Volviendo a mi lucha por llegar a escribir, recuerdo los múltiples esfuerzos que había que hacer durante horas y horas para conseguir mover el cúbito y el radio de mis brazos, aunque este esfuerzo fue la clave para el funcionamiento de las prótesis. Me costó lágrimas y dolores. Pasaban los días y aquello avanzaba poco. La amputación estaba totalmente anquilosada y los dolores eran muchos para mover los huesos. Los tendones tampoco perdonan sus lesiones; estos se sienten lesionados para el resto de su vida. Poco o mucho, nunca dejé de sentir dolor. Tuvieron que pasar varios años para que estos dolores se rebajaran un poco porque, del todo, nunca se fueron. Se van a cumplir 58 años de mi accidente y aún me duelen los dedos y la palma de la mano que ya no existen con cierta regularidad, sobre todo en los cambios de tiempo.
El sufrimiento hace al hombre más duro y más fuerte. Si en principio lo aguantas y no sucumbes ante tanto dolor, a medida que transcurren los años se adapta uno a ello y es entonces cuando puedes soportar ese terrible calvario sin traumatizarte. Es demasiado lo que molesta algunas veces. Cuando escribo este pasaje de mi vida mis dedos y las palmas de las manos, que tampoco existen, me duelen en cantidad. ¿Por qué tienen la desgracia de tener que anunciar el maldito cambio del tiempo?
Puedo describir mi situación en tres etapas distintas en cuanto a ese tema. Los primeros años mis manos me dolieron muchísimo, un dolor insoportable. Con el pasar del tiempo hubo un bajón. Más tarde los dolores fueron menguando hasta no doler más que durante los cambios de tiempo. En el verano del año 2002, regresaron los dolores y ya no me dejaron. Unas veces son más fuertes que otras. Cuando más se sienten es al llegar la noche y sobre todo en el verano, por sus múltiples variaciones de las grandes nubes que invaden el espacio. Esas corrientes de aires cambiantes, que con mucha frecuencia desplazan las enormes nubes de un lado para otro son las causantes del reuma articular de mucha gente y sobre todo de los dolores de los miembros lesionados. Es algo que no logro entender. No sé porque los hombres estamos regidos por los astros, las nubes o los demonios a la vela. Está muy claro que ejercen su influencia sobre nosotros en cantidad, porque no hay ningún motivo aparente que justifique estos dolores después de tantos años. Ni la medicina lo comprende, se limitan a llamarles “dolores fantasma”.
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