Sr. Magallares, cierto es que mi ayuda ha sido importante para conseguir su rehabilitación, pero no menos fue, su gran lucha para conseguirlo.
Nadie sabe mejor que el que padece un tremendo trauma, como es el verse sin manos y no poder ni comer.
Solo con pensar lo duro que es el conseguir la pronación supinación de las muñecas, y los dolores que hay que soportar, ya es bastante. Sin contar la dura batalla de a prender a manejar las prótesis, que si no hacen daño por un lado lo hacen por otro. Hasta que la musculatura se adata a la dureza de los aceros, además del peso que al principio rinde los brazos.
No se puede describir con palabras, lo que hay que soportar para conseguirlo y Usted lo consiguió, en hora buena amigo.
Siento pena porque nuestro caso no sea conocido fuera de nuestras fronteras, para animar a muchas personas que como nosotros perdieron las manos. Para que pidan ayuda a sus gobiernos. Es doloroso el pensar que nadie se preocupa de estas personas que pasan hambre por no poder trabajar, cuando lo podían hacer como lo hacemos nosotros. Increíble pero cierto.
Espero que un día se despierte, ese sentimiento de colaboración y ayuda, a los personajes de la política y de otros sectores, que no se acuerdan del necesitado, que sufre y padece en la soledad. Por no poder ni llevarse a su boca hambrienta, ni un pedazo de pan. Así son las cosas y así lo hay que decir, porque pueden tener arreglo, si nos lo proponemos.
Un cordial saludo.
Arsenio Fernández
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