Get Adobe Flash player
Calendario
diciembre 2024
L M X J V S D
 1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
3031  
Historial
Temas

Cuando una tarde de verano, íbamos de paseo por Candás, mi esposa, mi suegra y Pepe, nos encontramos con una excursión de Sotrondio, después de saludarnos como corresponde a los vecinos. En aquel grupo se encontraba Guillermina Peralón y su marido Vicente, que siempre nos tratamos mucho por ser vecinos de pueblos cercanos y por trabajar en las minas. Había que tomar un refresco, la tarde estaba calurosa. Nos dirigimos a una sidrería y después de refrescarnos con un culetín de sidra, Guillermina me dijo:

-Arsenio, ¿cuándo terminas de escribir el libro? Hay mucha gente que lo espera y yo no quiero morirme sin leerlo. A pesar de los cuarenta y siete años que pasaron no olvidamos aquel día en el que todos lloramos por ti. Ya sabes que nuestros dos pueblos están enfrente uno en cada lado de las dos montañas, donde Sotrondio queda en el medio. Aquel triste día en el que tu valle lloró por ti, todo nuestro pueblo, mirando al tuyo, también lloráramos. Mis hermanos trabajaban en el mismo pozo y te querían mucho porque fuiste compañero de trabajo.

Aquel día lo pasamos fatal, no solo nosotros sino todos los que te conocían. Nunca más nos olvidamos de mirar para aquel, tu pueblo, al que dejas en buen pabellón. Ese día todos pensamos que mejor sería que te hubieras muerto en el accidente, por lo mal que auguramos tu porvenir. Pensando que a dónde ibas a ir sin las dos manos. En cambio mira hoy, das lección de cómo se trabaja. Por eso y por tu gran forma de ser y lo trabajador que  eres, nadie se olvida  ese día ni de ti. Es digno de ver cómo te defiendes y con qué naturalidad. No te extrañe que seas la atención de la gente, porque adonde quiera que bayas ya no hay otro  cosa que hablar porque sabemos lo bien que reaccionaste. Te pusiste a trabajar como si no te pasara nada. Con unas fuerza de voluntad tremenda. Seguro que todos pensamos lo mismo, que ya no podrías levantar cabeza, y mira a dónde llegaste. Así fuiste de fuerte y así mereces que te lo digamos.

-Gracias, Guillermina, por lo mucho que me aprecias, y gracias también a todos por lo bien que me miráis. Lo sé mujer, sé que todos me apreciáis. Yo también os aprecio a todos pero sobre todo a tu familia y a tus hermanos. Yo tampoco me olvido de vosotros. Lo que si os puedo decir es que la suerte me acompañó y pude levantar cabeza, eso sí que fue muy importante. Sé que todos lo festejáis con alegría, desde aquí os envío un abrazo a todos, y os deseo lo mejor.

La escuché con mucha atención, al igual que a su marido Vicente. Los dos razonan las cosas con fundamento. Recuerdan y conocen lo que esto supone. Vi en ellos el cariño de la gente hacia quien cumple y trabaja. Me gustó mucho su forma de ver y explicar con detalle muchas cosas. Les di las gracias por haber recordado aquellos tiempos cuando trabajé con sus dos hermanos, Albarín y Emiliano, dos buenos compañeros y dos hombres de batalla, trabajadores y muy buenas personas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *