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Archivo diario: 3 septiembre, 2018

              ¡Hola José! ¡muchas gracias por tu comentario!. Todo esto me recuerda a la gran diferencia de valoración de las cosas, de unas personas a otras. Algunas veces cuando ha salido un reportaje  hablando de mi caso en la prensa o TV, ha habido diversas opiniones. Algunos dicen que es imposible trabajar sin manos, otros lo exageran y dicen que eso solo lo hace un genio. Ni lo uno, ni lo otro. Ni es tan imposible que se pueda trabajar, ni hay ningún genio. Aquí solo hay un hombre con ganas de trabajar, una gran fuerza de voluntad y de luchar por la vida y nada más.

           Que es muy difícil el recuperarse, y el aprender a trabajar es cierto, pero no imposible. Algunos lo hemos conseguido, otros no.

            Por ese motivo tardé varios años en admitir los reportajes. Hace unos cuantos años, el periodista Cuesta, quiso hacerme un reportaje para la prensa. Pero a mí no me pareció el momento.

            Cuesta me dijo: -¿qué pasa Arsenio, estás quemado con la prensa?, ¿por qué no quieres dar a conocer tu forma de trabajar, que tan importante es?

          -No estoy quemado con nadie. No es esa la razón, Sr. Cuesta. Si la gente de los pueblos cercanos no se cree, como trabajo con mis aceros, peor lo van a creer a través de un reportaje los que no me conocen. Hasta es posible que digan cuando me vean: -Mira ese, dice que hace toda clase de trabajos, que labra la tierra y hasta siega la pomarada con el guadaño. Pues sí, y por si eso les parece difícil. Hasta doy cuerda al reloj antiguo que me dejó mi padre. Todo esto que les parece imposible, para mí es normal, después de estudiarlo y hacer pruebas durante muchos años y adaptando las herramientas a mis posibilidades, para poder trabajar. Porque sin trabajar, nada se consigue.

           No solo tuve que aprender a trabajar de nuevo con todo, hasta tuve que aprender a escribir. Para mucha gente es imposible, lo sé por mis amigos y otras personas que vinieron a ver cómo trabajo en mi finca.

           Recuerda tú, que cuando hice el jardín y transporté un camión de treinta mil kilos de tierra en carretilla, para tapar el relleno de escombro que había, vinieron hasta de Madrid y, de otras partes más a ver si era vedad.

           Hubo una señora madrileña, que vino a verme y me dijo: -Sr. soy de Madrid y vengo a verle porque el año pasado estuvimos aquí de vacaciones y, cuando marchamos mi marido lo vio trabajar y yo no. Por eso este año cambiamos las vacaciones.  Mi marido pensaba ir a otra parte, pero yo le dije, vamos Asturias, quiero conocer al Sr. sin manos, que es un artista. Le felicito, me alegro mucho de conocerle. Trabaja con tanta facilidad que no se le nota la falta de sus manos.

          Mientras que haya mundo, siempre habrá diversas opiniones. Hasta hubo quien dijo, después de ver algún reportaje televisado haciendo trabajos de taller, que eso era un montaje. Imposible el trabajar sin manos, dicen algunos. Pues no es imposible, aquí se  puede ver lo fácil que puede llegar a ser, tras años de experiencia. He trabajado toda mi vida. Primero con manos  y después sin ellas y he superado los problemas. Bien claro está, que hace más el que quiere, que el que puede.

             Después de explicarle el motivo de mi negativa, el Sr. Cuesta me dijo que yo era portador de una experiencia muy importante y que no podía llevarla a la tumba conmigo. -Debes presentarla a la sociedad, porque la necesita.

          Le dije: -Sí que es cierto que hay gente que lo necesita, pero hay otra que lo critica. Por eso no me gusta. Sr. Cuesta, le prometo que cuando termine de hacer alguno de mis inventos, procuraré  mostrar diversos trabajos en un reportaje televisado. Siempre, pensando en esas personas que lo necesitan.

            Después de escribir algunos libros, entre ellos mi autobiografía, comencé a publicarla, de lo que me alegro porque una experiencia como esta, puede  ayudar  a mucha gente a salir adelante y a sufrir menos. Con frecuencia recibo correos de gente  a la que le vale mucho y eso me alegra, porque todos aprendemos unos de otros. Me gusta ayudar a la gente, por eso escribo. A  mí también me ayudaron y eso nunca se olvida.

Un abrazo amigo.

 Arsenio Fernández