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A través de lo publicado en la Nueva España con motivo de la presentación de la maquina en Pajares. Un asturiano en Madrid lo vio en el periódico y se lo comunicó a una periodista también asturiana, que trabajaba en el programa Esta Noche Cruzamos el Mississippi. La periodista en cuanto le entregaron la hoja del periódico, me llamó por teléfono. Me dijo que tenía el periódico con lo de mis inventos, que sería muy importante presentarme en el programa. Me quedé pensando un momento antes de darle contestación.

                -Arsenio, ¿no está ahí no me oye?

-Sí que estoy 

-¿Y por qué no me habla?

-Porque estaba pensando.

-¿Qué pensaba? ¿Me lo puede decir?

-Pensaba que no merece la pena.

-¿Cómo no va a merecer la pena, hombre? Su vida es muy interesante. ¿No se acuerda de lo que le dijo el periodista Sr. Cuesta, de que es usted portador de una  experiencia muy importante?

-Sí que lo recuerdo.

-Bueno, pues es muy necesario que la gente le conozca. Tiene que aceptarlo.

Me había dado tiempo a pensarlo y le dije:

-Lo acepto con una condición.

-¿Qué condición me pone?

-Es muy fácil: que en el reportaje salgan algunas de mis máquinas.

-Eso está hecho, no se preocupe. ¿Cuándo podemos ir a su finca a hacerle el reportaje? ¿Puede ser el viernes? 

-Sí.

-Bueno pues quedamos para el viernes, después del medio día. 

-De acuerdo. 

Nos despedimos hasta el viernes.

Llegaron la periodista asturiana y dos chicos más. Fueron muy atentos los tres. Era una tarde del mes octubre de 1996, estaba algo fresco. El rodaje llevó toda la tarde, aparte de haber preparado durante dos días las máquinas y sacar algunas a la pradera. Tuve que rodar hasta desnudo de medio cuerpo para arriba, a pesar de lo fresco que estaba, para ver mejor mis aparatos y mostrar cómo los puedo quitar y poner yo mismo, y sin ayuda de nadie, además de trabajar con ellos: soldar, limar piezas, tirar de paique, barrenar, remachar y hacer diversos trabajos de taller.

Al terminar, como es normal,  les invitamos a merendar a base de productos de casa. Chorizo, jamón, una buena tortilla como las hace mi esposa, pan y vino todo de casa, entre otras cosas, lo que mucho les gustó.

Mientras que merendábamos, mi yerno Javier les dijo que debían filmar  más máquinas. La periodista dijo.

Eso no es posible, porque para eso tendrían que hacer un programa solo para Arsenio y sus máquinas.

Le pregunté si sacarían dos por lo menos y dijo que sí, que el programa iba ser de tres a seis minutos, según le pareciera al Sr. Navarro y que daría tiempo suficiente para mostrar alguno de mis inventos. También les pedimos que nos avisaran con algunos días de antelación, para poder decirlo a mucha gente que lo quería ver y sobre todo poder avisar a mi hijo Norberto  que se encuentra en el extranjero. Ya que lo podría ver a través del Canal Internacional. Prometieron que así seria.

No cumplieron con nada de lo prometido, no sacaron ninguna máquina, ni nos avisaron hasta una hora antes del programa.

Estábamos cenando y tuvimos que dejarlo para llamar por teléfono a la familia y amigos. La llamada la hizo una persona que no conocemos a las diez y media de la noche, y salió el programa en la tele a las once y media. Ni la asturiana, que tan buena nos pareció, ni sus compañeros de equipo, tuvieron la amabilidad de hacer una llamada. No nos dio tiempo a nada. Pronto se olvidaron de cómo les habíamos tratado. El comentario de toda la familia fue: “¡qué poca o ninguna delicadeza tuvieron! A nadie le gustó su forma de comportarse.

No se había equivocado mi yerno, cuando aquella tarde al llegar a casa me dijo:

-Arsenio, nunca quisiste estas cosas de publicidad, y esta vez te veo muy ilusionado por dar conocer a la industria tus máquinas y no lo vas a conseguir. El Sr. Navarro, según las criticas, tiene poca palabra y te la va a armar. Lo más seguro será que no presente ninguna de tus maquinas.

-¿Cómo van a faltar a lo pactado? Esa fue mi condición y la aceptaron. Es de suponer que serán gente de palabra, desde luego yo así lo espero le dije: porque de lo contrario no lo hubiera aceptado hacer el reportaje.

A mí lo que me interesa es dar a conocer a la industria las maquinas por si se puede vender alguna. Lo que no me hace falta ninguna es salir yo en la TV, mi historia ya es conocida por la gente bastante.

Todo salió como lo pinto mi yerno Javier. Así de mal se portan algunas personas y así de fácil incumple lo que prometen. ¿Por qué tienen que ir por el mundo engañando a la gente? Pienso que eso no es de personas normales, no se puede tratar a la gente como si fueran animalitos. El pecado lo llevan ellos sobre sus hombros, pero nosotros el disgusto de saber que hay gente capaz de engañar en una cosa tan sencilla. ¿Por qué no dijeron al principio que no sacarían las máquinas? Yo, tan tranquilo, no hubiera hecho el reportaje y en paz.                 

En aquellos días fuimos mi esposa y yo a la feria el “Mercaón” de Cabaña Quinta. Una de las mejores ferias del país. A dónde íbamos desde siempre, gente toda la provincia y de muchas partes más de afuera.

La gente que me conocía, y muchos más con ellos, se sentía muy disgustada. Todos me dijeron lo mismo: “son unos traidores. ¿Por qué no sacaron las máquinas? ¿Por qué te engañaron miserablemente? Seguro que si fueras hijo de alguien importante, por hacerte la pelota, te pondrían en lo más alto, pero como tú eres minero, te dejaron en tierra. Un inventor sin sus maquinas. Todos queríamos verte con ellas. Eres nuestro paisano y queremos demostrar lo que somos los mineros, porque también hacemos cosas importantes y sobre todo en tu caso, que nadie lo cree sin no lo ve. Vergüenza les tendría que dar a esos señores si la tuvieran”.

Recuerdo que fuimos a casa de unos amigos José y Rafaela, a despedir a uno de los hijos que iba a la mili. Estábamos tomando una cerveza cuando llegó una de las hijas, Sonia, que trabajaba en la caja de un gran comercio, por el que pasaba mucha gente. Después de saludarnos nos dijo:

-¡Ay, Arsenio, la que armó la tele con tu reportaje! Los que no te conocen discuten que todo es un montaje de Pepe Navarro y tuyo. Dicen que cómo puedes hacer sin manos tantas cosas. Ya me duele la cabeza de explicarles que eres nuestro amigo, que todo es verdad y que yo misma te vi hacer muchas cosas de taller, lo mismo que mi padre y hermanos, que conocen mejor que yo todos tus inventos, pero siguen diciendo que no puede ser cierto. 

A esta chica se le veía muy preocupada, le pareció mal que la gente dudara de lo que ella conocía bien. La gente protesta porque no sacaron tus máquinas e incluso hay alguno que tan a disgusto quedó, que dicen tenía que escribir a Pepe Navarro, explicándole que la gente quiere saber la verdad.

Lo entendía perfectamente, yo también me sentía mal y decidí escribirle, aunque de nada iba a servir. El Sr. Navarro ni se molestó en contestarme. Así de mal se portó conmigo y por segunda vez. Lo que hizo no sirvió más que para intrigar a la gente, a los que me conocen, por lo mal que lo explicó y no poner las máquinas, y a los que no me conocen, por falta de información al durar muy poco tiempo. Por ese motivo se quedaron con la duda de si realmente era como se comentaba o no.

Transcribo literalmente la carta que le envíe al Sr. Navarro:

Sr. Navarro.

Esta noche cruzamos el Mississippi. 12 de Noviembre de 1996

Telecinco.

 Sr. Navarro.

Ante todo un saludo y pedirle tenga la bondad de concederme unos minutos de su tiempo.

Soy Arsenio Fernández García,  de Sotrondio, Asturias, que el día veintinueve del pasado mes, presentó en su programa, un pequeño fragmento de mi vida.

El motivo de estas líneas, es que la gente a partir de ese día, unos por teléfono, otros por carta o en la calle, no dejan de decirme que no puede ser que usted haya empleado tan poco tiempo en algo tan serio. Dicen que apenas se enteraron y que el mensaje que el público debía recibir de mí caso, fue otra cosa y que todo el mundo considera importante, por tratarse de un caso tan difícil como duro para poder trabajar.

Dicen que mi vida bien explicada tiene que dar la vuelta al mundo y también que es impresionante ver trabajar a un hombre en estas circunstancias, que solo se puede creer viéndolo. Además, hay mucha gente que precisa ver estas cosas para reanimarse de algún trauma que puedan padecer. Son palabras de multitud de gente, no mías, de eso puede estar seguro.

Sr. Navarro, le puedo asegurar que todo lo que le explico  es cierto. A mí no me gusta la mentira ni demagogia. No dejan de pedirme que le escriba para que en directo, con su habilidad para explicar las cosas y con mi forma de trabajar; podamos mostrarles la verdad. Me dicen que algunos piensan que es un montaje, que les parece imposible que un hombre sin manos pueda conducir un camión o un coche y mucho menos construir sus aparatos. No  se puede imaginar la que se armo con tal reportaje. Hasta hubo alguien que dijo.

Esto es como lo de la gallina y el huevo. ¿Quine salió el primero?

Sr. Navarro, estoy muy disgustado porque yo nunca hice más montajes que el de mis máquinas. Además, dicen que dónde están esas máquinas hechas por mí, que por lo menos debería verse alguna.

Espero que presente con un poco más de detalle, algo que la gente considera muy importante  y poder demostrar que nada de esto es un montaje, sino una realidad que se puede demostrar.

Espero saludarle personalmente.

Fdo: Arsenio Fernández

Creo que esta forma de comportarse falta a la ética profesional. Es una falta de consideración hacia el público y un engaño miserable hacia mi persona. Faltaron a lo que prometieron y a lo que yo les pedí como única condición para ir al programa. Nunca debí haber aceptado, porque, al igual que mucha gente, tampoco me pareció serio aquel programa como para presentar un tema importante como éste, que es necesario para levantar el ánimo de gente que está padeciendo, como yo padecí al principio. Aunque haya tenido la suerte de asumir la dura batalla que me esperaba al principio, el sufrimiento y los inconvenientes fueron de terror, ya que me parecían imposibles de combatir.     

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