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Cena con el Dr. Raymond Antevi y su esposa, uno de los jefes de Norberto. Viven en un bonito chalet a las afueras de Glasgow. El Dr. Antevi Algunas veces acompañar a Norberto a las islas a pasar las consultas externas. Acababan de regresar de un viaje y aprovechamos para cenar todos juntos. Este señor aparte de ser un buen especialista en psiquiatría, es muy buena persona y aprecia la labor de nuestro hijo como psiquiatra. Nos dijo a mi esposa a mí que era muy trabajador y un buen profesional, que la apreciaba mucho.

Estos señores tiene como mascota a dos bonito cerdos, pero ya de gran tamaño porque estos los tiene de por vida y hasta que se mueran de viejos. No se les puede hablar de comerlos porque se disgustan.

El sábado siguiente cenamos con Archie, Lina sus dos niñas y Flora, hermana de Archie, en su casa situada muy cerca de la bahía, en una gran pradera rodeada de un buen jardín, además de un bonito cenador para tomar el sol. Es una propiedad de mucha envergadura. Como siempre estaban Kenny y Grace, que por ser familia son inseparables. Kenny y Archie tocan casi todos los instrumentos de música y cantan muy bien. Organizan muy buenas fiestas y se viven whisky en cantidad.
Al día siguiente tuvimos otra comida con el Dr. Raymond Antevi y su esposa en un gran restaurante a 60 kilómetros al sur de Glasgow. Bajamos desde Lochgilphead, a una distancia de algo más de 200 kilómetros. La comida fue excelente, a base de venado y otras cosas todo a la inglesa, pero muy bien preparado. La señora de del Dr. Antevi es muy hábil, muy trabajadora, sociable y con mucho gusto para elegir la comida y muy buena cocinera.

Este día no pudimos estar todo el tiempo que quisimos con ellos pues, aparte de la distancia, queríamos localizar un camión español que sabíamos que estaba rodando en dirección a Oban, a buscar marisco para una cetaria asturiana. Nos enteramos de este camión visitando la bahía de Ardfern el fin de semana anterior. Vimos un camión aparcado con matrícula española, de los que llevan los mariscos. Muy cerca de él había dos señores y les preguntamos si sabían a dónde viajaba el camión. Nos dijeron que iba a San Sebastián, que no había ningún inconveniente para llevarnos unos paquetes.
No pudo ser porque para poder enviar unas artesanías de madera queda muy lejos de nuestro pueblo para ir a buscarlas. Le s dimos las gracias por lo atentos que fueron con nosotros.

Uno de aquellos señores nos dijo que había un camión que va desde Oban hasta Asturias, también con marico, y que llega los domingos por la tarde para cargar el lunes o martes.
En efecto, aquel día salimos de Glasgow a las 6 de la tarde con intención de subir hasta Oban. Cuando ya habíamos rodado unos 100 kilómetros y después de coger el desvío en Tarber para Oban, vimos al camión. Le dije a mi hijo:
-Procura si puedes adelantar dos coches que nos separan del camión, porque en el próximo cruce yo podré bajar con rapidez para pararlo. Si no lo conseguimos tendremos que seguirlo hasta Oban y nos quedan muchos kilómetros que rodar.

Tardamos en poder adelantar a los coches y en el stop de un cruce como estaba previsto, salí y lo paré. Le explique el motivo, el conductor un joven muy atento dijo que iba aparcar el camión para no entorpecer la carretera y tomar algo. Fue una suerte porque de no ser por él nunca podría tener esta artesanía Escocesa que mantenemos con mucho aprecio.

Cuando caminamos por el mundo algunas veces nos encontramos con sorpresas. El joven camionero se bajo del camión y pidió permiso a un señor para aparcar de lante de lante de su casa un momento mientras tomamos un refresco. Yo estaba con el conductor cuando le pidió permiso y se lo concedió. Pero el individuo no sé si porque tardamos un poco más o por lo casca rabias que era, llamo a la policía. Llegaron al bar preguntando por el conductor. Salimos a la calle y dijeron que lo denunciaba el dueño de la casa. El conductor le explico que había pedido permiso y se lo dio.
Si que se lo pidió pero dice que es demasiado tiempo parado allí. Los policías muy atentos dijeron quítelo de allí y no pasa nada. Les dio las gracias y nos marchamos.

El dueño de la casa estuvo todo el tiempo mirando por una ventana escondido de tras de las cortinas, segura mente para ver si los policías multaban al conductor del camión. Fue una sorpresa para nosotros que lo denunciara, no se puede comprender porque lo denuncio.

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