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El viernes 21 de febrero del 2003 empezamos en la finca con los preparativos para la hacer los chorizos y morcillas. Allá pasamos 12 días de trabajo y otros más salteados. Lo primero fue preparar la leña para curar los chorizos, morcillas y jamones. Después limpiar las máquinas y el lugar donde se trabaja todo el samartín, así como en lugar donde  se cura todo en samartin. Lo que supone trabajo y tiempo.

Después de terminar de hacer el samartín había que cuidar el fuego unos cuantos días para mantener un calor y ahumado normal, porque también es un pequeño arte, el saber cúrralo. Lo mismo los chorizos que las morcillas  y el jamon, tienen un punto de curado que les da un gran sabor, pero que no salgan con el sabor al humo ni muy curados para que no se queden demasiado secos.

Terminado de hacer el samartin, empezamos con la restauración de la pomarada de arriba. La de abajo se quedaría para el próximo año, no pudimos con tanto trabajo. Fue un trabajo de muchos días para Mateo mi consuegro y yo. Esta plantación había empezado a secarse por tener ya cuarenta años, ya fallaban casi todos los árboles.

Los trabajos de una plantación consisten en hacer pozas de 1 metro de ancho por 0,80 de profundidad, a pico y pala. Una vez cavada se ponen sucesivas capas de estiércol, tierra y abono  mineral. La tierra de la superficie que es la mejor se pone en el fondo  y en cimas de estiércol para ir echando el resto de tierra y abono mineral hasta llenar toda la poza. Luego se espeta una madera bien profunda como fiador para que se pueda sujetar el árbol atado con una cuerda floja y no se caiga, ya que el árbol va colocado en la superficie, y con una profundidad de 20 cm. Lo suficiente para que tape las raíces pero no al injerto que suele estar en la parte más baja del árbol a una altura de de 25 cm

Aunque la raíz central del árbol vaya hacia la profundidad con el tiempo, el resto van creciendo muy cerca de la superficie por ser donde más alimento recibe, pues los que van muy fondos nunca producen frutos. Sus raíces en lugar de extenderse para alimentarse, no pueden por la dureza de las profundidades y se quedan en un círculo muy pequeño aprisionadas, de donde no pueden salir ni alimentarse. Además, el injerto nunca se puede enterrar porque el árbol se volvería bravo como el que no ha sido injertado. Es mejor plantar menos y hacerlo bien.

La antigua plantación de pomares la había plantado al comprar la finca y depuse de terminar de construir la casa. Duró cuarenta años y dio una gran producción durante todo el tiempo. A pesar de que nunca fue sulfatada y por lo tanto más machacada por los insectos, pues a mí nunca me gustaron los sulfatos, aunque se pierdan alguna cantidad de fruta por el dichoso gusano. Las frutas en nuestra pomarada siempre fueron ecológicas y lo siguen siendo como todo lo que producíamos.

La pomarada de abajo fue hecha un poco más tarde por el dueño de aquella finca, que mas tarde se la compre para unirla a la nuestra. Ésta, a pesar de ser más joven ya estaba como la otra. Creo que por la situación del propio ecosistema, ya que la de arriba esta mucho mas azotado por los vientos y más secano. La de abajo esta en lugar más hondo y mucho más húmedo y menos ventilada A pesar de estar tan cerca en la parte de arriba es mas ventilado y mas soleada, lo que le da fuerza a los arboles. No solo porque duran más, también producen mejores fruto y más sabrosos, hay una diferencia abismal en todos los frutos lo mismo en los pomares, que en las patatas lechugas o cebollas. Todas estas diferencias tan notables, forman parte del ecosistema.

Aunque la pomarada de abajo no iba ser restaurada hasta el próximo invierno, pedí los arboles que necesitaba para tenerlos preparado para  el próximo año y poder ir haciendo las pozas con más tiempo para no llevar esa paliza de trabajo en pocos días. Estos árboles se pueden mantener largo tiempo en cepellón y colocados en una zanja con buen alimento y regándolos con cierta frecuencia.

En esos momentos y como todos los días después de la batalla de trabajo, me dolían los brazos en cantidad y la columna, “la bisagra”, también me daba la lata bastante. Los duros esfuerzos no perdonan. Como siempre tardarán unos cuantos días más en pasar, pero hay que aguantarlos. La afición de un hombre es mayor que los mismos dolores, por mucho que intento dejar de trabajar no lo consigo, aunque procuro apartarme muchas veces. Suerte tengo que aunque me duelen por el día, por la noche duermo muy bien y eso me libera del dolor, por lo menos en ese tiempo no me entero. Dormir bien es algo muy importante y aunque nos parezca difícil, el trabajo y el cansancio son un buen remedio para dormir bien a parte de encontrase uno ajil  y en forma.

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