Después de construir mi casa y vivir en ella, otro problema, no había agua en todo el pueblo. Escavé en distintos lugares para examinar una tubería que sabia había abandonada ya de varios,
Esta fue instalad por la Duro Felguera para subir agua para el servicio del pozo minero y que más tarde abandonó por ser poca. Por lo que puso una gran instalación de bombeo desde el río Nalón.
Pensé que esta tubería se podría aplicar para subir el agua a nuestro pueblo y también al botiquín y a las oficinas de la empresa. Hablé con los ingenieros por si me autorizaban. Ya que esta seguía siendo propiedad de la empresa. Les pareció normal y hasta necesario, pues ellos no sabían de esa tubería, que era muy importante para dar este servicio a las tres partes. Además de darme la autorización. Me prometieron ayuda con el personal del Pozo para realizar las tareas de excavación de 80 metros de longitud de una parte que había que realizar en la entrada del pueblo. Yo me encargaría de dar las vueltas con el Ayuntamiento y dirigir las obras.
Bajé a visitar al Alcalde y le expliqué que ya existía casi toda la instalación de tubería, solo faltaban unos 80 metros, desde la vertical del depósito, frente a las oficinas, hasta delante de las casas. Se trataba de una pequeña obra, pero de una gran importancia, por dar agua a todo el pueblo, además de al botiquín, donde se curaban los mineros las heridas y se lavaban con el agua negra del río Nalón. El señor alcalde, que era muy político, nunca me dijo que no, pero tampoco que sí. Por muchas visitas que le hice durante largo tiempo, siempre regresaba de la misma forma, sin saber nada del tema. Siempre se salía por peteneras. Pasaba el tiempo y después de dos años y medio de lucha y de visitas inútiles, siempre me engañaba y el agua no llegaba. En una de esas visitas salí como entré, sin conseguir nada, pero al salir a la calle me esperaba un señor, una gran persona.
-Arsenio, ya llevas demasiado peleando para dar agua a tu pueblo y nadie se molesta en ayudarte. El Alcalde te engaña. Eres un hombre luchador y lo mereces porque te hace mucha falta, pero este pollo no quiere gastar dinero. Lo malo es que nunca te dará el agua y eso me duele mucho. Lo tienes todo a tu favor, primero, porque ya está la instalación casi hecha, segundo, eres merecedor de ella, tienes una industria por la que pagas tus impuestos y también tienes la ayuda de los ingenieros, que son tus jefes y te aprecian mucho. No me descubras, yo también te aprecio mucho y me da mucha pena que te siga engañando miserablemente. No solo mereces ese agua por el que luchas ya desde hace años, sino mucho más por trabajador y formal que eres.
Lo conseguirás como yo te diré. Llegarás al pueblo y dirás que tienes el agua concedida. Pedirás ayuda a la Empresa, reclutarás a los que puedas del pueblo, que pocos van a ser, pero alguno habrá. Comenzarás la obra, abrirás las excavaciones hasta tu casa y cuando todo esté preparado bajarás a verle y le dirás que ya está todo a punto para meter la tubería. Que el pueblo se puso hacerlo porque creyó que ya estaba autorizado después de tanto tiempo de espera. Nada podrá hacer. Contigo no se meterá, se callara y te mandará todo lo que haga falta, así de fácil.
Este amigo, me dijo que no tuviera miedo a nada, nada me podía hacer. Luchaba por una causa justa como era dar agua a mi pueblo. Si aguantaba en la primera entrevista, luego ya todo estaría resuelto.
Yo no podía entender aquello que me proponía aquel gran hombre. Era superior a mí, nunca serví para esas cosas, pero que me oriento y con toda la razón. No claudiques Arsenio, hace como te dije, me lo prometes, si no te decides nunca lo conseguirás.
Le di las gracias y sin pensarlo más, pero muy preocupado, subí y hablé con mis jefes para que al día siguiente me dejaran dos hombres y dos martillos de picar. Mande a la gente que se preparara. Se comenzaron las obras y en pocos días se hicieron las excavaciones. Amenazaba con llover muy fuerte. Bajé a ver al Alcalde, que siempre me engañaba, pero esta vez iba a ser él el engañado, porque se la tragó con rabo y todo. Desde luego, yo iba muy nervioso, reconozco que no sirvo para estas cosas, pero esta vez era necesario actuar de verdad. El hombre que me había orientado era muy inteligente y confié en él porque era una gran persona y sabía que no me engañaba. Me di cuenta que tenía toda la razón para aconsejarme de aquella forma y eso me dio fuerzas. Era en favor de la verdad y del derecho de mi pueblo al que, a pesar de estar al lado de la capital del concejo, a una pequeña distancia de 400 metros, tenían abandonado, sin agua, sin alcantarillas. Hasta con poca energía para la luz, era muy pobre, para las casas, las bombillas más bien parecían velas. Pues si ya en ese tiempo teníamos luz en casa había sido gracias a que yo la había pagado. Tampoco teníamos alumbrado en las calles, pues ni siquiera había fuerza en la tensión que alimentaba las casas. Cuando vine a este pueblo y después de hacer la casa, solicite energía industrial. La Empresa ERCA me dijo que si quería energía que tenía que pagar 8.800 pesetas por la diferencia del nuevo transformador. Alegando que el que había no tenía potencia muy pobre, no servía ni para poder leer por las noches.
Parecía como si nuestro pueblo no constara en el mapa. Los de la compañía ERC. Que eran los que cobran el beneficio de más consumo de todo el pueblo, no tenían derecho a cobrar nada sino, a dar un servicio normal al pueblo. Pero si quise dar más energía a mi pueblo yo la tuve que pagar.
En aquellos tiempos hacían lo que querían sin que nadie tuviera derecho a nada más al que ellos imponían. Aquella cantidad de dinero era mucho para esos tiempos y sobre todo para mi débil economía.
Cuando me alejaba, aquel hombre que me apreciaba y que quería ayudarme de verdad, se acercó de nuevo y me dijo:
-No te acobardes, no se trata de una mentira para lucrarte tú, sino de una maniobra un tanto política para defender los derechos de tu pueblo y no te olvides de que tienes toda la razón para exigir ése agua que a todos nos es tan necesaria. Sigue adelante y vencerás. En este caso, me dijo, el único que engaña es él porque es un zorro político. Lo tuyo no es una mentira, solo es una forma de luchar por la verdad y el derecho de un pueblo.
Una vez que todo estaba a punto para meter la tubería, bajé al despacho del Alcalde. Le expliqué que todo estaba en orden para comenzar la instalación de la tubería. Sorprendido me dijo:
-¿Cómo se empezó esa obra sin autorización?
-No lo sé. El pueblo se puso y lo hizo. Lo malo es que si no actúas con rapidez podemos parar el Pozo sin querer. Parece que vine una tormenta que va a llover mucho y es peligroso, pueden hundirse los muros y dejar la carretera bloqueada.
A pesar de su gran sorpresa, dijo:
-Pero, si no tengo el aparejador porque está de vacaciones y además estamos enfadados. Yo no puedo llamarlo.
-Eso no es problema, yo le llamaré. El me debe favores. Somos catorce hermanos y todos le dimos la obra de nuestras casas, acaba de hacer la última de uno de mis hermanos, la que yo mismo lleve su administración técnica con él. Dime donde está de vacaciones y lo busco.
Me dijo donde podía encontrarlo. Yo no tenía carnet de conducir, sí teníamos ya nuestra primera furgoneta, una Seata 600, muy buena, por cierto. Llamé al conductor para que me llevara.
Me costó rodar toda la mañana, pero al medio día dimos con D. Isaac, el aparejador. Le conté lo que había y le dije que sentía mucho el molestarle, pero que se trataba de un apuro y que yo mismo le pagaría. Me dijo que no me preocupara, que al día siguiente, a las 9, llegaría sin falta. Prepara me dijo: todo lo necesario para hacer el presupuesto, incluido la cinta métrica.
-Le dije que solo hacía falta su presencia. Le di las gracias y me fui contento y tranquilo, pues la gran nube quedaba atrás. A las nueve, como había prometido, allí estaba, El Señor Isaac Aparejador del Ayuntamiento. Fue un caballero con migo se porto muy bien, aunque quise pagarle no me cobro nada y muy atento hizo todo para ayudarme como tenía que ser. Lo que mucho le agradecí. Medimos, bajamos al Ayuntamiento y mandó al camión a buscar la tubería a Gijón. Me ayudó desinteresadamente y me dijo:
Arsenio, me alegro mucho que hayas conseguido el agua, siempre considere que era una pena que un pueblo tan cerca de la villa no le diera agua. Presta ayudarte me dijo: porque eres muy emprendedor, además de trabajar mucho. Tendió su mano para saludarme y me dijo: en hora buena amigo, bien te lo mereces, ya tienes agua. Si precisas algo me llamas.
Muchas gracias Isaac, Nunca olvidare el gran favor que acabas de hacer.
Es digno de destacar la actuación de este D. Isaac el Aparejador. Siempre lo, recordare con afecto por lo noble y atento que siempre fue con la gente de estos pueblos. Le conocí muchos años trabajando y siempre cumplió con su deber.
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