado donde hay miradores con bancos para el descanso. Mientras que observábamos el fuerte oleaje y la bravura del mar, llegó un grupo de turistas. Eran unos doce o quince, entre mujeres y hombres. Uno de ellos se acercó y me dijo:
-Buenas tardes, ¿quiere por favor sacarnos una foto al grupo para que salgamos todos juntos?
-Claro que la sacamos.
El señor extendió su mano para entregarme la máquina.
Le di a mi esposa un libro y el aparato de radio. Extendí mi brazo para cogerla la maquina. La sorpresa que se llevó aquel hombre fue de órdago, no se había dado cuenta de la falta de mis manos. Se quedó sin palabras. Me di cuenta y le dije:
-Tranquilo, al momento les saco la foto, no pasa nada.
El resto del grupo que tampoco se habían enterado hasta aquel momento, se acercó con tanta sorpresa como el primero. Me miraron sin perder detalle pero en el mayor del silencio mientras yo manipulaba la máquina para ponerla a punto, a la vez que con toda normalidad les decía:
-Ahí tienen un lugar con una gran vista para la foto si les parece bien.
Se colocaron en forma circular, pues el lugar era una balaustrada muy apropiado para sacar la foto en grupo, con una vista de rocas y del mar.
Todos sin pronunciar palabra se agruparon sin perder detalle de los movimientos del improvisado fotógrafo que ellos mismos y sin darse cuenta habían elegido. Seguro que alguno pensaría: “esa máquina ya no funciona más”.
-Por favor, no se muevan que voy a disparar, al momento salió la foto. Sin les parece bien hacemos otra foto para ver cuál es la mejor. Le entregué la máquina y después de darme las gracias, todos seguían con la sorpresa. Solo una señora de esas que hay con mucha gracia se atrevió a preguntar si éramos forasteros o de la zona.
-Vivimos aquí muy cerca en Candás, pero somos de Sotrondio.
-Nosotros somos de Madrid, pero yo hija de asturianos. Mis padres eran de Cangas del Narcea. Hoy ya es igual ser de una parte que de otra dijo la señora, ya no hay problema como antes cuando entre los pueblos había diferencias y hasta palos.
Cierto que había palos señora, a mi me toco ir a la guerra de un pueblo contra otro cuando solo tenía doce años, y los palos que llevamos mi hermano y yo fueron muchos. Nunca lo olvidamos ni quisimos más guerras. Decían los antiguos que a base de palos espabilaban hasta los más tontos.
El resto de la gente escuchaba sin decir palabra, mientras que miraban con toda atención. Nos despedimos y ellos siguieron el paseo contemplando la zona. Nosotros marchamos para casa. Ya estaba cayendo la noche y el tiempo no invitaba a seguir el paseo. La tarde se puso fresca y con nubarrones que daban oscuridad a todo el valle de Perlora y Candás.
Esta vez ya era la segunda sorpresa que mis manos de acero, dieron a los turistas. Cuando paseábamos por el tranqueru, mi esposa y yo. Unos turistas sin darse cuenta me pidieron que les hiciera una foto. Aquellos quisieron enterar de mi accidente y de lo bien que trabajo. Una señora dijo con mucha gracia.
-Señor: es usted tan hábil y tan agradable que su problema deja de serlo, en el mismo momento de conocerlo. Le felicito con mucho gusto, seguro que nunca me olvidare de usted. Se acerco y me dio un abrazo.
-Muchas gracias señora, usted también es muy agradable y con buena estampa, que el cielo le conserve esa gracia muchos años, porque bien se lo merece.
-Lo mismo le digo porque es encantador, y me dio otro beso. Hay personas que se hacen querer por su bonita forma de ser.
Es difícil hacer las cosas a gusto de todos. Hace muy pocos días mientras trabajaba en mi taller, un viejo amigo y vecino desde la infancia, miraba mi trabajo como lo hizo muchas veces, me dijo.
Arsenio, sigo leyendo tu literatura en el blog y me encanta por lo bien que escribes. Explicas las cosas con una facilidad pasmosa, pero para los que no te conocen o no te vieron trabajar es imposible que comprendan tu caso. No se puede creer hasta que no se ve lo bien que trabajas con tus aparatos.
Algunas veces me han dicho: ese vecino tuyo que no tiene manos dicen que hace virguerías, que trabaja de todo. ¿Es verdad que trabaja tanto? Hay alguno que discrepa de todo eso diciendo que no puede ser verdad, que se exagera el tema.
-Claro que es verdad, es un manitas que no solo hace lo que ve: además inventó un montón de máquinas que tiene en su finca y que yo lo vi construir.
¿Cómo es posible que trabaje con esos aparatos? Si a la vista se ven como unos simples ganchos.
Efectivamente que parece imposible, pero con el arte y el dinamismo de ese hombre lo consigue. Trabaja como si tuviera las manos. Sus aparatos son muy simples. Como tú dices, se componen de unas correas, unos cables y el cuerpo de acero, unos cilindros que lleva puestos y cubren casi toda la longitud de sus brazos, pero muy pesados. Yo que los conozco muy bien, no encuentro explicación de cómo es capaz de hacerlos funcionar. Encima de lo pesados que son, trabaja un montón de horas y no cansa, parece como si él fuera de acero también.
Date cuenta, muchacho, de cómo es ese hombre, que aprendió todos estos trabajos después del accidente. Suelda toda clase de materiales, hace cuchillos, cortafríos, punteros, pone bocas a los hachos de mina y templa el acero para que corte como una navaja barbera, es todo un arte.
Desde niño trabajaba en el campo y después en la mina donde era un buen profesional, con 20 años ya era encargado de un grupo de mineros, pero desconocía todos los oficios que hoy domina con todo detalle.
Lo curioso de todo esto es que él mismo hace sus prótesis y él mismo se las pone y se las quita con una rapidez que no te enteras y sin ayuda de nadie. Eso es lo difícil de comprender, le ves ponerlos y al momento a trabajar, sin que uno pueda saber cómo se las arregla. Por si todo eso fuera poco, mandan una fuerza enorme, lo suficiente para sujetar las herramientas. Imagínate la fuerza que se necesita para manejar un guadaño y segar, una fesoria para cavar o un palote para labrar la tierra. Él lo hace con toda normalidad y con un estilo profesional que te quedas mirando como atontado.
Tiene varios pares de prótesis, unas para trabajar y otras para vestir. La moral de ese hombre es incomparable, nos deja asombrados a los que le conocemos de siempre, ¿Cómo no va a ser la atención de la gente? Es un buen conductor, maneja el coche muy bien, lleva un montón de años conduciendo (43 años) por puertos de alta montaña, minas de cielo abierto y por todas partes y sin problemas. Si tiene que entrar en una ciudad y no la conoce, compra el plano, lo estudia y a circular como si viviera en ella.
No se conoce caso como el de ese hombre. No para de trabajar y su cabeza de pensar en diseñar cosas nuevas cada poco.
Acabó de hacer una máquina para abrir avellanas, nueces y almendras que funciona perfectamente, pero le resultan un poco duras las almendras, aunque las abre. No le gustó y diseño otra máquina completamente distinta, que abre 250 avellanas a la vez, varias nueces o almendras. Es un perfeccionista de primera línea, no le vale cualquier cosa. Ya está pensando en ponerle una pequeña tolva con un mecanismo, que ya tiene en su cabeza, para hacerla a nivel industrial. Nació con esas cualidades porque cuando era niño ya hacia cosas que nos dejaba asombrados y nunca pudo parar con sus aficiones de inventor.
Recuerdo que dijo que a los pocos días de perder las manos y todavía en el hospital, ya dejo asombrados a médicos y monjas por las cosas que hacía sin manos ni nada y aunque llevaba una escayola, manejaba la radio, el periódico y otras cosas con una agilidad de impresión.
Es cierto, este amigo se quedó conmigo algunos días porque nunca me dejaron solo hasta que marche a Madrid a rehabilitarme. Lo recuerda con todo detalle, siempre que nos vemos lo comentamos
Alajadro y yo en la Clonica de Madrid
porque es un episodio muy duro de mi juventud, que siempre permanecerá en nuestra memoria.
Puede que haya gente que no comprenda mi forma de expresarme o interprete las cosas de otra manera, pero yo no quito ni pongo más que lo que hay, no me gusta disfrazar las cosas sino presentarlas como realmen
Lo que quiero dejar claro es que se trata de una historia dura pero real. Yo cuando escribo o hablo, sino es para decir la verdad, prefiero callarme. Detesto las mentiras y a quien las dice.
Con todos mis defectos como ser humano, porque nadie es perfecto, pienso que nada es más bonito que caminar por la vida con rectitud, la verdad y ese dinamismo que la produce. Los engaños y la farsa no duran más que hasta que llega la verdad. Lo que sí puedo asegurar es que siempre fue mi lema y me dio resultado, porque las personas valoramos mucho la sinceridad y sencillez. A la corta o la larga las cosas se ponen en su sitio.
El motivo de publicar mi historia no tiene otro objeto más que ayudar a las personas que puedan padecer algún trauma. Es muy posible que yo pueda ayudarles con mi experiencia, después de una lucha férrea durante casi toda una vida de sacrificio.
También tengo que decir que después de tanto sufrimiento y tanta batalla, si el cielo o el infierno me quitaron las manos, no fue lo suficiente como para apartarme del trabajo, de la lucha y del camino del bien. La fuerza de voluntad por superarme y el trabajo me ayudaron a salir de aquel infierno de sufrimiento, donde todo era oscuridad y miedo a la misma vida. Es imposible describir lo que tuve que sufrir y soportar para llegar a dominar las cosas y salir de aquella pesadilla que me atormentó durante largo tiempo.
Después de todo lo ocurrido, debo decir en honor a la verdad que es para mí una gran satisfacción y me encuentro muy contento de haber conseguido eliminar el sufrimiento de mi familia y el mío propio, porque fue demasiado lo que tuvimos que soportar durante varios años hasta que conseguí poder trabajar y defenderme por mis propios medios. ¡Cuánto sufrieron mis padres y hermanos, mis amigos y compañeros de trabajo! Pero con el tiempo y la lucha conseguí llevar la alegría y la sonrisa a todos ellos.
Así se lo había prometido a mi compañero Alejandro cuando tanto sufríamos en el hospital de Sama de Langreo, a lo que me respondió:
-¿Tu qué quieres? ¿Hacer milagros?
-No Alejandro, ni siquiera creo en ellos, pero si somos valientes y no nos dejamos abatir por el miedo lo podremos conseguir.
Pero él no consiguió dejar de sufrir, no pudo con tanto dolor y nunca pudo levantar cabeza. A partir del accidente para él se acabó el mundo, no vivió más que para el sufrimiento y el dolor y la vevida.
Nunca podré olvidar aquellos primeros momentos, cuando sentado en el suelo porque ya no me tenia de pie, mientras que mi padre y Alfonso Cello, un vecino, me vendaban los brazos a toda prisa por la cantidad de sangre que perdía y pensando que me desangraba. Eran tan grandes los dolores que dije a mi padre: Padre, ponerme un paquete de dinamita en mi cabeza y volarla. No me dejéis sufrir tanto. Ya no soporto tanto dolor.
-Aguanta hijo mío. ¿Cómo vamos hacer eso?
Llorando como un niño casi no era a contestarme de la pena que lo invadía, lo mismo que mi madre y hermanos que no podían soportar aquella escena de tanto dolor. Hasta una de mis hermanas se desmayó.
El cuadro que había era dantesco: trozos de carne y hueso colgando de mis muñecas con una pérdida de sangre espantosa. De haber filmado aquella triste situación, creo que poca gente podría soportar el verla. Allí no se conocía mi cara: todo eran heridas y sangre por los cuatro hastiales. Los huesos de mis manos, con la explosión, se convirtieron en metralla y causaron multitud de heridas en brazos piernas y cara con abundante pérdida de sangre por todas partes. Cuando llegamos al hospital ya estaba casi desangrado y sin fuerzas ni para moverme. Lo primero fue poner sangre para después operarme. Es increíble lo que una persona aguanta. Lo mejor hubiera sido que me desmayara para no sufrir tanto. No fue así: muchos dolores, mucha sangre pero con todo el conocimiento.
La gente de todo el valle, asustada, decía; pobre Arsenio, mejor le hubiera sido morir en el accidente. ¿Qué va ser de él sin manos?
Desde luego que yo también lo prefería, pero aguanté y aunque pasaron sesenta y un años lo recuerdo todo. Eso nunca se borrará de mi mente, ni de la memoria de las personas que vivieron aquellas escenas de dolor y tristeza.
Lo que sí está muy claro es que el aguantar es vencer. Después de la tempestad, sale el sol y para mi volvió amanecer y a vivir con normalidad.
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